Punto de quiebre

672 101 4
                                    

Capítulo 4

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo 4

Mi infancia fue tan solitaria y desafortunada que recordarla me causa cólera. No hubo nadie allí para protegerme y aprendí a edad temprana a lidiar con la crueldad de los adultos. Un niño inocente que pronto rompería todos sus valores para sobrevivir en un entorno donde los principios pierden todo significado.

Cuando abrí mis ojos tras haber sido envenenado, habían transcurrido tres días. Todos ya estaban preparados para que no despertara. Mi padre por primera vez pareció estar preocupado por mi bienestar, a pesar de que nunca se ha interesado en visitarme muy seguido. Los sentimientos que guardaba hacía mi padre eran muy contradictorios. Sentía que le guardaba cierto resentimiento, pero aun así seguía a la espera de que me diera cualquier muestra de afecto. Era una constante búsqueda sin fin.

Luego de un día de haber despertado finalmente me puse de pie y me asomé a la ventana de aquella habitación fría. Lo que note al asomarme era que no estaba dentro del palacio porque ellos me habían movido al castillo del este por seguridad. Aun así, entre en desesperación, pues volver al palacio la primera vez fue bastante difícil. Por lo tanto, a pesar de mi delicada condición lo único que realmente invadía mi mente era la posibilidad de que no me permitieran volver.

Una sirvienta entro a la habitación a dejarme el almuerzo y la tome de los hombres y le dije:
__ No quiero estar aquí, diles que me lleven de regreso al palacio.
La mujer entró en pánico y me dijo:
__ Señorito... No debería estar de pie...yo...yo tengo ordenes de cuidar de su salud, por favor no me cause problemas.
Aun así no podía ignorar la situación así que le pedí que le enviara un mensaje a mi padre.

Los días empezaron a alargarse y no recibía ninguna respuesta de mi padre.

<< ¿Acaso no le dieron el mensaje? >>
Me daba mucha ansiedad estar solo en esa habitación. No dejaba de preguntarme cómo estaría Zeus.
<< Esa mujer... No lo lastimaría ¿o si?>>

Estaba convencido de que Anne me odiaba pero ya no estaba tan seguro de si ella no sería capaz de lastimar a Zeus. Así que en la segunda noche de la tercera semana, ya no soporte más mi aislamiento. Escape del Castillo del este y me fui caminando hasta el palacio. Era pequeño así que pase desapercibido entre las sombras. Subí los muros y me escabullí entre las habitaciones principales. Lógicamente, habían movido de lugar a Zeus, así que tuve que buscar en más de una habitación hasta encontrar en donde estaba. Fue entonces cuando escuché un pequeño llanto en medio de la noche fría y solitaria. Camine hacia una habitación que se encontraba sola al fondo del pasillo. Al entrar lo primero que vi en medio de la habitación fue una cuna blanca frente a las ventanas que se encontraban abiertas. Estaba completamente perplejo, ¿Quién había dejado las ventanas abiertas en una noche tan fría?
Cerré las ventanas y tomé a Zeus en mis brazos. Estaba tan frío como un copo de nieve y su piel estaba azul.

__ ¿Quién te hizo esto?... ¿Por qué?
Zeus me miraba con sus enormes ojos azules y luego de reconocerme no volvió a llorar. Se aferró a mi pecho y temblaba sin parar. Me sentí profundamente herido por eso. No podía verlo agonizar a una edad tan vulnerable. Entonces supe que este mundo no desprecia a los omegas, sino a los débiles. Zeus, sin importar lo que fuera en el futuro, en ese momento era débil y todos estaban ahí a la espera de dar el primer golpe.

Al final de la noche, terminé recostándome junto a Zeus en el sofá. Cuando de repente escuché un ruido dentro de la habitación. Anne estaba de pie frente a nosotros con una vela. Me asusté y le pregunté:

__ ¿Qué estas haciendo ahí?
Le había cogido algo de miedo a la inestabilidad de Anne. Si fue capaz de envenenarme ¿De que no sería capaz? Ella no hacía más que mirarme y me dijo:

__ Fuiste tú ¿no?... El que cerró las ventanas.
__ ¡Por supuesto! ¿Qué pensabas dejándolas abiertas? ¡Zeus casi se muere de frío!
__ No seas repugnante, no actúes como si te importara. ¿Crees que Zeus moriría por algo así? Aja, ja, ja, ja, ... No sea absurdo omega inútil. ¡Zeus será un alfa fuerte y gobernará todo este lugar!
__ Alfa o no igual lo habrías matado, ¿Estas demente? Un bebé es frágil. No será que crees que si es alfa no moriría ¿o si? ¡¿Trataste de probar si era alfa de ese modo?!

Su expresión lo dijo todo. No tuve que hacer más preguntas. Su locura había rosado el límite. Entonces Anne tiro la vela al suelo y rápidamente el fuego empezó a esparcirse a través de los tapices del suelo y las cortinas.

__ ¡¿Que diablos te pasa?! ¡¿¿Quieres matarnos??!
__ Tú no lo entiendes omega, un heredero débil no puede gobernar este reino. Eso sería nuestra ruina total. Otros territorios vendrán a robar nuestras riquezas, violaran y nos venderán como esclavos. Es por eso que quieres escabullirte en el palacio; te quieres quedar con el trono maldito zorro manipulador. Si un omega nos gobierna será el fin de todo.
__ No... No sé que diablos tratas de decir...

El fuego logró llegar a otros cuartos y los sirvientes empezaron a despertarse. Todos corrían conmocionados y gritando por ayuda. Las campanas de incendios comenzaron a sonar a lo lejos mientras que Zeus y yo habíamos quedado atrapados en el corazón del incendio. Anne salió corriendo de inmediato y luego ya no supe lo qué pasó con ella. Zeus se estaba ahogando con el humo, yo traté de correr sobre el fuego pero no pude. No podía arriesgarme a que Zeus obtuviera grandes quemaduras, así que saque el agua acumulada dentro de los tarros de flores y moje algunas sábanas para envolver a Zeus con ellas. Abrí las ventanas para que saliera el humo y me asome al balcón en busca de una salida. Estábamos demasiado alto, por lo tanto, no podríamos salir desde el balcón. Empecé a entrar en mucho pánico y a gritar desde el balcón.

__ ¡AYUDA! Por favor alguien...

No había tiempo para esperar por alguien, así que tome una de las sabanas más amplias y la até como si fuera una pequeña bolsa. Puse a Zeus dentro y agarré una de las cortinas que aún no se habían prendido en fuego. La partí en tirones y los trencé para que fueran más resistentes. Amarre los tirones de la parte superior de la bolsa y lentamente empecé a deslizar a Zeus desde el balcón hasta el suelo.

Una vez estaba abajo, lo vi extender sus manos hacia a mí como si me estuviera diciendo que también bajara con él. Mis lagrimas fueron las únicas que pudieron bajar del balcón esa noche. Finalmente había renunciado a mi lucha por la supervivencia. Entendí que vivir no era sobrevivir. Ya no quería una vida en la que estuviera que estar sobreviviendo, ya no más. Ese fue mi punto de quiebre.

 Ese fue mi punto de quiebre

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
The Crown; La caída de los siete reinos.Where stories live. Discover now