𝐕𝐈

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Como explicar las mariposas que Gerard estaba sintiendo en su interior en ese momento, para cualquiera sería una situación tensa, estresante y le provocaría nervios, pero para él no.

Era un chico tan puro que por su mente no pasaban pensamientos turbios, solo sentía esa sensación tan bonita, sonrió al sentir como Frank se relajaba completamente sobre su hombro, se notaba que estaba cansado. Claro el pobre la noche anterior no había dormido nada al estarlo acompañando en ese hospital.

Pasaron cerca de unas dos horas, porque la primer película había terminado y la segunda ya iba por la mitad, cuando Frank regresó a la realidad, se lanzó de la cama con un salto que provocó que Gerard se asustará y saltara en la cama también.

—Auch —tomó sus costillas—. Dios, Frank ¿qué pasa? ¿estás bien? —Gerard lo miraba sorprendido.

—Perdón Gee —comenzó a reír—. Qué estúpido, olvidé dónde estaba y me asusté —siguió riendo como loco, cuando se controló volvió a hablar—. Perdón por haberme quedado dormido e incomodarte, estoy muy cansado sabes.

—Me imagino, no te preocupes. No quise despertarte, así que seguí viendo las películas.

La sonrisa de Gerard era tan linda que Frank quería atesorarla por siempre.

—Esta bien, continúa, yo voy a dormir un rato más en el sofá, si necesitas algo háblame fuerte.

Gerard asintió y Frank fue a acomodarse en un sofacito que estaba en la habitación, era de dos piezas, por lo que tenía suficiente espacio para acomodarse, aunque estaba super cansado y con tal de cerrar los ojos por unas horas no le importaba si le tocaba dormir en una silla.

A eso de las 9 de la noche llegó Kristin, la enfermera a dar la última visita a Gerard. Sonrió al ver a Frank durmiendo plácidamente.

—Buenas noches Gerard, ten las pastillas para el dolor, para que pases la noche tranquilo —él las tomó y las bebió—. El doctor pasará chequeandote mañana, dirá si te puedes ir.

—Muchas gracias.

Ella era muy atenta con él y lo trataba con cariño, en cambio Mercedes la enfermera de la tarde era lo opuesto, cuando le cambió el suero fue tan brusca que lo hizo sangrar pero Gerard no dijo nada, no le gustaba ocasionar problemas.

Antes de retirarse de la habitación, se detuvo en la puerta observando a Frank.

—Parece que le importas bastante, cuídalo y aprovecha que es un muchacho joven y apuesto, se nota que es bueno —sonrió y salió.

Gerard también sonrió, si bien es muy pronto para hablar de amor, sabía que no era normal sentir esas sensaciones en su estómago cuando Frank estaba cerca o le hablaba.

No le importaba arriesgarse, intentar ganarse a Frank, total no tenía nada que perder, si por el contrario Kristin tenía razón y Frank estaba interesado en él, ganaría quizás al amor de su vida, al compañero que siempre ha querido tener, a su complemento, sin embargo no quería hacerse ilusiones tampoco, simplemente iba a dejar que todo fluyera.

El día viernes pasó de igual manera, Gerard se sintió un poco mejor y el médico que le evaluó le dijo que efectivamente podría irse al día siguiente por la mañana, esa noche Frank también se quedó a cuidarle.

*

—Bien señor Way, debe tomar estas pastillas para el dolor y estas para la infección —el doctor le dio una receta con los nombres de los medicamentos anotados en el—. Nada de trabajo físico por los próximos 15 días, aplíquese este gel al momento de cambiar las vendas y esta pomada en los hematomas del rostro, tiene cita el 28 de abril para revisión y su alta definitiva, eso es todo, cámbiese y luego pase  retirando el medicamento en la farmacia.

—Gracias doctor.

Apenas el doctor salió, Gerard agachó la mirada y sintió como sus ojos empezaban a arder.

La peor parte llegaba, tenía que irse del hospital y no sabía adónde, no quería abusar de la bondad de Frank, aparte no podía trabajar.

La puerta se volvió a abrir, era Frank, cuando vio a Gee llorar, negó con la cabeza y se acercó lentamente a él.

—Vamos, te acompañaré al baño para que te duches, cuando estés listo me avisas para ayudarte a salir —ofreció sus manos al pelinegro.

—En serio Frank, te agradezco muchísimo lo que has hecho por mí, pero no quiero ser un estorbo.

—Hey no digas eso, yo te di mi palabra, estaré contigo en todo momento, nada de lo que digas me hará cambiar de opinión, ahora vamos.

La verdad era que Frank no le quería ver más triste, sus ojos se apagaban y esa sonrisa tan hermosa desaparecía.

—Frank, ¿Me darías un abrazo?

Gerard sólo necesitaba el calor de alguien, quería el apoyo de alguien, y Frank estaba dispuesto a estar junto a él. Cuando Frank pasó sus brazos alrededor de sus hombros, sintió calidad y confianza "Gracias" murmuró contra su hombro.

Frank suspiró e incitó al muchacho a ir a la ducha, le entregó la ropa que le había llevado y lo esperó afuera.

Unos minutos después iba empujando una silla de ruedas hacia la farmacia a retirar las medicinas. Luego salieron al parqueo y Frank ayudó a Gerard a acomodarse en el asiento del copiloto, lanzó la mochila a los asientos traseros, devolvió la silla al hospital y emprendieron el camino hacia el que sería el nuevo hogar para Gee.

—Y esta es tu habitación, nunca la he usado así que podrás acomodar lo que quieras en ella.

Ayudó a Gerard a acomodarse en la cama que estaba lista esperándolo, había llamado temprano a la muchacha que hacía la limpieza para que la arreglara para Gerard, las paredes eran de color púrpura, había un ropero blanco, un espejo de cuerpo completo frente a la cama, un escritorio, una mesita de noche junto a la cama que tenía un juego de sábanas blancas, la habitación en sí era muy cálida, y bonita.

—Mañana que te sientas mejor iremos a buscarte ropa, ahora te dejo para que descanses, iré a hacer de comer.

Salió de la habitación sin darle tiempo a Gerard de replicar, sabía que se negaría a ir de compras, pero no importaba igual lo llevaría.

Al cabo de unas horas la cena estuvo lista, Frank llamó a Gerard a la cocina, donde había una mesa para dos personas, preparó una pasta que olía a gloria, con jugo de naranja, por la medicina de Gerard no podían ingerir licor.

La cena transcurrió en una amena plática acerca del trabajo de Frank, le prometió a Gerard que en un par de días lo llevaría.

Luego de haber recogido los platos, ambos se retiraron a sus habitaciones, una vez estuvieron en pijamas, Gerard con una camisa que le quedaba bastante grande y unos shorts, Frank simplemente con ropa interior, pensamientos similares cruzaban las mentes de nuestros personajes.

Eso era buscar la felicidad de su nuevo compañero de hogar.

A New Day's Coming for Us ➛FrerardOnde histórias criam vida. Descubra agora