A tu lado - Soukoku (Terminado)

Capítulo 5: Diez años

- ¿Por qué no vienes con nosotros a jugar al parque, Chuuya-kun? - El pelirrojo se giró para observar a su compañero y le sonrío con disculpa

- No puedo llegar tarde, se enojarán conmigo

- Siempre es lo mismo contigo, nunca vienes a pasar tiempo con nosotros– le exclamo enojado su compañero, pero el pequeño de ojos azules solo se encogió de hombros y se giró para retomar su camino, pero el muchacho lo tomo del hombro provocando que nuevamente se detuviera - ¿Es porque te crees mejor que nosotros?

- No, ¿Por qué creería eso? – Pregunto curioso el pelirrojo, esa discusión la había tenido una vez con Dazai, solo que su amigo había respondido: No me creo, se que soy mejor que los demás. Y la verdad, le había lanzado el cuaderno con el que habían estado repasando solo para que el castaño le respondiera riéndose

- ¡No te hagas el estúpido! Que te saques buenas notas y seas perseguido por todos no significa que seas mejor que nosotros, ¿Sabes por qué? – El pelirrojo se cruzo de brazos y lo miro con una sonrisa, provocando que a su compañero le estallara el rostro de rabia – ¡Nosotros tenemos una mamá y un papá y tú no!

Ambos se quedaron mirándose fijamente, el pequeño de ojos azules miro por unos segundos el cielo para luego devolver la vista a su enojado compañero

- ¿Y qué? Eso no me interesa, no es como si supiera lo que es tener una mamá y un papá, no los recuerdo y la verdad no quiero saber nada de ellos – le respondió finalmente, sacando un jadeo sorprendido del otro

- A mi se me hace que estas envidioso – le respondió frustrado su compañero, y luego comenzó a gritar - ¡Escuchen todos Chuuya-kun no tiene ni mamá ni papá, es un bastardo muerto de hambre!

Chuuya observó como todos los niños que iban saliendo lo miraban con la boca abierta, pero él no había mentido al decir que no le interesaba ese tema, una vez lo había conversado con Dazai, y este le había dicho: No te deberían importar dos personas que nos abandonaron para morir. Con un suspiro se giro para poder irse, no valía la pena enojarse con ellos, teniendo en cuenta que últimamente su poder se descontrolaba más seguido cuando sentía una emocion muy fuerte.

- Te vas porque eres un cobarde- le dijo riéndose el compañero de clase, eso no lo detuvo, pero lo último que le dirigió lo hizo paralizarse – Seguro el amigo del que tanto hablas es igual de miserable y cobarde que tú.

El pelirrojo sintió como la ira tomaba su cuerpo, no le importaba que lo insultaran, eso daba lo mismo, pero con Dazai era otro tema, observó aterrado como en sus manos comenzaban a salir unos tatuajes rojos. El pequeño no quería descontrolarse y que se enteraran, así que comenzó a correr alejándose de la muchedumbre que se había formado fuera de su escuela. Corrió hasta que llego a una pequeña plaza donde se sentó bajo un árbol intentando respirar con calma, esto había estado empeorando últimamente, como si su poder no quisiera seguir escondido mas tiempo, no le había contado a Dazai, pero parece ser que había llegado el tiempo de hacerlo, no fuera a ser que lo vieran más personas destruir cosas. Se sentó durante varios minutos bajo ese árbol, hasta que sintió que estaba atardeciendo. Se levanto con cuidado, acomodando bien su mochila para poder volver a la sede, entonces escucho un pequeño maullido. Curioso comenzó a buscar hasta que dio con un pequeño gatito blanco, que tiritaba de frio en un arbusto.