Rojo color sangre.

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Corro y corro, no me detengo, mis piernas tienen voluntad propia. El colegio está vacío. Sonrío, de nuevo siento deseos de hacerlo, todo es tán ridículo, seguro estoy soñando. Sigo corriendo, los pasos me persiguen, lejanos pero atentos. Mis piernas me llevan fuera del edificio, al patio. Afuera el día está negro, hay tormenta, a lo lejos estallan relámpagos. Afuera no hay más colegio, no está la cancha ni el patio, sólo un bosque oscuro de árboles muertos. Los pasos que me siguen se oyen más cerca, corro a través de los árboles, presiento que algo malo pasará sí me atrapan. El paisaje edificio tétrico, los árboles parecen siluetas humanas retorcidas con dolor. Pero eso no me asusta, corro sonriendo. Al final del bosque hay un edificio cuadrado, con miles de ventanas con barrotes. "Hospital siquiátrico" dice en unas opacos letras doradas sobre la puerta del lugar. Con inseguridad entro al lugar, no me da un buen presentimiento este hospital. Dejo de correr y de sonreír cuando entro, el lugar es horrible. Solo se ve un pasillo infinito atestado de celdas a ambos lados. La única luz del lugar son los estallidos se los relámpagos a lo lejos. Camino lentamente por el pasillo observando todo, con cada estallido de luz logro ver restos sangrientos en las celdas, demasiado mutilados para saber si son humanos. Camino durante momentos que se me hacen eternos, al final del pasillo hay una celda y en su puerta abierta cuelga un cartel con las iniciales A.H.R. Entro a la celda con un incipiente dolor de cabeza, siento que salen malas energías de ese lugar. En el centro del lugar hay una muchacha, tiene la cabeza inclinada y su pelo rojo le cubre la cara como una siniestra cortina. Levanta la cabeza y me mira con unos ojos sin emoción alguna, sonríe, con una sonrisa familiar y perturbadora. La quedo mirando, la conozco, es la pelirroja que había visto antes. Ella levanta la mano sin dejar de sonreír, tiene afirmado un espejo. Con ayuda de los relámpagos logro verme reflejada en él y con una punzada en el pecho logro percibir algo, tengo sus mismos ojos, su misma sonrisa. La miro y luego vuelvo a mi, entonces lo comprendo, ella soy yo, yo soy ella. Miro su pelo rojo y luego él mío castaño, tiemblo, yo no soy castaña, soy pelirroja, yo no soy yo... Este no es mi pelo, algo raro está pasando, yo no soy yo. La chica se acerca a mi con su pelo rojo sangre flotando en el aire con vida propia, como serpientes sangrientas. Sus ojos están completamente negros y de ellos escurre un líquido espeso color carmesí, que cae y cae formando rosas en el piso. La chica grita, me grita que salga de ahí, que huya o será demasiado tarde, pero no puedo hacerlo, su pelo se aferra a mi, me afirma, me asfixia, me ahoga. El aire comienza a faltarme, comienzo a desmayarme, todo se va volviendo borrado mientras la celda se va llenando de luz y ruido. Caigo al piso inconsciente bajo la atenta mirada de las muchas alumnas que me rodean en él casino del colegio. Mi cabeza me da vueltas. Ya no se qué es real y qué es sueño.

Sueño, Muerte, SangreWhere stories live. Discover now