Capítulo 10: Catorce años

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- Porque no lo intentas decir de nuevo, bastardo - gritaba Chuuya al sujeto que se quejaba de dolor en el suelo, al ver que no respondía, volvió a activar su poder incrustándolo aún más en el concreto

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- Porque no lo intentas decir de nuevo, bastardo - gritaba Chuuya al sujeto que se quejaba de dolor en el suelo, al ver que no respondía, volvió a activar su poder incrustándolo aún más en el concreto.

- ¡Espera! ¡Lo siento, no lo volveré a hacer! - le dijo desesperado al notar que esta vez realmente habían enojado al pelirrojo

Todos se paralizaron mirando al pelirrojo tan enojado, Nakahara Chuuya, el nuevo integrante de la sede en Francia, normalmente era un chico serio, a veces sonreía feliz logrando que todos se detuvieran a mirarlo, pero no era algo que vieran seguido, su mirada era la de un muchacho con felicidad oculta, como si esta estuviera en espera, además, era muy amable, todos sabían que era despiadado a la hora de enfrentar una batalla, pero fuera de eso, era un chico increíblemente agradable. Además de muy atractivo, no era algo que alguien pusiera en duda, tenía el cabello más o menos largo, formando una pequeña cola en su nuca y el color rojo de este, solo daba la sensación de estar viendo un alma indomable, sus ojos solo lo hacían ver aún más bello. Tenía facciones delicadas, dando la impresión de que una persona débil, pero eso solo se refutaba cuando lo veían luchar, aun así, era un muchacho que siempre estaba dispuesto a ayudar y solo atacaba cuando lo retaban a una batalla, despiadado lo definiría bien en esos momentos de lucha, pero extrañamente honrado para pertenecer a la mafia.
Por eso todos a su alrededor estaban sorprendidos por cómo había reaccionado a la burla y acción mal intencionada del subordinado que ahora se quejaba en el suelo, este ya lo llevaba molestando un tiempo, y el pelirrojo solo lo miraba sin darle importancia, después todo al igual que ellos, igual estaba aprendiendo a ser parte de la Port mafia, claramente tenía un nivel superior a todos ellos, pero Kouyou le había dicho que necesitaba aprender a dirigir mejor y que mejor que hacerlo que trabajando en equipo con personas de menor rango y de paso compartía con gente de su edad.

- ¿Por qué no me dices la razón por la que te disculpas? - le dijo Chuuya al sujeto, levantándolo en el aire con su habilidad, este tenía una mirada aterrada, pero se detuvo a pensar, la verdad, desde que el muchacho había llegado el no dejaba de molestarlo
Primero había sido por su pobre nivel de francés, aunque el muchacho había sorprendido después hablando con fluidez al poco tiempo
Luego había sido por su altura, le había gritado enano, este se había tensado, pero con una amable sonrisa le había dicho que se lo dijera de nuevo cuando estuviera en una batalla de practica
Después se dedicaba gritarle cosas obscenas por los pasillos, cosa que Chuuya solo había ignorado con eficacia, como si su presencia fuera innecesaria para tomar en cuenta, cosa que solo provocaba más ira en el subordinado.

Había hecho muchas cosas más, pero nunca el pelirrojo había reaccionado así, con tanta ira, ni siquiera le había dicho una palabra antes de enterrarlo en el cemento de la sede, rompiendo varios de sus huesos en el proceso.

Para aún más sorpresa de todos los que estaban el pasillo en ese momento, Chuuya era conocido por su fuerza, pero esta era sin usar el poder, nunca lo usaba contra los integrantes de la Port mafia, a menos que fuera contra alguien que lo pidiera, y nunca con todas esas ganas de destrucción

A tu lado - Soukoku (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora