20. (III PARTE)

809 68 5
                                    

Los gritos inundaron la sala y los hombres de seguridad que custodiaban la casa llegaron justo a tiempo para salvar mi trasero.

La sombra asesina desapareció después de romper ruidosamente un cristal y correr hacia el exterior que se mostraba con una lluvia furiosa.

—¡Señora! —gritaron al unísono al verme acuclillada y con los ojos fijos en el cuerpo inerte de Peter. —¡Señor!

—¿Qué sucedió aquí?

Ver al señor Hans abrazar a su esposo muerto fue terrible para mí. Su cabeza fija en el pecho sin movimiento de su compañero de toda la vida. Desde la distancia donde me encontraba pude sentir el dolor en su llanto silencioso.

La ceremonia de entierro de la pareja del ex señor del clan, se vio eclipsada por la noticia de que Märco había aparecido y hacia una entrada triunfal por la puerta de la mansión. Él estaba recuperándose de un ataque perpetrado por los lobos de la frontera, pero sobreviviría. Mi tonto corazón aleteo emocionado al verlo de nuevo. Sin embargo, no corrí a abrazarlo. A su lado, como una especie de lapa se encontraba Livet y tras ellos, Darius.

Esa fue la segunda vez que vi el corazón de Hans Sneider romperse. El ver regresar a su hijo con vida y luego de creerlo perdido, pudieron con él.

—Deja de llorar —dijo Märco bruscamente. —Te he dicho que no me gustan las lágrimas en tu rostro, padre.

Todos nos quedamos petrificados al oír su tono de voz despectivo y hastiado. Hans, que levantaba sus brazos para abrazarlo se detuvo y sonrió tristemente.

—Mi alma rebosa de alegría al verte sano y salvo.

—Mi señor, lamento profundamente la pérdida del clan —saludo Livet con la cabeza gacha. Ella parecía muerta. Pensé que al ser quien trajera a Märco a casa vivo, ella saltaría en un pie.

No era así.

La altivez con la que se movía no estaba, su mirada parecía apagada y ella intentaba a toda costa no permanecer en la misma habitación que nosotros. Quizá el shock para ella había sido demasiado, sin ir más lejos el Señor Peter la había criado como su hija, depositando en ella sus ilusiones y cariño.

—Allí esta tu esposa —dijo Hans a Märco que no me quitaba los ojos de encima. —Al menos con ella sé considerado ya que te ha llorado durante muchos días.

Él sonrió y su sonrisa me produjo escalofríos.

—Debes estar cansado, mi señor—lo freno Darius cuando él ordenaba a Livet acercarlo a mi. —La pelea con los lobos no fue fácil para Märco, lo hemos encontrado por poco y sin vida.

No debía ser un genio para saber que Darius no quería que yo estuviese cerca de mi esposo. Quizá el rencor por nuestra última llamada aún se mantenía.

—Apártate —dijo mi esposo bruscamente a su muleta personal. —Como mi padre dice, al parecer mi esposa me ha llorado durante mucho tiempo. Ven aquí.

Livet me miró enfurecida. Sin embargo, cumplió con la tarea de hacerse a un lado y yo me acerqué a abrazarlo. La sensación era rara. Mi cerebro no podía unir su olor con la frialdad de su tacto.

Algo estaba mal. Demasiado mal.

**

Dos semanas habían pasado del retorno de Märco desde Francia y nada era lo mismo en la mansión Sneider. Ya fuese por la tristeza que se palpaba en el ambiente como por la falta de interés por parte del odioso líder alemán en esclarecer el asesinato de su padre.

¿Qué sucedía con él?

Estas semanas de recuperación habíamos incluso dormido en habitaciones separadas, debido a su "frágil" estado de salud. Que a mi ver, era puro cuento y él se encontraba furioso conmigo por haber escrito esa carta.

HIELO [en tu mirar]Where stories live. Discover now