La Mancha

726 90 26
                                    


  Capítulo 5

Al abrir mis ojos pensé que ya no estaría en la tierra de los mortales; honestamente, no deseaba despertar. Sin embargo, ahí estaba yo una vez más obteniendo las cosas cuando dejo de perseguirlas.

Mi reacción al percatarme de que había sobrevivido fue como el de un soldado que sobrevivió para enterarse de su derrota. En ese momento mientras miraba el mismo techo blanco de aquella última vez cuando ingerí veneno, pensé:

<< Soy tan desafortunado que incluso la muerte me abandona>>

Mis ojos se volvieron incapaces de derramar más lágrimas, aún así la tristeza seguía fortaleciéndose. Con apenas doce años empecé a aborrecer todo lo que me rodeaba, con tan solo doce años, deseé dejar ese mundo. Sin embargo, el verdadero terror a penas estaba por verse.

Escuché que mi padre entró al cuarto en donde me encontraba y me salvó de morir en el incendio. No entendía lo que aquel hombre sentía hacia mi, quiero decir, si me odiaba tanto ¿Por qué no dejarme morir justo cuando me había resignado a hacerlo?

Una mujer que nunca había visto entro a mi habitación y su cabellera roja me dejó hipnotizado. Nunca había visto alguien así hasta ese momento. Se dice que las personas como ella están malditas y traen la muerte a su paso. Es lo que en Alka se conocía como Abette (beta). Ellos son incapaces de tener descendencia como parte del castigo que les impusieron los dioses. Las mujeres del palacio solían decir que sus melenas rojas como la sangre fue una señal dada por los dioses para que las demás personas pudieran estar alerta de los "hijos malditos de la tierra muerta"  Sin embargo, cuando la vi me invadió la duda y le pregunté:

— ¿No has querido cortarlo?

— ¿Ah? ... ¿perdón?

— tu pelo, ... es hermoso pero todos te odiarán debido a el.

— ha, Ja, ja, ja...

Al reír sus mejillas se sonrojaron y se formaban unos hermosos hoyuelos cada vez que daba una carcajada. Me sentí tan avergonzado.

— Me gusta mi pelo, por eso jamás lo cortaré aunque a nadie más le guste. Soy feliz con el de la manera en la que es.

Al escuchar eso mi corazón sintió una pequeña punzada.

— ¡Pero!... ¿No le temes al rechazo, al odio que puedas recibir de los demás? ¿Acaso no le temes a la maldición de los dioses?

— mmmm ...

La hermosa doncella de pelo rojo y ojos diamantes me observó y dio un profundo respiro. Entonces me dijo:

— Los Dioses no me maldijeron. Esta sociedad lo hizo. Si alguien no puede amar cada parte de mi, la forma en la que nací, entonces, ¿Por qué debería preocuparme por su rechazo? Cambiar para ser amado no es amor, es rechazarte a ti mismo.

Mis ojos no podían dejar de hacer contacto con lo suyos luego de decir tan fuertes palabras con toda esa seguridad.

— Entonces, ... Dime como vivir sin que su odio te afecte.

— El odio es un sentimiento simple, termina donde el amor empieza. No debes temer a ser odiado. Debes temer al sentimiento de odiarte a ti mismo. Eso es exactamente lo que esta sociedad construida por los más fuertes quiere de ti. Debes ser valiente Hades.

Cuando dijo mi nombre mi piel se erizó. Su voz era como el canto de una Ninfa.

— Yo... puedo ser valiente al igual que tu. Doncella, por favor, jamás se corte su pelo.

The Crown; La caída de los siete reinos.Where stories live. Discover now