Capítulo seis || Boda y bebés Jesserick.

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A pesar de que en un principio parecían ser muy inocentes, luego de muy pocos días, resultó que, luego de haber "dormido" juntos, Jessica estaba embarazada.

— ¡¿Qué?! —gritó Zabdiel al enterarse y Erick intento callarlo inútilmente— ¡Voy a ser tío!

Comenzó a dar brinquitos en su lugar, y el ojiverde negó divertido. No podía negar, que le había encantado ver la reacción de su amigo, realmente se sentía más tranquilo.

Jessica y Erick eran todos unos pillos.

— Zab, aún hay algo más que debes saber.

— ¿Le vas a poner mi nombre a tu hijo? —lo miró emocionado y comenzó a chillar— ¡Me haces tan feliz!

— Bueno, no era eso, pero intentaré convencer a Jessica —el rubio asintió, deteniendo sus chillidos—. Ayer, cuando fuí a verla a su casa ella me dió un zapatito de bebé en una caja, junto a su prueba y, yo le dí en otra caja una sortija.

Zabdiel lo miró sin entender, pestañeando varias veces. El ojiverde rodó los ojos y, soltando una risita soltó:

— Ella me dijo que vamos a tener un bebé y yo le dije que se casara conmigo.

— Oh por Dios —soltó Zabdiel, cubriendo su boca—... ¿Qué te dijo?

— Que sí.

Nuevamente, el rubio comenzó a gritar con fuerza y poco después escucharon la puerta abrirse, a los segundos se escuchó la voz de la pelinegra desde las escaleras.

— Mi amor, traje algo para comer juntos... ¿Dónde estás? —y se asomó a la puerta.

Apenas puso un pie dentro de aquella habitación, Zabdiel ya estaba de rodillas, tocando su vientre para ver si sentía algo.

Erick rió al verlo y la chica acarició su cabello con una sonrisa, sintiendo ternura.

— Zabdi, aún no lo puedes sentir, es muy pequeño y necesita formarse.

— Ay —se quejó suspirando y se levantó—... Bueno, felicidades.

Abrazó a la chica y sonrió, jalando a Erick de la mano para abrazarlo también.

— ¿Quieres ser el padrino? —preguntó Jessica y Zabdiel miró a ambos, alejándose un poco— Erick quería que fueras tú y, yo estoy completamente de acuerdo.

— ¡Por supuesto que sí! —soltó sonriendo feliz, abrazándolos de nuevo— Que bueno que me lo dices ahora, porque así puedo ahorrar.

Ambos rieron.

Algún rato luego de seguir escuchando algunos grititos de emoción de la garganta del rubio, Jessica les hizo bajar a comer con ella, y ninguno se negó.

Realmente estaban agradecidos, pues tenían mucha hambre.

— Uhm, esto está muy rico —habló Erick con la boca llena y su novia rió— ¿Qué?

— Espero que nuestro hijo no coma como tú, deberé enseñarle modales.

Zabdiel rió, y Erick los miró con los ojos entrecerrados, como reto.

— Zab, la boda será antes de que llegue el bebé —avisó el ojiverde, metiendo más comida a su boca y la pelinegra rodó los ojos, divertida—. ¿Quieres también ser el padrino?

— Me encantaría, pero —miró a la chica— ¿No vas a pedirle a tus amigos que hagan algo, Jessica? Digo, alguien importante para tí.

— Bueno, desde que optaron por abandonarme no creo que sean realmente mis amigos así que —se encogió de hombros—... Mejor tú, me caes bien.

— Ay chicos, esto merece ser festejado.

Ambos asintieron y Erick tomó una gran vaso de agua, sonriendo al terminarlo.

— Ah —soltó complacido por no tener sed ya y sobó su barriga—. Hablando de festejar, está noche hay una fiesta en la universidad, ¿Quieren ir?

— ¿Yo también puedo? —preguntó Jessica y Erick asintió.

— Eres mi prometida, si no te dejan entrar los golpeo.

La chica sonrió y acarició su mejilla, escucharon a Zabdiel bufar y lo miraron interrogantes.

— Maldita universidad, se creen que pueden pasar todos los días haciendo fiestas sólo porque ya vamos a salir.

Se quejó y Erick sonrió.

— ¿Vienes o no?

— Por supuesto que sí, ¿Por qué no iría?

— Por cierto —esta vez, Jessica era la que hablaba con la boca llena—, Zabdi, me encantaría que tuvieras una pareja para la boda así que... Ponte pilas hoy hijo.

Zabdiel abrió su boca, sorprendido.

1. No quería tener una pareja para la boda.
2. Jessica le había dicho Zabdi.
3. ¿Le había hablado en modo chilango?

Erick sonrió y besó la mejilla de su novia.

— Sí, yo pensaba lo mismo...

— ¡No quiero, no quiero y no quiero! -chilló Zabdiel.

Los chicos se miraron con sonrisas extrañas, parecían entenderse sólo con mirarse a los ojos, así que asintieron y lo miraron.

— Yo te ayudaré a arreglarte —sonrió Jessica, comprometiéndose internamente a dejarlo hermoso.

— Y yo —habló Erick señalándose, con una sonrisa traviesa—, te ayudaré a encontrar una conquista.

Zabdiel suspiró asintiendo, entendía que no se podía escapar de aquella situación, así que sólo siguió comiendo, resignado a lo que vendría.

Por la tarde, Jessica lo obligó a bañarse mientras buscaba outfits cool, cuando los encontró los dejó en la cama del ojiverde y corrió a arreglar también a Erick mientras Zabdiel salía del baño.

Luego, cuando el ojiverde estuvo listo, regresó a la habitación a planchar el cabello de Zabdiel, aunque el chico se negaba a ello, terminó alisándolo.

— Fiu —silbó Erick al verlo—. Así no será tan difícil buscarte una pareja.

— Ya sé, soy muy guapo —respondió obvio y Erick asintió riendo.

— Mi amor —miró a la chica—, eres la mejor para hacer esto de ponernos lindos.

— Gracias, pero ahora debo estar linda yo —sonrió y corrió a arreglarse.

Zabdiel escuchó al ojiverde suspirar y sonrió.

— Cuanto amor.

— Algún día estarás así —le respondió, sin notar que el rubio hizo un gesto de negación.

Cuando regresó la chica, salieron de ahí, y en la universidad apenas comenzaban a poner música. Todas las facultades, de todas las generaciones estaban ahí, y Erick, no tardó en comenzar con la búsqueda de una persona que pudiese hacer bonita pareja con Zabdiel.

— ¿Qué tal él? —preguntó señalando a un castaño bastante alto y Zabdiel negó.

— Estaría mejor que sea alguien más bajito que yo.

— ¿Una chica? —el rubio se encogió de hombros.

— Da igual, sólo que sea más bajito.

Frente al que habían señalado, apareció otro castaño, más rellenito y bajito, pero muy lindo.

Erick miró al rubio sonriendo en grande y señaló al chico.

— ¿Y ese? —Zabdiel asintió sonriendo.

El TIC TAC de tu amor || Chrisdiel.Where stories live. Discover now