La locura de los Irus

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Al ver las señales de humo, salí angustiado en busca de una respuesta. Azkal corrió detrás de mi y sentí que gritó varias veces mi nombre pero yo no le respondí. Las señales de humo se multiplicaban en el cielo. Eran tantas que parecían más bien un incendio. Azkal me sujeto de los hombros y me sacudió varias veces diciéndome:
__ ¡Akana! ¡Oye, Akana! ¿Qué es lo que te sucede?
Yo lo miré con mucho miedo e inseguridad y le apunté hacia el cielo y le dije: 

__ ¡Hay señales de humo en el cielo!
Azkal miró hacia el cielo y volvió a mirarme confundido, entonces me dijo:
__ No, no hay ninguna señal de humo en el cielo, Akana.
__ ¿Qué dices? ¡¿Acaso estas ciego?!- le grite con mucha cólera - ¡¡hay señales de humo por todas partes y tú dices que no ves nada!!
__ Akana, oye Akana... — Azkal trató de abrazarme para calmarme pero yo lo empujé con fuerza y le grité:
__ ¡No me trates como si estuviera loco!
__ Akana no es así, yo...—
__ ¡Solo cierra la boca Azkal!

Yo era incontrolable a veces, y no lo entendía, ¿por qué era así? Todo el tiempo sentía que me volvería loco casi por cualquier cosa. Era ira, mucha ira acumulada dentro mi. Casi como si fuera un baúl de furia titánica. Azkal me agarro la cara con ambas manos y me miro de cerca, entonces dijo:

__ Akana, ¡escúchame!, escucha... No hay ninguna señal de humo en el cielo, ¿de acuerdo? Ahora quiero que confíes en mi y tomes un profundo respiro para luego mirar el cielo detenidamente. Quiero que te des cuenta por ti mismo de que todo está bien, ¿de acuerdo?
__ ¿todo está bien?
__ Si, todo está bien, ¿me crees?
__ si...
Hice exactamente lo que Azkal sugirió y tome un profundo respiro para luego mirar al cielo detenidamente y cuando lo hice, me percaté de que realmente no había ninguna señal de humo en el cielo. Aún así, no supe si sentirme feliz porque nada malo estaba pasando o si sentirme mal porque estaba alucinando. "Quizás me esté volviendo loco" pensé. 

Azkal y yo entramos a la casa y después de un rato de silencio le dije que quizás debía ir a ver a alguien para consultarle lo que me había sucedido. Azkal reacción de forma inesperada y exaltada, entonces me dijo:

__ Tu estas bien Akana, nada malo te está pasando. Solo estas estresado por el bebé. ¿Confías en lo que te digo?

Azkal, era un hombre que no mostraba mucho sus sentimientos de manera externa, pero ese día, vi claramente toda su angustia dibujada en su rostro. Entonces le dije:

__ Si, así es, estoy bien y todo pasará.
__ Si, todo pasará, Akana.

Hace un tiempo escuché sobre la locura de los Irus, la tribu de mi madre. Se dice que los Irus tienen la maldición de perder la razón en cierto punto de sus vidas. Estaba preocupado de que eso me estuviera pasando a mi, pero Azkal se aferraba a la idea de que estaría bien. Por eso, salí cuando él no estaba al tanto y fui a visitar la tribu de mi madre por primera vez.

Al llegar había una enorme muralla de madera alrededor de toda la zona donde los Irus construían sus casas. Jamás había visto algo así en mi vida. Las demás tribus dividen sus territorios basándose en las limitaciones de los ríos y bosques, sin embargo, esa fue la primera vez que vi una división hecha por el hombre. Una muralla que para entonces desconocía cómo llamarlo. A primera impresión era como una enorme limitación construida para que nadie pudiera entrar o salir.

Los guardianes de la entrada no dijeron nada cuando me vieron y simplemente me abrieron las puertas, casi como si me estuvieran esperando. Una dama me recibió dentro y me dijo:

__ Bienvenido seas, Akana. Hemos estado esperando por ti desde hace mucho tiempo.
__ ¿por mi?
__ Si, ahora por favor acompáñame.

The Crown; La caída de los siete reinos.Where stories live. Discover now