Yo te espero

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Raoul volvió directo a casa andando por las calles de la ciudad como un alma en pena.

¿Eso había sido una despedida?

Así lo sentía, cada vez tenía más que nunca la sensación de que no volverían jamás a tener la relación de antes o siquiera a hablarse. Y eso lo destrozaba.

Como un autómata, siguió el camino que se sabía de memoria entre una casa y la otra a pesar de haber ido pocas veces, no había llegado a pasar tanto tiempo en ese piso como en el de Miriam y sin embargo había sido tan especial lo que había vivido allí que era imposible que no recordara el camino a la perfección.

Llegó a casa unos minutos después, aún pareciendo un zombi. Se dirigió a la cocina para servirse un vaso de agua y tratar de salir de ese estado, las lágrimas habían desaparecido hacía rato dejando lugar a esa sensación de vacío que le invadía haciéndolo actuar así, como si nada más alrededor existiera.

— Raoul ¿Qué haces aquí? ¿Y Luna? — soltó una pregunta tras otra mientras bajaba las escaleras al extrañarse al verlo allí tan pronto y no ver a la pequeña con él.

— Nos encontramos con Dani camino al parque y quiso ir a jugar a su casa — por fin salió del trance aunque siguiera estando raro, mirando hacia el mayor mientras se sentaba en el sofá a su lado.

— ¿Y tú no fuiste con ellos? — preguntó con el ceño fruncido. Claramente le extrañaba que no se juntara con Agoney. Le había mentido diciendo que había estado con él mientras Rodrigo estaba en el trabajo para que no sospechara pero las cosas se estaban volviendo muy notorias ya.

— No, me duele la cabeza, prefería venir a descansar. No sabía que seguirías en casa — otra vez con el tono monótono presente en su voz.

— ¿Te molesto? — preguntó alzando una ceja.

— No, para nada — ni su voz ni su cara reflejaban lo que sus palabras decían.

El mayor suspiró, decidiendo si decir lo que había estado meditando.

— ¿Qué te está pasando Raoul? — soltó finalmente lo que llevaba días queriendo decirle.

— ¿Qué dices? Nada — se puso a la defensiva al instante.

— Mira me estuve conteniendo porque sabía que esto pasaría, sabía que te enojarías, pero ya no me puedo aguantar y seguir esperando más. Estoy preocupado mi amor — finalmente se sinceró. Llevaba semanas pendiente de él en silencio pero ya no podía aguantar más.

— No me pasa nada Rodrigo ya te lo dije — repitió enojado.

— No me mientas más. Sé que algo te sucede — insistió.

— Que no Rodrigo, basta — elevó la voz.

— ¿Crees que soy tonto y no me he dado cuenta de que hay noches en las que lloras?

Raoul mira hacia abajo, ya no puede sostenerle la mirada ni seguirle mintiendo.

— Bueno sí, me pasa algo — admitió finalmente, estaba acorralado — Pero son cosas mías.

— ¿Cosas tuyas? — rió indignado — Eres mi marido, me preocupo por ti.

— Lo sé — respondió ahora más tranquilo el rubio — Pero no quiero contarte. Es una tontería, ya pasará.

El de ojos azules negó con la cabeza rendido.

— No es una tontería si te tiene tan angustiado.

— Ro-

— Estoy harto Raoul — lo interrumpió. Ahora era él quien se había enojado — No me dices nada y ya estoy cansado de esto — gritó antes de levantarse del sofá — Me voy a tomar un poco de aire porque no me apetece ni verte ahora mismo.

Petricor | RagoneyWhere stories live. Discover now