11 (2da parte)

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Märco

-Paso por ustedes a las siete -dijo Darius con una sonrisa mirando a Thara huir de nuestro lado.

Ella había viajado tiesa como una estatua a nuestro lado y para satisfacción propia no había lanzado ninguno de sus comentarios idiotas respecto a lo sucedido en la Torre. Estuve incluso tentado a decirle que solo podía utilizar mi don por espacio de treinta minutos desde que la tocaba. Pero fue incluso más divertido verla fruncir el ceño mientras evitaba el contacto visual con nosotros.

-Los chinos fueron muy exigentes con eso del horario y dado que se espera una tormenta quizá demoremos un poco más en llegar al sitio de la reunión.

Sopesé los pro y contras de llevar a mi prometida a una aburrida cena de clanes, en donde el tema principal de discusión seria las posibles futuras alianzas transcontinentales.

-Bien, nos vemos en un rato.

Me dirigí a la habitación con la esperanza de cambiarme rápidamente y poder completar un par de asuntos concernientes a nuestro clan antes de tener que partir.

Nadie me había advertido lo que allí me encontraría.

**

"El muy desgraciado piensa matarme de la frustración."

Con la frente apoyada en la puerta caoba del cambiador escuchaba la parafernalia de la mujer del otro lado. ¿Por qué tenia que hacer todo tan complicado?

-Dame una oportunidad. Solo una.

Me quedé sorprendido con su pedido. Otra en su lugar, me hubiese enviado a la mierda y hubiese disfrutado de los placeres mundanos que le ofrecía: joyas, dinero y poder.

-Podemos al menos intentarlo. Has decidido casarte conmigo le pese a quien le pese. Me elegiste... -continuó dando un tiro certero. - Dime, ¿hay algún otro de tus lazos que hayas elegido tú y no que tengas por obligación?

La semilla de la discordia plantada con éxito. Justo en el blanco. Y la respuesta era simple.

¿Hay algún otro lazo que tenga y que yo haya elegido? No. No había otro, Livet... desde niña siendo preparada para permanecer a mi lado... Darius, entrenado como guardián principal del futuro señor del clan...

¿Primer amor y mejor amigo? ¿Serian ellos eso? ¿O al igual que yo estarían condicionados a cumplir ese deber?

Me elegiste... había dicho. Tan segura, con tanta fuerza.

Y yo lo había hecho.

-Está bien -Abrí la puerta del cambiador. Enfrentándola. -Tienes razón. Te elegí. Vamos a intentarlo... no, mejor vamos a hacer que funcione.

Sus ojos cafés se abrieron con ilusión, pero me decidí a hacerle saber desde el inicio que no seria fácil.

Yo no sería fácil para ella. Quien con solo un par de horas había podido poner de cabeza la concepción de mi mundo.

La tomé con fuerza para besarla. Sin embargo, nunca me preparé para que la ira de ese momento se transfigurara en pasión. Sus labios se hincharon ante mi demanda, pero no se amedrentó.

-Yo te elegí -repetí, convenciéndola a ella y a mi mismo de que era lo correcto.

"Miren nada más, Melissa tenía razón; mi futuro maridito es todo pasión puertas para adentro."

"Que piel tan suave y que agarre tan duro..."

-¿No estas asustada? -fue lo único que pude preguntar cuando su torrente de pensamientos libidinosos me golpeó con fuerza.

HIELO [en tu mirar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora