Capítulo 4

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4 horas después de ganar el Juego de Bienvenida

10 meses para la Fuerza Aérea

De los treinta y siete estudiantes de último año en la Escuela Secundaria Wales, todos y cada uno de ellos habían estado en el juego de fútbol de bienvenida. Era viernes por la noche, el cielo estaba nublado, con amenaza de lluvia, un pintoresco día de septiembre en Wales Island. Los Vikingos habían aplastado a los de la secundaria Tree Hill Baptist, treinta y dos a dieciocho. Había anotado cuatro de esos touchdowns. Y celebré con veinticuatro de mis compañeros.

-¡Aris! -gritó Elias desde el otro lado de la hoguera-. ¡Atrápala!

Apenas levanté mis manos para bloquear la lata de Budweiser de golpearme en pleno rostro.

-¡Y así es cómo ganamos el juego hoy! -aplaudió Elly, el resto de la gente aplaudiendo y gritando con él. Negué con la cabeza y me reí mientras lo miraba tomar otra cerveza de la nevera a sus pies y tirársela a Jake.

Todo el equipo de fútbol estaba en la fiesta y si nos atrapaban, estaríamos arruinados por el resto de la temporada. No podía pensar en nada peor que tener a los policías sobre nosotros. Estábamos en camino a ganar los distritos este año. Le había dicho a Jake y Elias que eran estúpidos por hacer esta fiesta, y sin embargo allí estaba yo, bebiendo con el resto de ellos.

Ignorando la voz de mi madre en la parte posterior de mi cabeza, la que siempre estaba allí cuando lo que fuera que estuviera haciendo, algo que sabía que no debía, abrí la lata. Moonshine se unió a mi lado y golpeando su mano en mi hombro, dijo-: ¿Te reto a una carrera hasta el fondo?

-Bebe -comenzó a cantar Austen-. ¡Bebe! ¡Bebe!

-En eso estamos -me burlé. Sin vacilar, mis labios se encontraron con el borde de la lata y me incliné hacia atrás.

El alcohol quemó mi garganta mientras bajaba, y todo en mí quería toserlo fuera de mí. Pero nunca admitiría que esta era sólo la tercera cerveza que había tenido en mi vida. La que había terminado hace ni tres minutos era la segunda.

Aplastando la lata en mi puño mientras la última gota se deslizó por mi garganta, la lancé hacia el suelo y levanté mis brazos en señal de triunfo.

Elly tosió cuando se ahogó riendo.

-¡Así es como lo hacemos, Hayes! -Incitó Jake, golpeándome en la espalda-. Tal vez no eres tan inocente como todos creíamos que eras.

-Cállate, hombre. - Dije empujándolo y riendo con el resto de la multitud.

Todos nos habíamos reunido en la casa de Jake en Deer Harbor, casi al final del mundo en Wales Island. Los Austen habían poseído los veinte acres de propiedad frente al mar desde principios del siglo XX, que fue suerte. Los padres de Jake nunca habrían sido capaces de costear un lugar como este por su cuenta.

Y por suerte para los estudiantes de la secundaria, ellos estaban en Portland para un tipo de convención hippy sobre salvar al salmón, o helechos, o la gruya de dos dedos y ojos cruzados, o algo como eso.

Ninguno de nosotros jamás lo admitiría, pero fiestas como esta pasaban todo el tiempo en la isla. No había nada que hacer en una isla tan pequeña, así que fiestas con vasos plásticos de color rojo y pipas de vidrio eran una solución frecuente.

-En serio no puedo creer que hayan invitado a todas estas personas -dijo Behati cuando se detuvo al lado de Jake, dándole una mirada mortal.

Era difícil de creer que ellos fueran gemelos, con el cabello casi negro y largo de Bee, y el de él castaño. No podían haberse parecido menos.

Mute (En Edición )Where stories live. Discover now