ESPECIAL NAVIDEÑO.

3.9K 747 1.2K
                                    


Owen.

Mi relación con Kurt era peculiar. Nuestras diferencias causaban muchos desacuerdos pero después de todo lo que habíamos pasado pudimos encontrar la fórmula para querernos de una forma sana: Respeto.

Esa fue la manera en que llegamos juntos al invierno.

Aún así...

—Piojoso, ¿m-me hiciste vestir de duende por mi estatura? —Los ojos oscuros de Kurt irradiaban furia.

—Lo juro que no, arbolito de navidad. —Negué con la cabeza y las manos en alto, sacudiendo el cascabel de mi gorro.

Desvié la mirada por el nerviosismo que me causaba verlo a punto de estallar ante la broma que él creía que yo le estaba jugando. Metí una mano en mi malla verde y extraje el folleto, dejándoselo en las manos.

—Léelo bien, tonto. Habrá un concurso de disfraces de duendes y como no pagamos entrada es obligatorio. —Expliqué la situación sonriente, dándole tranquilidad.

—Me de-dejaré convencer esta vez, cabeza-za de trapeador. —Tartamudeó con un tono molesto, mirándose de nuevo en el espejo para terminar de acomodarse el moño rojo.

—Así te gusto. —Bromeé, recargado en la mesa auxiliar esperando por su patada con los ojos cerrados.

—Sí, así me gu-gustas. —Se rió al percatarse de cuan ciscado me tenía.

Podría morir aquí mismo de diabetes.

Le ayudé a terminar de ponerse el traje mientras él bebía su agua mineral de sal con limón. Tuve que ponerme de cuclillas para atarle las agujetas. Kurt Fiat podía ser extremadamente flojo y yo demasiado perfeccionista así que hacíamos lo que al otro no le gustaba.

—¿Contento? Vámonos, sabes que oooodio llegar tarde con cada fibra de mi ser.

Bufé, abriendo la puerta de mi apartamento para que dejáramos el pasillo y bajáramos de inmediato por la escaleras.

—Ooooodio bajar esca-caleras. La próxima vez quédate a dormir en mi a-apartamento. —Kurt puso la propuesta, saliendo del lugar primero.

Le seguí el paso con mis tenis verdes llenos de cascabeles que habíamos pegado la noche anterior. Era un milagro que el verde volviera a mi vida con tanta emoción.

—Solo dormir, ¿verdad? —Posé mis manos en sus hombros, caminando juntos hasta llegar a la calle principal.

—Por su-supuesto que no. —Su comentario me hizo reír como idiota.

Nos tomamos de la mano, buscando la dirección de la posada en nuestra manzana. Sus manos eran cálidas aunque sus mejillas estaban coloradas por el frío. Nos acercamos cada vez más para compartir el calor.

Habían fiestas en la universidad pero cuando fue hora de decidir que haríamos ese día nuestra lista se redujo poco a poco. Queríamos hacer algo diferente a lo que hacíamos en una cita común, fue cuando una anciana nos invitó a la posada de su iglesia que sería cerca de la casa así que pensamos que eso era más nuestro estilo.

—¿Crees que se-sea aquí? —Kurt Se detuvo, apretándome de la mano con su derecha y con la izquierda señalando la pequeña cúpula blanca rodeada de luces navideñas—. Es lo único lla-llamativo. Las demás son casas enanas.

Como tú, mordí mi lengua para evitar soltarlo.

—Estoy seguro de que sí. Acerquémonos a observar y si parece que nos equivocamos aún es temprano para huir. —Musité, arrastrándome con él al interior.

El apartamento que se convirtió en zoológico. {FINALIZADO}Where stories live. Discover now