Capítulo 15 "Tulipanes felices"

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Un fortísimo olor a amoniaco me hace despertar.

Luego una incandescente luz blanca me hace volver a cerrar los ojos, para abrirlos poco a poco e ir acostumbrando a la vista.

—Signos vitales estables —anuncia una voz, seguido aparta la luz que pretende dilatar mis pupilas.

Sí, estoy vivo, lo sé, aún estoy completamente vivo, o eso creo.

La habitación comienza a mostrarse como un espejismo. Paredes de color azul cielo, y un olor floral existe en el ambiente. Atisbo a un lado de la cama la mesita de noche con un jarrón de cristal rebosado de flores amarillas.

—Son tulipanes, tulipanes reales —dice Rissandra, quien se acerca a mí levantándose de una silla en un rincón de la habitación—. Los acabo de colocar en el jarrón, y aparte el color amarillo significa felicidad, supuse que serviría para ti.

Es cierto, el color amarillo significa felicidad, lo recuerdo de una clase sobre diseños, donde cada color se utiliza para denotar lo que se desea. El azul de las paredes es mantener a los pacientes de Centros de Salud adormecidos, a causa de ser un color frio. Sopeso, entonces, resido en un Centro de Salud.

Lo recuerdo, y sin esperar un segundo, pregunto:

—¿Y Orión?

Un dolor agudo y punzante penetra en mi cerebro dejando casi ciego y desmayado.

—¡Para! No lo vuelvas a hacer —me aconseja Rissandra, paseando sus dedos por mi frente y cabello—. Orión... Él está bien, está en otra habitación igual a esta, pero no ha despertado aún; sufrió varios impactos de paralizadores.

—Y su recuperación ha de ser lenta ¿no?

—Pues sí, mi pequeño Andy—Continúa peinándome los cabellos con sus dedos y paseándolos por la frente.

Me quedo estático en la camilla, procurando alivianar las punzadas de dolor.

—¿Cuándo podría verlo? —le pregunto; incesante.

Necesito saber de él, saber que está bien; verlo, sentirlo...

—No lo sé, eso deberíamos consultarlo con el Doctor Arcturus.

El Doctor Arcturus a él también quiero verlo, con él también tengo que hablar muchas cosas, necesito respuestas y explicaciones que, supongo él ha de ser la única persona capaz de dármelas.

—Por cierto —dice Rissandra sacándome de mi ensimismamiento—, debo notificarle tu estado de salud.

Rissandra prosigue a teclear en su dispositivo móvil, de letras violetas fluorescentes, notificando mi estado de salud.

—Andy, en segundos el Doctor Arcturus pasará por esta habitación haciendo un chequeo general.

Rissandra se pierde mirando los tulipanes ¿Será cierto que son reales? ¿Cómo sabe ella que es real? O bueno, natural, y no artificiales como las hay en toda la ciudad.

—Riss, ¿Cómo lo sabes?

—¿El qué? —responde, volviendo a estar en la habitación.

—Las flores. Dijiste que son reales, ¿Cómo sabes si son naturales?

—¡Ay, Andy! —suspira mirándome con ojos caídos—. Pues sintiéndolas, tan solo tócalas, siente su aroma —dice aproximando un tulipán a mi nariz— ¿Lo sientes? Es como un suave perfume que cosquillea tu nariz ¡Es real!

Es real.

Ella tiene razón.

Mantengo el tulipán en las manos, contemplándolo en todo su esplendor. Recuerdo a Asir e Iris ¿Qué será de ellos? Necesito saber de su salud, ¿o sabrán ellos algo sobre mí? Probablemente la Presidenta Cassiopeia oculte todo lo ocurrido. Creerán ellos que estoy en áreas laborales. Pero ¿Dónde estoy? En una sala de algún Centro de Salud, de seguro.

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