Cap 6 (Editado)

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Vaciló unos segundos antes de dirigirse a la puerta, sus pies torpes caminando sobre la madera, el sonido rebotando sobre las paredes de la casa.

Al abrir se encontró con un hombre, su cara sería le heló la piel mientras él tan solo la escaneaba.

- Hola. - sonrió intentando disipar sus nervios.

Si estómago retorció mientras sus manos sudaban, ¿Porqué estaba tan nerviosa? Era un simple socio, mas su manera de mirarla la incomodaba a grandes niveles.

Tras unos segundos de escaneo por parte del chico, frunció el ceño y se decidió a hablar.

- Soy Carlos, vengo a ver a Will y a mi prometida, imagino que eres una sirvienta.

Aquel comentario la dejo aturdida, se había estado arreglando toda la mañana y de alguna forma, el chico intentaba ser despectivo sobre ella, pues era obvio que no era una sirvienta.

- Melisa.- extendió su mano.

El joven la estrechó y sonrió.

- Discúlpame, te confundí con otra persona, señorita Abrahams.

- Mi apellido es otro.- mencionó demostrando su pequeña confusión- pase.

Se apartó de la puerta, dejando pasar al invitado.

- Hola, Carlos.

- ¿Podemos hablar un momento, summer?

- Obviamente, Abrahams.

¿Abrahams? Así se había dirigido el hombre antes hacia ella.

Los dos empresarios desparecieron lentamente sobre el pasillo.

- ¿Estás nerviosa?- el chico soltó una pequeña risa.

- Últimamente me se de uno que está muy gracioso.

- Vamos, no te enfades, seguro que te irá bien.

El chico se acercó a ella para abrazarla gentilmente. Ella, se fijó en todos los rasgos de aquel muchachacho. Su voluminoso cabello, que tuvo el lujo de ver mojado, sus rizadas pestañas y sus labios, grandes y carnosos.

- Me dijo mi padre que te vio con el libro que me diste, si lo quieres de vuelta...

- Solo cállate, arruinas mis vistas.- posó un dedo sobre los labios de la chica y la miró fijamente durante otros segundos. - ¿Que pensaría tu padre si viera lo bien que nos llevamos?- susurró.

- Supongo que es normal, pasamos la mayoría del día juntos. Pero probablemente piensa que nos gustamos.

El joven tan solo asintió con la cabeza, sus labios rozando, dejó un beso sobre su mejilla antes de alejarse súbitamente de ella.

- Hija, ¿Podemos hablar?

...

- ¿Ella es?

- Si.

- No me dijo que fuera tan joven.

- Tiene 19, tu 30, no exageres.

...

- Hija, quiero que visites la casa de nuestro invitado.- comentó en medio de la sala, a oídos de todos.

- Como quieras, Hugo, vamos.

- No, quiero que vayas tú, sola.- sus vellos erizaron mientras, torpemente, intentaba soltar alguna palabra.

...

- Gracias, por venir.- habló el empresario.

Se sentó a un lado de la chica, sobre el sofá, extendiendo una taza de café que la joven aceptó más por educación que por gusto.

- Voy a ser claro, Melisa, me interesas y mucho.

Los ojos de ella se agrandaron bruscamente, podía notar sus propios latidos, sus manos sudando y sus pies pisoteando el suelo de madera; llevaban varios minutos en rotundo silencio.

- Mira, cariño, - se inclinó hacia ella- Óscar no tiene porqué enterarse de esto, ¿sabes? Solo déjate llevar nena.

Acercó sus rostros rápidamente, sus brazos apoyados sobre el sofá, a los lados de la cabeza de la joven.

- No. Porfavor, no hagas una idiotez.- suplicó en un susurro.

- Define idiotez.

Unió sus labios con los de la joven,de forma brusca, quién tan solo se removió bajo el cuerpo de aquel hombre. Su agarre se hizo más fuerte, sosteniendo sus muñecas y cortando el pase de sangre sobre ellas.

Su cuerpo tenso, su asco, las uñas clavadas en la piel del otro, rogando al mundo que la soltara.

Definitivamente no se sentía como Hugo, los roces de ese chico la mataban, sus besos sobre sus mejillas, tocar su sedoso cabello. Sus... Labios.

- Oye.- se separó de ella por un instante - no llores amor, no dolerá.

- ¿Qué?

- Mierda, así no se puede hacer nada. Vamos, te acompaño a casa.

- Sabía que nada bueno vendría de mi padre.- murmuró para si misma.

Estúpido Pero Mío Where stories live. Discover now