CAPÍTULO 11: SENTIMIENTOS

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Disfrútenlo muchas gracias...

Seguimos en la habitación de nuestro peliblanco favorito Lincoln Loud, quien se encontraba chateando con sus amigos para poder distraerse un poco y evitar pensar en lo sucedido en la mañana; con su hermana mayor, Lori.

Grupo de amigos...

—Y así fué cómo pasaron las cosas, en verdad fue una tarde muy horrible para mí, y escuchar la historia de ese tipo solo hizo que me aburra, pensaba en trabajar en un bar iba a ser genial, música, ambiente fiestero, tragos, mujeres bellas; pero no, fue todo lo contrario —escribió Max para todo el grupo, y sí, trabajar en un bar no es siempre diversión.

—No puedo creerlo, ¿en verdad ese sujeto se paso la tarde llorando en la barra del bar? —preguntó Alan.

—¡Si! Y lo peor de todo, es que me tocó a mí..., ¡A mí solito!.. Escuchar toda su historia, créanme chicos, el sujeto estaba tan, pero tan mal, que incluso llegué a pensar que se iba a desmayar, o en el peor de los casos hasta morir, y simplemente porque su mujer lo dejó por otro tipo más apuesto y con más dinero —respondió Max.

—Uh, eso le tuvo que doler hasta el alma a ese tipo —dijo Lincoln.

—Y eso no es lo peor de todo —escribió Max.

—¿Acaso hay más, Max? —preguntó Elizabeth.

—Si. Pues resulta ser que, con el hombre que se fué su mujer, ¡Era el mejor amigo del tipo! —dijo Max, dándole una gran sorpresa a sus amigos.

—¿PERO QUÉ CARAJOS? ¡¿Su mujer lo dejó por su mejor amigo?! —preguntó Alan.

—Así como les digo, amigos.

—La traición, la decepción, hermano, pobre tipo me compadezco de ese sujeto —escribió Lincoln.

—¿Y qué hay de mí? ¡Yo tuve que pasar alrededor de casi 2 horas! Escuchándolo, dos largas y jodidas horas en las que no dejaba de llorar, y peor que ninguno de mis compañeros se acercó al bar para ayudarme con ese tipo.

—Pobre de ti Max, pero vaya historia que nos acabas de contar, amigo —dijo Clyde.

—Ojalá que a ese tipo no se le ocurra cometer una tontería porque su mujer lo dejó —escribió Elizabeth.

—Ya lo creo, que tú mujer te deje por otro sujeto debe de ser muy duro. Y peor que el otro sea tu mejor amigo —dijo Alan.

—A ese tipo debió de haberle afectado mucho, ya que, como dice Max se pasó toda la tarde llorando en la barra del bar —escribió Lincoln.

—Lincoln tiene razón, Elizabeth, mi amor, espero que tú y yo no terminemos así —dijo Clyde, quien en vez de escribir ese mensaje por privado lo mandó para todo el grupo.

—No mi cielo, nosotros nunca nos vamos a separar de una forma tan horrible como esa, yo nunca te voy a dejar —escribió Elizabeth, mandando emojis de corazones también.

—Aww, cada día me enamoras más —escribió Clyde.

—Yo más, mi amor.

—¡Oh por el amor a Dios consigan un cuarto! Dejen de hablar cosas cursis que me enferman solo leerlas —escribió Max, seguido de unos emojis no muy amistosos que digamos.

—Jajaja, Max está celoso jaja —escribió Lincoln.

—No estoy celoso, es solo que las cosas románticas y cursis, me enferman, eso es todo —dijo Max.

—Max ¿Por qué tienes esa forma tan estúpida de pensar? ¿Acaso no te has enamorado alguna vez? —preguntó Elizabeth.

—Oh claro que lo hice, y me arrepiento de haberlo hecho —contestó Max.

MI BLANCA ESPERANZA [LORICOLN]Where stories live. Discover now