Capítulo nueve || No me presiones.

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— Bueno —habló el ojiverde—, entonces ve a verlo.

— ¿Ahora mismo?

Preguntó con los ojos muy abiertos y Erick asintió con una sonrisa gigante.

— ¿Sí puedes notas que... —llegó Jessica n muchos dulces, interrumpiendo su conversación.

— He traído estos para no tener que dar muchas vueltas chicos, hay que compartir.

Ambos asintieron y la pelinegra besó cortamente los labios de Erick, para luego meterle un dulce a la boca y pasarle otro a Zabdiel.

— Bueno, ¿Qué decías?

— Que... —miró a los chicos— te miran como si fueras la octava maravilla, así que deberías ir.

— Vale.

Zabdiel no podía negar que el castaño era preciosísimo, y él no creer en el amor, no significaba que nadie le gustara, así que pensó en pasar una buena noche con él. En el buen sentido, bailando y divirtiéndose.

Entonces, se inclinó un poco sobre su asiento y antes de levantarse, el castaño le sonrió de forma encantadora, no pudo evitar corresponder, pero al instante lo vió irse.

— Se te fue.

Avisó el ojiverde riendo.

— Carajo, sólo me sonrió para emocionarme.

— Anda, que es guapísimo ese chico —chilló Jessica y Zabdiel asintió sonriendo—. Buena elección chicos, ustedes si que saben escoger.

Erick le guiñó un ojo y la besó.

— Por eso tú estás conmigo.

— Son muy lindos y todo, pero por favor, cada vez que se vayan a besar y yo no tenga a nadie, escóndanse bajo la mesa.

Advirtió divertido y los dos rieron, asintiendo.

— Ya verás que va a caer a tus pies ese chico —animó Jessica acomodando sus rubios cabellos para ponerlo más guapo, y Zabdiel sonrió.

— Eso espero.

— Así será —soltó Erick.

Al ojiverde le encantaba que su amigo fuera del tipo que te escucha y no se queja, es más, era abierto ante cualquier situación y aunque a veces se negaba, siempre, por una u otra razón terminaba cediendo con su buen humor natural. Sin ninguna apariencia.

Estuvieron hablando por un rato, esperando que el castaño regresará a su lugar, Zabdiel esperaba impaciente para poder hablarle, pues ya había tardado mucho.

Sonrió al verlo llegar frente a sus amigos y hacer un baile extraño, con un plato de pastel en su mano. Luego de unos segundos, lo escuchó soltar una sonora carcajada muy linda y sus ojos conectaron con los peligros, riendo los tres al mismo tiempo.

— Vale, ya deberías ir —avisó Erick aún sonriendo, viendo como el castaño pasaba de comer muy lentamente a hacerlo con desesperación cuando su amigo moreno hablaba.

— Sí, eh... —se levantó y vió al castaño correr— Creo que ya no.

Soltó un suspiro y Erick sonrió.

— Cuando regrese no dudes en ir rápido.

Zabdiel asintió ante el comentario de la chica.

Pero el problema fue que cuando el castaño regresaba lo hacía con más pastel, lo terminaba rápidamente y corría de nuevo, así lo hizo algunas veces, hasta que lo vieron llegar marchado de chocolate y sin pastel, haciendo caritas tiernas, entonces Jessica soltó un aww, y ambos chicos sonrieron.

El TIC TAC de tu amor || Chrisdiel.Where stories live. Discover now