XXX. Disputa.

3.9K 344 42
                                    

Seguid fuertes.

 Podemos con todo❤



Dos horas después Sasha se encontraba sentada justo a mi lado en el pequeño salón del apartamento. También había pasado Eleanor hacía apenas una hora, solo para ver como me encontraba y para asegurarse de que Jack se había quedado haciéndome compañía; no me molesté en explicarle que no pasaba nada entre él y yo, estaba demasiado cansada para ello la verdad. Simplemente le aseguré que no me había quedado sola y que estaba perfectamente.

Una ligera brisa se colaba en la habitación a través del ventanal abierto del salón, hubiera sido agradable para cualquier tarde de domingo; entonces Sasha me miró por enésima vez por encima de la taza de café que estaba bebiendo.

– Estoy bien.

No se cuantas veces había repetido aquella dichosa frase desde la noche anterior, incluso a veces salía automáticamente sin pensarlo siquiera. Me miró ceñuda, yo la copié. ¿Cuántas veces tenía que decirlo para que alguien por una vez me creyera?

En realidad no estás bien.

Sí, puede que aún estuviera nerviosa, pero sin duda que me miraran como si de repente me hubiera puesto de color verde y estuviera a punto de desmayarme no ayudaba.

– Solo estoy preocupada.

Suspiré.

– Lo sé y te lo agradezco. – le cogí la mano y le di un apretón. – Pero prefiero no seguir hablando de esto,después de todo solo fue una broma de muy mal gusto.

Aquella era otra frase que había estado repitiendo con constancia, sobretodo porque necesitaba que mi subconsciente lo creyera. Así que no paraba de repetirlo, pensando que algún momento de verdad podría ignorar esos estúpidos nervios que no me abandonaban en ningún momento desde la pasada noche.

– De acuerdo, tienes razón. – Casi abro los ojos pues era raro que Sasha pronunciara esas ultimas dos palabras juntas. – Entonces... ¿Qué pasó con Jack?

¿Por qué no me había imaginado que cambiar de tema para ella era hablar precisamente de él? La miré con fastidio.

– Te lo he dicho, me acompañó hasta que me quedé dormida y esta mañana no había rastro de él. No pasó nada más aparte de todas las sandeces que estará imaginando tu cabeza.

No cambió la expresión de su rostro, sin embargo, un brillo travieso y diabólico apareció en sus ojos. Desde luego no quería saber que estaba imaginando.

– Deberías darle las gracias. – comentó de repente, antes de dar otro sorbo a la taza de café.

– ¿Perdón?

– Te ayudó.

– Eleanor le obligó. - aclaré.

No negaba que se había quedado a hacerme compañía, pero no nos confundamos, no fue precisamente por mí. Más bien fue por temor a Eleanor. 

– Dudo que nadie obligara a ese chico a hacer nada.

– Créeme, Eleanor si. – aseguré haciendo un gesto con la mano.

Rodó los ojos y bufó con fuerza.

– Dan igual los motivos. – alcé las cejas sin poder evitarlo. – La cuestión es que te ayudó y deberías ser agradecida.

Un pequeño presentimiento me atravesó, fue minúsculo, aunque suficiente para dejarme claro que estaba tramando algo.

– ¿Así que pretendes que vaya, toqué su puerta y le de las gracias por aceptar la amenaza de Eleanor y quedarse  en contra de su voluntad acompañándome la pasada noche?

Devastadora tormenta. ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon