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Muralla Rose: Año 848

12:10 pm.

De improviso, alguien tocó la puerta.

-Adelante...- respondí con pereza, pues recién me había despertado.

-Buenos días, May.

-Tío Erwin. Buenos días- contesté frotándome los ojos con los brazos.

Ya han pasado tres años desde la caída del muro María.

Llevo viviendo con Erwin desde que tengo 14 años.

Él fue quien me brindó una segunda oportunidad para tener una familia.

Él es popular por aquí, ya que es el comandante de la legión de reconocimiento.

Aveces, cuando conversamos, me dice que sería un honor para él que yo entregará mi corazón a la humanidad. Como todo su equipo lo hace.

Creía que exageraba algunas veces, pero en estos dos años, me di cuenta que tenía razón.

Sé que para él, lo más importante es encontrar el secreto de la humanidad, suena muy loco. Lo sé. Pero me gustaría ser parte de ese loco sueño que tiene él. Lo admiro mucho.

Es como una inspiración para mi.

-Bien, ¿y qué has pensado?- me pregunta sentándose en la cama junto a mi, mientras posaba uno de sus brazos sobre mis hombros.

-Pues...- respondí nerviosa.

Antes de hablar, aclaré un poco mi garganta.

-Lo haré. Me unire a la tropa de reclutas para que así por fin pertenezca a la legión de reconocimiento junto a ti, Erwin- dije con seguridad.

Después de aquellas palabras, un silencio apareció en la habitación.

Pero no uno incómodo, sino, uno más bien agradable.

-Estoy orgulloso de ti, May. Sé que serás un buen soldado- después de decirme aquello, se levanta de su lugar para así salir de la habitación, pero no sin antes haberme brindado una pequeña sonria.

A decir verdad, cada vez que Erwin hacía un gesto como ese, yo los disfrutaba mucho.

Ver eso no era de todos los días así que, siempre los grababa en mi memoria, cada pequeño detalle, porque eso significa... mucho para mí.
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-¡Rayito!

-¿Eh? ¿Hange...?- al escuchar ese apodo, empecé a asustarme.

Diablos.

Hange se aproximaba a mí habitación, y algo me decía que sería aplastada por aquella mujer.

-¡Te encontré!- después de eso, la puerta fue bruscamente abierta, permitiéndome ver a Hange y la cara de psicópata que llevaba justo ahora- ¡Ya me he enterado, el cejotas nos lo ha contado todo!- comenzaba a reír de una manera excesivamente ruidosa, mientras que sus manos hacían un tipo de movimiento extraño.

-¡Hange, tu cara da más miedo de lo normal!- respondí con miedo mientras la aseñalaba con el dedo índice y me reía al mismo tiempo porque, admitamoslo. Era gracioso.
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-Y... listo- había terminado de empacar y alistar todo lo necesario, pues ese mismo día me uniría a las tropas de reclutamiento-. Bien Hange, ahora que he terminado y tu te has tranquilizado, puedes decirme todo lo que quieras- dije, regalandole una amable sonrisa.

-¿¡Te unirás a la legión, verdad!?- me dice con entusiasmo.

-¡Pues claro!- le contesto de la misma manera.

𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐍𝐙𝐀𝐒 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧.Where stories live. Discover now