Capítulo tres || La vida sin Yoandri.

261 27 1
                                    

El castaño miraba con desaprobación a su amigo, era su cumpleaños, había planeado una fiesta sorpresa para él durante cuatro noches consecutivas, y ahora que estaban ahí, el moreno quería irse con su novio.

—Chris, ya te dije, saldré con Yoyo y volverémos rápido.

—¿Y qué hago yo con todo esto? Es tu fiesta, yo no puedo cortar el pastel o abrir los regalos... —estaba muy frustrado.

Desde que el reloj de Joel había parado y había encontrado al chico más lindo del lugar, Christopher, Richard y Johann, sus mejores amigos, terminaban de lado.

Yoyo SIEMPRE era primero.

—Sólo serán unos minutos... —se excusó el rizado, pero borró su sonrisa cuando escuchó al chico bufar harto.

—Sí, como toda la semana —suspiró dándose la vuelta—... Era mejor cuando no creías en el amor.

Aquello, que para el castaño había sido un susurro para él mismo, había llegado perfectamente hasta los oídos de Joel y de su novio, que sostenía incómodo su mano.

—¿Qué has dicho? —preguntó ofendido, haciendo que Christopher se volviera a él— ¿No te pone feliz que yo sea feliz con Yoyo? ¡¿Qué clase de amigo eres?!

—¿Qué clase de amigo soy? —soltó enojado, y una risita burlona escapó de sus labios— Soy la clase de amigo que le mentía a tus padres para protegerte cuando no llegabas a dormir, o quien te cubría cuando te saltabas las clases. ¿No te has puesto a pensar la clase de amigo que soy, cuando yo hago todo lo que está a mi alcance por tí?.. Quizá soy el peor amigo que puedes tener, pero te recuerdo que ahora mismo estás con Yoandri porque yo te hice mirarlo, de ser por tí, lo habrías dejado ir.

Joel lo miró indignado, abrió la boca para responder ante sus palabras pero frunció el ceño, confundido, al sentir que su mano era soltada.

Miró a Yoandri y este miraba el piso, realmente incómodo.

—Siento que todo este problema sea por mí, Joey, yo entiendo, quedémonos y salimos por la noche.

—¿Qué? —Joel no quería eso, sabía que el del problema no era Yoandri, pero él ya tenía un plan para su cumpleaños junto al pelinegro y una propuesta que se arruinaría si no se iban en ese preciso momento— Esto no es por tí amor, yo sé que tú te adaptas a todo, pero hay algo que debo hacer y quien debe entender eso es él, no tú.

—Yo no quiero que ustedes se peleen por mi culpa, cariño, hay que quedarnos.

Joel comenzaba a molestarse, Christopher siempre quería toda la atención, según él, pero no sabía que en realidad el castaño siempre dedicaba su tiempo entero a él, Johann y a Richard.

—Lo siento Yoandri, no quería hacerte sentir así —se disculpó el castaño y Joel lo empujó—. ¿Qué te pasa?

—No quiero que te metas más en mi vida, cuando pida tu opinión o tus sorpresas me las das, mientras tanto, resérvate para tí. Nos vamos y punto...

Dejando todo de lado, sin esperar un segundo y sin dar alguna disculpa a su amigo, Joel tomó la mano de su novio y, a pesar de la resistencia que éste ponía, caminó fuera del lugar

Estaba que echaba humo del enojo, así que no hizo caso cuando Yoandri le pidió parar.

—Joel, tranquilízate... —su agarre se apretó aún más y cruzaron la calle sin cuidado— No es para tanto, por favor.

Joel bufó. ¿No era para tanto?

Yoandri notó que no iba a parar de andar, y que tampoco se fijaba al cruzar, así que se asustó.

—Joel, ten cuidado —intentó detenerse, pero con más fuerza, Joel terminó haciéndolo caminar—. No cruces así...

—¡Yoyo! —Gritó Joel justo antes de que un auto impactara contra ellos, lanzado a su novio por el aire.

El rizado, quien se encontraba en el piso con las costillas adoloridas y sangre corriendo por su frente, se levantó como pudo y fue en busca de Yoandri.

Su cara estaba llena de raspones y sangre, su cuerpo no parecía deshecho pero sí habías heridas graves.

—Yoandri, mi amor... —chilló a su lado tocando su cara, y el chico lo miró, con algunas lágrimas bajando por sus sienes— Perdóname mi amor.

—Estaré bien Joey —sonrió el chico, bastante débil y Joel se maldijo, odiándose por causarle aquel daño a su perfecto novio—, no te desanimes.

—Mi amor, aguanta ¿Quieres? —la gente yacía a su alrededor, y el conductor, que por suerte se había detenido para ayudar ya estaba llamando a una ambulancia— Mi amor, resiste, te amo.

—Quédate bien amor, te amo...

Joel besó suavemente los labios de Yoandri y vió una pequeña sonrisa en él, antes de que terminara en sus brazos inconsciente.

—No, no... Yoyo —lloró mirando su rostro inexpresivo y comenzó a moverlo para que despertara— ¡No, Yoandri, despierta!

Quiso golpearse, comenzó a mover a su novio con mayor brusquedad y a tirar de sus propios cabellos al sentir la desesperación, cuando el chico no despertó. Entonces, llegaron dos hombres para detenerlo y se dió cuenta que había estado gritando.

Sintió un leve piquete y poco a poco, mientras veía como subían a Yoandri a una camilla de la ambulancia, su visión fue oscureciendo y finalmente, lo último que vió fue a Yoandri a su lado, con los ojos bien cerrados.


Luego de algunas horas, Joel despertó y frente a sus ojos, se encontraban Johann y Richard, con expresiones bastante notables de preocupación.

—¿Y-Yoyo? —fue lo primero que llegó a su mente, ambos lo miraron, y de pronto sus lágrimas comenzaron a brotar al recordar lo que había pasado, e instantáneamente su preocupación volvió— ¿D-Dónde está Yoan-dri?

—Sus padres no quieren que lo veas más —soltó Johann sin rodeos, porque era mejor que lo supiera—. Cuando le den el alta, se lo llevarán de aquí a recuperarse.

—¿A casa? —preguntó nervioso.

Aquella respuesta de Johann le había tranquilizado un poco, porque significaba que Yoandri estaría bien, pero le preocupaba el hecho de que lo alejaran de él.

El castaño negó y Richard, bajando la mirada le respondió.

—Se lo llevarán, de vuelta a Cuba.

—No.

Fue lo único que logró responder, antes de que un nudo sellara su garganta. Nadie podía impedir que él y Yoandri se amaran, sí, le había causado daño, pero lo amaba más que a su propia vida, y con fuerza.

El TIC TAC de tu amor || Chrisdiel.Where stories live. Discover now