CAPITULO 74

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Si les digo que en esta semana he podido dormir mis ocho horas diarias o que he pasado bien pues les estaría mintiendo descaradamente ya que esta semana ha sido un total desastre. Después de regresar del cementerio me instalé en la cama y no me levanté en lo que restaba del día. No quería saber de nada ni de nadie.
El lunes Carlos iba a faltar a su trabajo por cuidarme, pero furiosa le dije que podía cuidarme sola y que no era niña que necesitaba un niñero. Carlos también se enojó y me dijo que solo quería estar conmigo y pues terminamos discutiendo por primera vez. En lo restaba del día me sentía fatal por como lo traté y decidí organizar una cena familiar.
Para los ojos de Carlos y los de Pey parecía que después de la cena familiar todo había mejorado pero la verdad era que no, mi ánimo estaba por los suelos y no sabía qué hacer para sentirme mejor.
Durante toda la semana intenté aparentar estar bien, pero por dentro solo quería estar en mi cama y no moverme para nada. Pero lo malo era que cuando por fin llegaba la noche y estaba en la cama no podía dormir ni un maldito segundo ya que los buenos y malos recuerdos de Nathan se colaban en mi mente y me atormentaban. Clau intentó contactarse conmigo varias veces, pero la ignoraba ya que no tenía ánimo para nadie.
Ya es sábado y mientras almorzamos Pey nos cuenta que están estrenando una película y que hoy por ser sábado tenemos un descuento, pero realmente no quiero salir del departamento me siento agotada.
- Iremos otro día Pey- aseguro mirándola suplicante
- Pero mamá – exclama molesta – No has salido de la casa en toda la semana -
- Estoy cansada - espeto también molesta y me levanto de mi asiento. Dejo mi plato en el lavaplatos y me voy a la habitación rezando para que Nathan salga de mi mente y me deje dormir en paz.
- Als por favor dime que te pasa y no me mientas - ruega mi hermoso novio mientras se acuesta a mi lado
- ¿De qué hablas? - pregunto dándole la espalda y cerrando mis ojos
- Als nena. Me estoy muriendo de los nervios ¿Qué te pasa? - pregunta suplicante mientras pasa su brazo por mi cintura
- HE DICHO NO TENGO NADA! ¿¡¿¡ES TAN DIFICL ENTEDER QUE NO ME PASA NADA!?!? - grito exaltada zafándome de su agarre y me tiro a llorar en la cama mientras Carlos rápidamente me aprisiona contra su cuerpo.
Me quedo estática mientras la cercanía de su cuerpo me transmite tranquilidad, pero al mismo tiempo quiero alejarme y encerrarme en el baño.
- Ni pienses en huir Als – bufa como si leyera mis pensamientos y me abraza con más fuerza.
Lagrimas siguen rodando por mis mejillas y la cercanía de su cuerpo no ayuda, su abrazo me entristece más. Me acomodó mejor encima de su cuerpo mientras Carlos acaricia mi cabello y besa mi frente dulcemente.
- Descansa amor - susurra cansado y sigue en su labor de acariciar mi cabello.
Poco a poco mis ojos se cierran y después de una larga y pesada semana puedo dormir tranquilamente.
Lentamente abro mis ojos encontrándome con un musculoso pecho abajo de mí. Me remuevo y caigo a la cama.
- Uy nena pensé que morirá aplastado- señala Carlos burlón, pero sé que lo hace para animarme.
- Deberías ir más seguido al gimnasio así no habría problema de que duerma en tus brazos- digo intentando seguirle la corriente y aligerar el ambiente
- Podemos hacer otro tipo de ejercicio- asegura colocándose encima mío con sus brazos a los costados de mi cabeza
- Ni lo pienses – lo rechazo juguetona olvidándome de todos los recuerdos que me atormentan.
- Lo estoy pensando y mucho- añade antes de posar sus cálidos labios en mi cuello dejando una marca que no se irá en un buen tiempo.
- ¿Cuanto he dormido? - pregunto cambiando de tema. Me siento un poco incomoda por sus toques, además aún no me siento con muchas fuerza para ese tipo de ejercicio.
- Tal vez una o dos horas - indica sin mucha importancia colocándose entre mis piernas
- Pensé que había sido más horas - susurro perdiéndome en las caricias que me brinda.
- Mjm- dice y va dejando un camino de besos desde mi cuello al valle de mis senos.
Se da la vuelta quedando yo a horcajadas y pasa sus manos de mi cintura a mi cadera acariciándome lentamente. Me acerco a sus labios y los uno en un salvaje beso, pero lleno de amor.
- No puedo - me separo rompiendo el beso y para mi suerte suena mi celular - Iré a contestar-
- Als – reprocha a modo de súplica apretando mi cintura contra su cuerpo
- Puede ser importante – susurro intentando escapar.
- Pueden esperar- asegura sin despegar sus manos de mis caderas y las empieza a frotar contra su entrepierna. Con mucha fuerza me levanto e iba a contestar mi celular, pero la llamada termino.
- Vez no era nada importante – me recrimina negando frustrado y molesto mientras mira el techo. Dirijo mi mirada al reloj que esta frente a mí y recién son las diez y media de la noche.
Me debato mentalmente entre regresar al puesto donde estaba y terminar lo que empezamos o irme a la ducha y darme un buen baño, pero el sonido de mi celular me saca de mi pequeño debate.
- Hola hija. ¿Como estas? - saluda mi padre al otro lado de la línea
- Hola papa. Bien y ¿tú? – respondo viendo como Carlos sale de la habitación dándome espacio.
- Preocupado Alice. Tenemos que hablar -
- ¿Qué ha pasado papa? - pregunto preocupada
- El presidente y el gerente de la sucursal de Canadá nos han estado robando millones de dólares – cuenta y no sé qué decir – Alice necesito que te hagas cargo de la sucursal de allá. Confió en ti hija.
- No voy a mudarme a Canadá – afirmo segura de mis palabras
- Alice no te pregunte. Necesito que te hagas cargo de la sucursal de Canadá y punto – el tono de voz muestra que no es chiste y que tendré que mudarme a Canadá.

Amigo Con Derecho a ¿MALTRATARME?Where stories live. Discover now