XIX

6.3K 906 62
                                    

—Tranquila, todo va a estar bien.

—No puedo estar tranquila, sólo quiero abordar el maldito avión, y llegar cuanto antes —pronunció nerviosa, sin poder quedarse quieta.

—Candy, ya estamos aquí, no nos falta nada para abordar. Y son sólo dos horas, eso es lo único que nos falta para poder tener a nuestro bebé.

Lo miró, y luego asintió con la cabeza, llevándose la mano hacia la boca, para morder una de sus uñas. Sí, sólo eran dos horas de viaje, podía soportarlo.

—¿Quieres un caramelo?

—Bueno —le dijo tomando un caramelo de miel y menta, que el azabache tenía en sus manos.

Sólo tres horas más, tres horas más y conocería finalmente a su bebé.

***

—Aquí estamos con Tristán —sonrió una mujer de rubia, de más de treinta años—. Y vinimos para que él conociera a Luke.

—Ah... Pues, Luke no está en adopción actualmente.

—¿Cómo que no está en adopción? —preguntó con el ceño fruncido—. A nosotros nos dijeron que el bebé estaba en adopción, a la espera de una familia, y nosotros ya iniciamos los trámites para tenerlo.

—Sí, es verdad, pero los padres biológicos de Luke han aparecido.

—No pueden jugar con los sentimientos de las personas, a nosotros nos prometieron el bebé. Quiero hablar con la directora del hogar —exigió.

—Señora-

—¡Exijo hablar con ella ahora! —exclamó molesta, desconcertando a la cuidadora.

—Primero debe calmarse ¿De acuerdo? Porque aunque Luke sea un niño bestia, no es un animal para que se lo den a cualquiera. En estos casos, siempre se busca que el niño quede al resguardo de su familia biológica, y sus padres han aparecido. Pero de todos modos, la llevaré con la directora, para que le expliqué mejor la situación —le dijo seria, con desconfianza.

¿Por qué tanto interés en Luke? Si bien era el bebé más pequeño que había actualmente en el hogar, habían otro niños, todos humanos, para adoptar.

***

Llegó hasta las puertas del hogar, y las golpeó de forma incesante.

—Candice, cálmate.

—No.

Una muchacha llegó hasta las puertas, y les sonrió amablemente.

—Buenos días ¿En que puedo ayudarlos?

—Mi nombre es Candice Von Der Nooth, tengo una cita para hoy, es urgente, mi hijo está aquí.

—De acuerdo, aguarde un momento, debo-

—No, escúchame —le dijo tomándola de los hombros—. Mi hijo está aquí, yo ya hablé con la directora, quiero-

Dejó de hablar, al ver que en el patio detrás de la muchacha, había una pareja, con un bebé rubio en brazos, hablando con una cuidadora.

—E-Es él.

—¿Disculpe? —pronunció confundida.

BastienWo Geschichten leben. Entdecke jetzt