Una noche tranquila

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Las personas que trabajan en bares no podrán dejarme mentir cuando digo que es un trabajo lleno de emociones, hay noches donde solo me dedico a servir los tragos, en otros he llegado a platicar con clientes, algunos me caen bien y otros prefiero tener el menor contacto posible, he visto tantos pleitos, perdí la cuenta de cuantas personas han llorado por desamor y otras tantas que gastan su quincena completa solo para festejar algún motivo que les alegra la vida.

Llevo poco más de un año en este trabajo y después de todo lo que he visto había llegado a la conclusión de que conocer a alguien en un bar es casi un hecho que solo vendrá a provocar desastres en nuestras vidas...

UN AÑO ATRÁS

-¡por favor!- exclamo -yo se que ya te debo miles, pero de verdad esta vez es una emergencia-

-a ver- me pare de golpe frente a él -en el mes van 3 veces que te cubro- tomo mis manos

-lo se- intentaba no mirarlo a los ojos -pero de verdad siento que el es el bueno-

-lo mismo me dijiste el mes pasado, con el chavo que traía una moto-

-pero de verdad siento la química- suspire fuertemente

-esta bien- dije resignada -te lo juro que si este no es el bueno, me cubrirás una semana completa-

-amiga yo te quiero mucho y todo, pero vamos a ser sinceros, tú no sales con nadie- abrí los ojos en señal de sorpresa -y ni me mires así, sabes que tengo razón- tomo su mochila -te prometo que si se da algo con el, me daré a la tarea de conseguirte a alguien-

-conozco tus gustos y creo que mejor me quedo soltera de por vida- sonreímos

-¡¿que tan malo puede ser?!- exclamo poco antes de salir del lugar

-¿recuerdas a la última que me presentaste?- Luis levantó los hombros -se comió 10 tacos y me tocó pagar a mi la cuenta- aun me molestaba a pesar de que ya habían pasado meses

-¡exageras!- volvió a exclamar con una sonrisa -lo qué pasa es que tú sueñas con un amor donde te den cartas, flores y te lleven hasta casa con un beso de despedida- puse los ojos en blanco -no me mal entiendas, se me hace algo muy lindo, pero en esta época las personas solo buscan sexo y ya, sin esas tonterías de compromisos- suspiro -deja de ser tan exigente y ponerle peros a todas las personas o te quedarás sola- salió por la puerta dejándome sola con esas últimas palabras, tal vez él tenía razón, pero no soy una persona así.

Suspire y me coloque el mandil, tome un par de cajas con vasos y salí en dirección a la barra, las luces estaban prendidas, faltaba más de una hora para abrir, podía predecir que sería un día tranquilo, afuera estaba lloviendo y las calles se veían muy vacías, termine de acomodar los vasos, comencé a bajar las sillas del las mesas, me enfoque tanto en eso que no me di cuenta de que alguien había entrado.

-¿ya hay servicio?- salte ligeramente y voltee a verla, una joven rubia, alta, era evidente de que había pasado mucho tiempo bajo la lluvia, su maquillaje estaba corrido.

-abrimos en una hora- conteste amablemente, ella pareció no ponerme atención y se sentó en una de las mesas que ya estaban listas -¿se encuentra bien?- pregunte acercándome a ella, miro a un punto fijo y solo se limitó a negar con la cabeza, sus piernas se movían constantemente haciendo notar sus nervios

-¿te traigo algo caliente?- comente, si algo me caracteriza es que no se como actuar ante este tipo de situaciones, en realidad no soy buena interactuando con las personas en general, al no obtener respuesta me aleje de ella y le prepare un café, más de alguno de mis compañeros me preguntaron si sabía algo, pero no me quedaba mas que negar todo.

Tome la taza entre mis manos y caminé con algo de miedo hacia aquella joven misteriosa

-aquí tienes- no sabía si sentarme a su lado o seguir haciendo mi trabajo

-gracias- por primera vez en la noche había escuchado su voz

-¿estas bien?- volví a preguntar, ella dio un sorbo a su taza y me miro detenidamente

-¿parece que estoy bien?- señalo su rostro, yo solo negué con la cabeza y baje la mirada -lo siento- comento -hoy ha sido un mal día-

-no te preocupes- sonreí ligeramente y comencé a caminar hacia el lado contrario

-¿te puedes sentar conmigo?- levante una ceja en señal de no entender muy bien la situación, por un momento pensé en decirle que no, pero había algo en ella que me daba confianza para hacerlo, me senté el la silla que estaba a su lado y volví a observarla -¿tienes mucho trabajando aquí?-

-un par de meses-

-ahora entiendo porque no te había visto- le dio otro sorbo a su café

-¿tu vienes seguido?-

-Venia- corrigió -estuve fuera de la cuidad un tiempo, llegue hace unos días-

-me imagino que es extraño regresar- quería ser amable

-más de lo que pude imaginarme- suspiró -me fui porque necesitaba tiempo para mi y ahora que estoy de regreso caigo en cuenta de que aquí todo siguió su curso- miro fijamente su taza, sus ojos se encontraban cristalinos

-supongo que solo será cuestión de acostumbrarse- me encogí de hombros y recordé que aún no tenia todo mi trabajo listo -lo siento- me levante de golpe -debo seguir trabajando-

-yo lo siento- dijo rápidamente -de seguro te voy a meter en problemas- buscaba algo de manera desesperada en su bolso

-no te preocupes- sonreí ligeramente -puedes quedarte el tiempo que quieras- comencé a bajar unas sillas que se encontraban en la mesa de al lado

-al menos déjame darte esto- estiro su mano y sin hacer mucho esfuerzo me percaté de que era un billete

-de verdad no te preocupes- volví a sonreírle

-es lo menos que puedo hacer-

-déjalo así- yo continuaba acomodando mesas, ella me miro detenidamente, mientras yo fingía no darme cuenta, tome unas bolsas que estaban sobre otra mesa y me dirigí al almacén, la puerta tenía una pequeña ventana que me permitía verla.

No dejaba de mover la cuchara dentro de la taza y sus ojos... tenía solo pocos minutos de conocerla pero solo eso me bastaba para asegurar que su mirada podía transmitir más que sus palabras.

-¿todo bien?- me pregunto el dueño del lugar, mientras se colocaba a mi lado para asomarse por la ventana -¿quien es?-

-no lo se- dije sin interés -llego y me dio un poco de pena correrla- voltee a verlo

-esta bien- sonrió ligeramente -cualquier cosa que necesite, ayúdala- tomo un par de papeles y regreso a su oficina tranquilamente, yo volví a mirar una vez más y ella ya no estaba, salí rápidamente de aquel lugar, al llegar a la mesa encontré varios billetes debajo de la taza, suspire con resignación y comencé a limpiar la mesa, me detuve por un momento a pensar en lo que había sucedido, no podía entender porque tenia una sensación de vacío al ver que se había ido, no sabía quién era y mucho menos si la volvería a ver...


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Hola!!

Si nunca has leído algo mío BIENVENIDO!! 😄

Y si me sigues de mis demás historias no me queda más que decirles GRACIAS por esperar tanto tiempo!! 😘🙏🏻

Los quiero mucho y no tienen idea de cuanto los extrañaba!! ❤️😘❤️😘

All Too Well (Juliantina)Where stories live. Discover now