XI. Odioso karma.

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- ¡Kay!

Mi cuerpo se movió automáticamente al oír mi nombre. Recorrí el lugar con la vista intentando encontrar la procedencia hasta que me tope con Sasha, la cual intentaba llegar hasta donde me encontraba pasando entre la muchedumbre de gente.

- Debería irme, espero que disfrutes de la fiesta.

Mis ojos volvieron hasta Vincent, pero no me dio tiempo a decir nada, se fue de mi lado con mucha rapidez después de hacer un gesto con la cabeza en modo de despedida. Sin embargo, no me pasó desapercibido la extraña mirada que echo por encima de mi hombro.

- ¿Dónde te habías metido?

Arrugué el ceño y mis ojos fueron hasta la persona que más ganas tenía de estrangular en ese momento. La miré con claro enojo.

- ¿Tú me estás preguntando donde me había metido? – inquirí con voz molesta. - Eres tú la que se ha perdido y ....

- ¿Hablabas con Vincent? - preguntó repentinamente sin dejar que terminara de hablar.

Algo en su voz debió alertarme, por desgracia, no me di cuenta en aquel momento.

- Si, era él. – afirmé. - ¿Qué diablos ha poseído a tu hermano?

Su rostro se contrajo ante la última palabra. Me di un golpe mental, Sasha odiaba cuando se referían a Vincent como su hermano, lo sabía. Aunque sus padres se habían casado hace mas de diez años, ella nunca lo había considerado realmente su familia.

-  ¿De qué hablas? - preguntó dejando pasar el tema, lo que me hizo suspirar aliviada. 

- ¡Es otro! – exclamé de manera exagerada. Ella puso los ojos en blanco, pero yo continúe. - ¿Cómo es que no me lo habías dicho? Habrá pensado que soy una estúpida, me he quedado mirándole como si se hubiera transformado en Hulk en medio del salón.

Aquello le hizo reír un poco, sin embargo, aquella pequeña risa ni siquiera le había llegado hasta las comisuras de los labios.

- Sinceramente no sé de qué estás hablando. - dijo finalmente en un hilo de voz. - Conmigo sigue siendo el mismo imbécil de siempre.

- ¿De verdad?

Asintió. Me crucé de brazos, mientras mi mente de daba más vueltas al asunto.

- ¿Tendrá bipolaridad? – volvió a reír. – Es en serio. ¿Estás segura que es Vincent y no alguien que lo ha suplantado?

- Tan segura como que esta tarde nuestra amena charla ha acabado con mi café tirado sobre su cabeza.

- Oh.

- Si.

De acuerdo, aquello era propio de Vincent. Las disputas entre ellos dos no era algo fuera de lo común, más bien todo lo contrario, pasaban desde el momento en que se conocieron. Desde que Sasha se había mudado a la casa de Vincent junto con su madre cuando era apenas una adolescente se habían llevado como el perro y el gato, más de una vez Sasha había intentado irse de casa diciendo que si se quedaba acabaría por ahogarlo en la piscina. En su defensa diré que Vincent no era un ángel precisamente, si hubiera estado en su lugar yo lo hubiera ahogado el primer mes.

Mis dudas siguieron aumentando. Si seguía siendo un imbécil, ¿por qué se había comportado de aquella manera conmigo?

- Necesito otra copa. – anuncié finalmente, después de estar un rato pensando sin llegar a ninguna conclusión.

- Yo creo que tomaré tres más. – respondió Sasha en un suspiro.

Nos disponíamos a movernos e ir a buscar a uno de los camareros que iban repartiendo bebidas cuando una voz lejana nos hizo detenernos.

Devastadora tormenta. ©Where stories live. Discover now