XL. Herida cerrada.

2.7K 286 74
                                    


Hola cutis. ❤❤

Antes de nada pediros perdón por mi desaparición. Como ya os comenté por aquí y por instagram necesitaba un tiempo para mi. La verdad es que estaba sintiendo que escribía sin motivación y los capítulos no estaban saliendo con la calidad que a mi me gustaría.  Aún ahora pienso que no son de lo mejor, pero me estoy esforzando todo lo que puedo.

Espero que de verdad os guste, muchas gracias por vuestra paciencia y espero que sobretodo no hayáis olvidado la novela y la sigáis con la misma ilusión. 

Para compensaros he hecho este capítulo larguito <3

🧡🧡🧡



No se cuanto tiempo transcurrió sin que ninguno de los dijese nada. Ciertamente en esos momentos no hubiese podido decir ni una palabra aunque hubiese querido, mi cuerpo se había paralizado por completo mientras mis ojos recorrían con nervios el rostro de la persona que en ese momento estaba parada justo en frente de mi.

No había cambiado mucho en realidad; su pelo rubio seguía con el mismo corte recto y casi perfecto, el cual contrastaba demasiado bien con sus ojos azules, que aún seguían con aquel brillo tan característico.

Está más delgado.

Sus facciones parecían algo más finas mientras su tono de piel pálido había adquirido algo de color.

– Te... veo bien – dijo finalmente.

Apreté los labios intentando que mi rostro no mostrara ningún tipo de emoción mientras me levantaba del asiento lentamente sin apartar la vista de él. Debió de adivinar lo que estaba tratando de hacer porque en cuanto estuve de pie el dio un paso elevando su brazo hacia mi.

– Kay, espera... – traté por todos los medios que no me afectara mi nombre en sus labios, pero no pude evitar que un pequeño temblor me recorriese. En ese momento sus ojos se encontraron con los míos de forma casi suplicante. – Sé que estarás sorprendida, pero necesitaba hablar contigo...

Lo observé sin apenas poder creerlo. Y es que, ¿qué demonios hacia él allí para empezar?

– ¿Dónde está Andrea? – exigí saber dejando que las palabras brotaran al fin de mi boca.

Su mirada se desvió hacia un lado justo en aquel momento y entonces pasó la mano por su cabellera con algo de nerviosismo sin levantar la vista.

– No me digas... ella no envió aquel mensaje. – vi como agachaba aún más la cabeza, totalmente avergonzado. – ¿Acaso tu afición ahora es mandar mensajes haciéndote pasar por tu novia?

– No es mi... novia. – masculló haciendo que alzara las cejas. – Ella... nosotros nos casamos, es mi esposa ahora.

Solté el aire con fuerza mientras cerraba los ojos. Para mi sorpresa oír aquello me afectó menos de lo que esperaba, aún así noté como la ira comenzaba a aflorar en mi.

– No me metas en tus juegos, Simon – solté antes de darme la vuelta dispuesta a marcharme y mandarlo al diablo.

– Por favor, solo escucha lo que tengo que decir... – me agarró del brazo haciendo que me girara hacia él. Mi vista se clavó en su mano y enseguida me soltó. – Si lo sabe, es más, fue ella quien tuvo la idea... sabía que no vendrías si te enviaba yo el mensaje.

Devastadora tormenta. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora