Capítulo 3

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24 horas para el juego de Bienvenida

10 meses para la Fuerza Aérea

La casa Hayes no era exactamente pequeña. Cuando uno tiene siete hijos, cada uno con una personalidad sólo un poco demasiado grande para su propio bien, hay que tener un montón de espacio y dormitorios. Pero con todo el equipo de fútbol y un buen puñado de otros padres en la casa, las paredes estaban en peligro de ser derribadas y el techo de colapsarse sobre todos nosotros mientras nos desplazábamos dentro y fuera de ella.

A veces deseaba que mis padres enviaran a las niñas más pequeñas a casas de una amiga o algo, cuando teníamos estas cenas. Al menos podía estar agradecido de que Daryl y Betiana estaban ausentes en la escuela. Eran dos cuerpos menos. Pero eso todavía nos dejaba con Anabelle, quince ; Christine, trece; Sawyer, diez; y James, siete. Pero mis hermanos eran casi parte del equipo. No parecía que importa si sus edades estaban en el rango no-eres- genial-porque-eres-pequeño, y la mayoría del equipo se llevaba muy bien con ellos.

-¡Aris! -Mamá gritó desde la cocina. Su cabello rizado marrón oscuro salía disparado en todas las direcciones, dándole aspecto enloquecido pero cálido-. Lleva esto a la mesa.

-Listo. -Llevé un enorme recipiente que contenía una ensalada y un plato caliente hirviendo que contenía algo que ni siquiera reconocía y otro gran recipiente lleno de arroz. Fue pura suerte que llegara a la mesa sin derramar algo caliente a la cabeza de alguien. Entonces papá me llevó a donde estaban los trece pollos en la parte de atrás de la casa. En serio esperaba que ninguno hubiera puesto huevos en el patio. No había nada como arruinar una cena de equipo pisando huevos podridos ocultos en el patio.

Por desgracia, había sucedido antes. Esa misma noche Elias vomitó en la sala de estar.

-¿Disculpa, Jake Austen? -Oí a mamá decir desde adentro-. No deberías usar un lenguaje como eso. No me importa si eres un adolescente y un jugador de fútbol. No hablarás así en mi casa.

-Lo siento, Sra. Hayes. -Escuché a Jake a disculparse-. No sucederá otra vez.

-Será mejor que no, o te enjuagaré la boca con jabón y no creo que no lo haga.

Reí mientras cerraba la puerta del gallinero. Mamá no tenía ninguna tolerancia para el lenguaje grosero, algo que había arraigado tan bien en sus hijos que literalmente nunca dejaba que una mala palabra resbalara mis labios jamás, incluso cuando estaba solo con mis amigos. Ella había inculcado los mismos valores en la mitad de los niños en esta isla, ya que la mitad de ellos había pasado una buena cantidad de su verano en nuestra casa o patio trasero.

Finalmente fue tiempo de sentarse y comer. Mamá no sólo había cocinado lo suficiente para alimentar al ejército que era el equipo de fútbol, podría haber alimentado a un ejército de la armada entero. Todo el mundo hablaba muy fuerte al llegar a comer alimentos, infinitas burlas y broma se decían sobre el juego de mañana.

La gente en la isla podía ser rara, pero eran gente buena en general.

No encontrabas gente así en otras partes del país. No encontrabas a alguien que preguntaría si tu alpaca doméstica se sentía mejor después de ataque de lo que se había sospechado era varicela. No encontrabas a personas que inesperadamente te trajeran cena o llegaran a limpiar tu casa solo porque tu mamá no se estaba sintiendo muy bien. Cuando necesitas ayuda, juntas a todos tus amigos, así como a una docena de desconocidos, a veces lo quisieras o no. Las personas en la isla se cuidaban unos a otros.

Mientras los miraba a todos ellos, sentí solo una pizca pequeña de dudas en mi decisión de abandonar la isla tan pronto como me graduara.

Siempre había estado tan emocionado de dejar esta pequeña isla y su pequeña y extraña gente.

Hasta esa noche, con mi partida inminente tan cerca, no pensé que extrañaría a ninguno de ellos excepto a Dest.


Mute (En Edición )Where stories live. Discover now