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Yo no sabía que responder. No sabía de qué hablaba.

Las demás sólo nos veían curiosas, esperando una respuesta de parte de alguno de los dos.

-¿Ah?- fue lo único que se me ocurrió responderle. Me estaba poniendo nerviosa y sentía como mis mejillas se sonrrojaban cada vez más.

-¿No te acuerdas de mí?- respondió el chico algo decepcionado y triste.

Sasha y Mikasa lo único que hacían era mirarnos. Y ya no quería que nos mirarán.

-Emm...- se me hacía difícil responderle algo. Sus ojos me intimidan. Bueno, creo todo el me intimidaba.

Antes de que el castaño comenzara a hablar, soltó una pequeña risita, esta desapareciendo al instante.

-Nos conocimos hace algunos años. Mis amigos y yo tuvimos problemas con unos soldados en el muro Rose. Tú llegaste y nos defendiste- me respondió tras darse cuenta que yo de verdad no sabía de qué hablaba. Pero después de esa respuesta, quedé en shock.

Él tenía razón. Hace años nos conocimos, cuando pasó lo del muro María y le dieron refugio a todas las personas en el muro Rose.

-Es cierto- respondí sorprendida tras recordar todo lo qué pasó.

-Entonces si se conocen- respondió Sasha, mientras me daba un leve empujón burlón.

Mikasa no dejaba de mirarme, quizás un poco sorprendida o llena de rabia. No lo sé en realidad.

-Eren, ¿por qué tardas tanto?

-Armin, ¿Recuerdas a May?- le respondió este sin dejar de mirarme.

¿Cuántos años tiene?

-Emm... no. En realidad no- respondió el rubio un poco apenado.

-Es la chica que nos salvo aquella vez de los soldados,cuando apenas había ocurrido la tragedia del muro María.

El chico rubio se quedó mudo tras la anécdota que le estaba contando su amigo. Ahora ya no solo me miraba Eren, me miraban todos con los que estaba conversando en ese rato.

-Y bueno, ¿si desayunaron?- pregunto la castaña.

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Después de aquella conversación extraña que tuve con aquellas personas que aparentemente si conocí alguna vez, decidí desayunar algo aunque ya no tenía tanta hambre como antes.

-¿Ya no comerás más?- pregunto la azabache.

Y otra vez todas las miradas en mi.

-Emm... no. Saldré a tomar un poco de aire- me levante para dirigirme a la salida del lugar, pero no sin antes regarle una sonrisa a aquellas personas con las que me había reencontrado.

Vaya sorpresa que me di hoy.

Camine un poco bajo la luz del sol que a decir verdad, me estaba quemando un poco, por lo que decidí irme a sentar en algún lugar en donde hubiera un algo de sombra.

No había tanta gente alrededor y eso me agradaba. Después de tanta atención lo único que quería era estar sola.

Luego de un rato de haber meditado y de haber despejado mi mente de todo lo que había pasado y de todos los recuerdos que habían llegado a mi, escuché los pasos de alguien que se aproximaba a mi dirección pero no quise voltear, me daba miedo encarar a la persona, quien sea que fuera.

-Hola.

Oh no. A este paso tendré que taparme los ojos para no tener que mirarlo más.

Sus ojos son como algo que te hipnotiza y eso no suena bien.

𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐍𝐙𝐀𝐒 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧.Where stories live. Discover now