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Xiao Zhan bajaba del avión e inmediatamente la brisa le golpeó el rostro, sonrió y se dio prisa en salir. Le entregaron sus cosas y fue a tomar un taxi, ya eran aproximadamente las cinco y cuarenta de la tarde. Dejar Chongqing fue muy difícil, allí estaba su familia, sus hermanos, todo estaba allí, sus amigos y ahora cada uno estaba por su lado en quién sabe dónde, pero tenía que ser positivo, rindió el examen para la escuela a la que ahora iba a trabajar y eso lo tenía sumamente feliz.

— ¿me lleva a esta dirección? — le extendió el papel al taxista y este asintió.

El hombre se bajó del auto y le ayudó a guardar sus maletas, Xiao Zhan subió y se acomodó en los asientos.

— nuevo en la ciudad — afirmó el taxista de unos cuarenta años.

— así es, más que todo por trabajo, me hubiera quedado en Chongqing pero agradezco tener la profesión que tengo, así conozco más ciudades, ¿a que es genial? — sonrió mientras miraba la cuidad a su alrededor.

— es genial, yo también soy de Chongqing, en un viaje conocí a mi esposa y por supuesto me quedé con ella aquí, ya verá que trabajando seguro encuentra a su amor y se queda a vivir por aquí, así uno se acostumbra.

— gracias, pero prefiero enfocarme en mi trabajo, una vez que termine mi contrato, iré nuevamente a Chongqing.

El taxista le sonrió y ahí quedó el tema, hasta que el hombre le aviso que ya habían llegado. Sacó su cartera y le pagó, al salir, por un descuido casi olvida sus maletas y el buen hombre le recordó que las tenía en la maletera.

— a veces me entretengo tanto que no se ni dónde dejo las cosas.

— suerte, jovencito — el taxista se despidió y arrancó el auto.

— acaso me dijo ¿jovencito? — se asombró.

Deshizo ya ese pensamiento y empezó a recorrer las calles del lugar, edificios, tiendas, algunos que otros parques y una pequeña plaza. Eran ya las siete y eso le provocó su hambre, guardo su móvil y se fue a la tienda más cercana, por suerte el departamento que habían comprado sus tíos por su gran logro, no estaba lejos. Al entrar, dejo sus maletas a un lado y se perdió por la zona de ramen, le encantaba mucho lo picante, así que tomó cuatro paquetes con extra picante y fue hacia la zona de licores, quería beber vino rosa pero optó por tres botellas de baijiu, sonrió y se acercó a la caja, pero el chico no se movía ni un centímetro, se mordió el labio porque no sabía que decirle, parecía que lo hubieran paralizado con algo. Giró hacia donde el chico estaba viendo pero no había nada, sólo era él mismo frente al castaño.

— Eh!... disculpa...hola..— hizo un puchero y pensó que quizá necesitaba más descanso, no pasaba de sus diecisiete aquel joven — ¡Hey! — reaccionó y sonrió.

— disculpe — el jovencito hizo una reverencia y él se giró a por su cartera.

— descuida, se ve que has de estar cansado, pareces un menor de edad, deberías estar en cama descansando, aunque los jóvenes de hoy en día quieren desvelarse, pero tú estás aquí, trabajando y eso es bueno — por un momento se asustó al no encontrar su cartera pero la encontró segundos después.

— yo...ayudo a mi tío y hermano — vio como el chico se sonrojaba y aún más sus orejas.

— un chico trabajador, eso es súper... gracias...— se fijó en el nombre el cajero y sonrió — Wang Yibo.

Recibió las compras y las guardó en su mochila, se cercó a donde había dejado sus maletas y escuchó un leve "espere" pero dudó que fuera para él, se encogió de hombros y salió del establecimiento. Se estiró y bostezó, el hambre lo estaba matando y el sueño aún más. Cruzó un par de cuadras y llegó a un edificio de diez pisos, se sorprendió tanto porque no pensó que viviría en un lugar como ese, pero agradecía a sus tíos, los compensaría por eso. Cruzó el vestíbulo mientras saludaba a la recepcionista y ella le dió la bienvenida, se despidió y entró al elevador, pulsó el número siete y se agarró de la pequeña baranda que había a un lado, todo olía muy bien y estaba pulcramente limpio. Hasta que las puertas se abrieron y vio el número "7" en su puerta, se alegró y salió a toda prisa. Al entrar, su corazón latió a mil, ahora ya era independiente, no sólo sus tíos habían comprado el departamento, habían amoblado todo, fue hacia la cocina y sacó todo lo que había comprado. De haber sabido que tenía alimentos en la nevera y en la despensa, no hubiera comprado nada. Sacó su móvil y les escribió

"Exageraron el regalo pero os agradezco a todos, los amo, nos vemos pronto y esperen su regalo".

Puso una olla con agua y se sentó a esperar. Recordó a aquel jovencito, "Wang Yibo" había leído, sonrió y solo esperó a que no se hubiera quedado dormido en la caja.

Destiny - YiZhan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora