Cap 19 (Editado)

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- Eh, baja el arma.- espetó el escolta hacia aquel hombre.

- No. ¿Pretendías dejarme así e irte de rositas? Joder, Melisa. Te he tratado bien, mejor que bien, ¿cuál es tu problema? No puedes irte sin más, aprenderás el precio de las cosas Melisa, todo tiene un precio. Te has marchado con tu puto guardaespaldas como si nada a vivir un romance, ¿Precioso, verdad? Sería una pena que aquello acabe ahora mismo.

Podía notar el rencor y ironía sobre sus palabras. Su mirada se dirigió al chico que tenía a su lado.

El hombre, tenso, levantó el arma que tenía entre sus dedos.

- No quería hacer esto, tú me obligas. ¡Tú me obligas Melisa!

- Estás como una puta cabra.- soltó la chica como respuesta, con su miraba fija en él.

- Te arrepentirás de lo que acabas de decir.

Quitó el seguro del arma con lentitud, esperando algún inconveniente que le permitiera para la locura que había nacido en su mente. 

No lo hubo.

Cerró los ojos con fuerza antes de apretar el gatillo, sin duda sabía que se arrepentiría.

Cuando el estruendo acabó de sonar, abrió los ojos con una escena ante él que jamás esperaría. Aquel hombre, se encontraba con sus dos manos sobre su torso, y sus dedos llenos de sangre.

- ¿Que acabas de hacer? ¡¿Acaso eres estúpido?!- reclamó la mujer.

- Soy tu estúpido. - soltó una risita tras las palabras.

- Joder, Hugo.- murmuró ella.

Dejó un beso rápido sobre sus tibios labios antes de llamar a una ambulancia, aquel hombre había huído.

...

- Lo sentimos señorita, no ha superado el trauma.

No ha superado el trauma...

...

No podía soportarlo, su mente tan solo le recordaba aquel momento a cada instante. Había sufrido un aborto espontáneo debido al estrés que su situación había causado. Debía hacer algo para olvidarlo, debía hacerlo.

...

La chica llevaba sin ir a trabajar una semana, ¿estaba enferma acaso? Era demasiado responsable como para faltar sin más, estaba seguro de ello, era su compañero de trabajo.

Decidió ir a saludarla, tal vez la muerte de su novio y su bebé la había tocado demasiado.

La puerta de la casa se encontraba abierta, sin llave.

- ¿Melisa? He traído comida, me gustaría invitarte a cenar algo, ¿te encuentras mal?

Buscó a la joven por toda la casa, hasta dirigirse a su habitación, lo que vió le heló la sangre, sin duda.

Sangre, que se había tornado oscura con el tiempo, rodeando a la joven, quién sostenía un cuchillo sobre la palma de su mano derecha.

Lo único que había a su lado era una breve nota.

Me marcho a visitar a mi estúpido guardaespaldas y mi hijo, cuidaros.

Fin...

Estúpido Pero Mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora