Capítulo 32: No debería pensar así de ellos, lo siento.

2.8K 501 551
                                    


Owen.

Predicaba libertad, pero me hallaba encerrado en mis propios pensamientos obsesivos que comenzaban a marearme. Eran mentiras en susurros, pidiéndome que no confiara.

Me sentía en ocasiones como una bestia sin control, gritándome a mí mismo que por favor me detuviera antes de cometer el mismo error de siempre. La inseguridad me estrangulaba.

—Gra-Gracias por caminar conmigo hasta clase. Vamos en distintos edificios lejanos, cre-creo que solo te veo en el comedor principal. —Comentó Kurt con una sonrisa, aferrándose a mi mano.

—Llevamos tomados así una hora, yo debería ser el agradecido. —Me reí, elevando la vista al intenso sol del mediodía.

Nuestros pasos eran lentos sobre el césped, cruzando al área verde para llegar antes. Algunos estudiantes reposaban debajo de los árboles, tomando una famosa bebida de sandía y algunas leche fría de fresa. Pude percibir a un chico tomado con lentes de sol, reposando como si fuera un día de playa.

Los hermanos de Kurt habían vuelto al campo días atrás, yo estaba agradecido por tener un poco de paz aunque iba a extrañarlos un poco.

Olía a shampoo, aunque esa era la cabeza de Kurt. Me encantaba ese olor, era el que yo había comprado recientemente como tratamiento y él también comenzó a usar. Me daba ganas de abrazarlo y restregar mi rostro en su cabello verde recién teñido.

—Oh, e-esa de ahí es Arlette —habló Kurt, observando a la chica de dos coletas con overol que se aproximaba hacia nosotros con pasos rápidos—. Es mi com-compañera de equipo, también estudia pai-paisajismo.  Es la única con la que ha-hablo seguido, es muy ale-alegre.

Solté su mano por impulso, desviando la mirada del frente para dejarle hablar en paz con la chica antes de despedirme. Kurt trató de tomar mi mano de nuevo, pero empujé su brazo repitiéndole que ahora no.

—¿Por qué de-demonios no? —Me tomó con fuerza, mirándome confundido—. ¿Te mo-molesta que nos vean juntos?

—No es eso, gnomo maligno —traté de calmar mis nervios, centrarme en sus expresiones antes de que fuéramos interrumpidos por la chica—. Soy el primer chico con el que sales. No quiero que alguien te señale.

—Me im-importa tres pavos eso. Ya so-soy el tartamudo pequeño de ca-cabello verde. —Abrió la boca irritado, haciendo un puchero que me convenció de volver a tomarlo de la mano.

La chica quedó con una sonrisa forzada de boca abierta, sacudiendo como un chihuahua la cabeza al no saber cómo hablarnos pues no entendía la situación o el porqué ambos lucíamos molestos. Extendió ambas manos, ofreciendo con seriedad aquel apretón.

—Kurt Fiat, ¡hola! ¿Ese es tu novio? Mucho gusto, soy Arlette Ovni, como los ovnis donde van los marcianitos a matarnos —se rió de su chiste, aunque se calló al vernos confundidos. Tosió para calmar sus nervios—. Perdón, no sabía que...

—Sí, es mi no-novio, Arlette —Kurt le sonrió, tomando mi mano para que yo la estirara y apretara saludos con ella.

—Guapo, eh —me estrechó la mano, aunque supongo que la apartó pronto al sentir mis palmas sudar—. Un corte te vendría bien.

—Gracias por el consejo. —Me reí.

Kurt le pidió que no me diera ideas. Habló de lo mucho que le gustaba mi cabello antes de disponerse a andar hacia su facultad. Le hice un corazón con mis manos, aunque me dijo que parecía un círculo entre carcajadas mientras se marchaba.

Volví al comedor para terminar mi postre junto a Tain, quien volvía a hacer dieta por su trabajo. Sasu estaba sentada junto a ella, tratando jamón mientras hablaba de los placeres de ser heterosexual aunque los hombres a veces eran desastrosos. En general amar era desastroso.

El apartamento que se convirtió en zoológico. {FINALIZADO}Where stories live. Discover now