Capítulo 10 "V.I.D.A"

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El estridente ruido de la alarma hace que me sobresalte y caiga de la cama. Me froto las sienes apagando el dolor poco a poco hasta desaparecer. Sobre la encimera está un recipiente metálico con la indumentaria para realizar la prueba. Lo uso y me queda a la medida, solo que queda un espacio en blanco donde debo introducir mi dispositivo móvil. Lo introduzco, en el pectoral derecho, donde me lo indico, y el traje se acciona emanando luces de color azul.

Por el pasillo mientras camino hasta el ascensor me consigo con Roraima, su traje le luce increíble. Desde los tobillos hasta el cuello la malla gris con luces azules parpadeantes comienza a verse por doquier, saliendo de las puertas, entrando en el ascensor.

—Hola, Anders —Me parece recordar mi nombre, como si se le hubiese olvidado, pero lo recuerda.

—Sí, Anders —le digo.

En su rostro se dibuja la misma expresión de Orión, sus labios se ensanchan pero no deja ver sus dientes como lo hace él.

El ascensor marca Planta Baja, dejamos en recepción las llaves y nos dirigimos a la parada de la aeronave, rodeada de agentes de seguridad, ayudando al lineamiento y parámetros de la prueba, pretendiendo siempre que todo vaya recto.

No consigo ver a Orión ni a Wilen, busco pero no hay rastros de ello. Me aproximo a la compuerta y ahí veo sus cabelleras entre la multitud, bueno la de Orión, porque Wilen trae el corte rapado. Faltan pocos para que se ocupe esta aeronave. A nuestro costado se encuentro la segunda que era el resto de los participantes de la prueba.

Wilen y Orión logran subirse a esta aeronave y segundos después despega. Nos indican que nos dirigimos al Estadio Olímpico donde seremos agrupados y enviados a un campo a resolver el enigma. Todo esto que acaban de decir estaba inscrito en los reglamentos que no leí.

Roraima me hace un reconteo con lo referente a la prueba, ella si leyó. Esperemos que todo marche bien.

Se escucha el aterrizar, los motores se apagan. Los agentes de seguridad se organizan para dejarnos salir de manera ordenada y no armar barullo.

En el centro del campus del Estadio se irgue un escenario con banderas nacionales que ondean al son del viento. Nos agrupan y esperamos a que aparezca la Presidenta Cassiopeia, mientras el sol se engrandece cada vez mientras se allega el mediodía.

El himno nacional invade el perímetro quitándoles a todo el habla, obligándoles a erguirse ante el abrasador sol de mediodía. Y, aparece la figura de la Presidenta Cassiopeia con el vestido azul cielo y un sombrero con una solapa ornamentada que cubre los rayos ultravioletas, todo del mismo tono de azul.

—¡Bienvenidos sean todos! Hoy se dará fin a la Determinación total. Cada uno de ustedes será escogido aleatoriamente para ser enviados a un campus donde estarán a prueba sus aptitudes físicas y mentales —Hace una pausa y en sus manos muestra un dispositivo móvil—. Cada dispositivo móvil y personal contiene un código con el cual descifraran el enigma final para culminar la prueba, deben estar reunidos los diez participantes que serán enviados a ese campus. Y como ha de ser, tan solo tienen veinticuatro horas para culminar el desafío.

El agente Polaris se acerca a la presidenta y ahora él toma la palabra:

—Deberán organizaran en filas para ser enviados a los diferentes campus.

Varios agentes organizan las filas. No veo a Orión, ni a Wilen o a Roraima para unirse a u sus filas, aunque de igual forma quien sabe a dónde seré enviado. Veo a poco distancia la melena rojiza de Roraima e ingreso a su casa sin ser visto.

En otra filo diviso a Wilen y Orión, se me dificulta moverme a ellos ya que, un agente se ha plantado a cerciorar que todo este firme.

Me aproxima cada vez más a un ascensor cilíndrico que aspira a cada uno de los participantes y los envía directo al campus. Faltan cinco antes de mi terno. Entra Roraima. Ahora faltan tres, dos, uno. Es mi turno.

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