Llego a las 6

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Entre a la casa, con algo de dificultad metí todo y una vez sentada en el sofá dejé la caja en la mesa del centro, esta vez no había ninguna nota, la abrí de golpe y comencé a reírme al ver su contenido, era una manija nueva para la puerta de la entrada, tome de inmediato mi celular y sin dudarlo le marqué.

-¿estas ocupada?- fue lo primero que pregunte

-para ti, nunca estoy ocupada- aun en llamada ella sabe como hacerme sonrojar -¿supongo que llamas por el regalo que dejé en la puerta?- pregunto divertida

-¿en que momento lo trajiste?- estaba sorprendida

-tengo que admitir que no lo lleve yo- hizo una pausa -mande a mi chofer...pero yo elegí la manija- me hizo reír -por el color blanco de la puerta creo que le va muy bien una color plata, ademas es de mis colores favoritos- lo decía como si en realidad fuera un objeto de suma importancia y eso me causaba más gracia

-no tenias porque hacerlo-

-la verdad lo hice más por mi- bromeo -eso de tardarnos en entrar a tu casa porque tú te debes pelear con la puerta me estresa un poco- era imposible borrar mi sonrisa

-de verdad, no te hubieras molestado- insistí

-con un gracias me conformo-

-gracias- conteste algo apenada, al fondo se escuchaban personas hablándole -si estás ocupada- comenté

-un poco- admitió -¿hablamos más tarde?-

-¿que te parece si mejor vienes a comer... o cenar?- pregunte con algo de pena, podía imaginar cómo sonreía.

-me agrada tu plan- dijo tranquilamente -llego a las 6-

-¿te gusta la pasta?-

-lo que sea que esté preparado por ti se que estará delicioso- me volvió a sonrojar -por cierto, en un rato más irá el cerrajero a instalarte tu nueva manija-

-ya es demasiado- comenté rápidamente -yo puedo buscar quien la instale-

-lo siento, pero ya se le aviso- comento divertida -así que deja de preocuparte por eso y mejor prepara la mejor pasta que tengas- colgó antes de que yo pudiera reclamar, suspire y admire una vez más aquel regalo, volví a sonreír, lo dejé de nuevo en la mesa, faltaban solo un par de horas para que Valentina llegara.

Me dirigí a la cocina para organizar todo lo que habían comprado, saqué lo necesario para preparar una pasta con salsa de tomate, no le mentía cuando le dije que tenía mucho sin cocinar, en realidad nunca fue una de mis pasiones y cada que lo intentaba, tardaba un par de minutos en organizar mis ideas y lo que tenía que hacer.

Saqué un par de ollas, en una coloque agua con algunas hiervas y puse la pasta, la otra la use para preparar la salsa, estaba cortando algunos jitomate tés cuando tocaron a mi puerta, revisé mi reloj y ya había pasado poco más de una hora, limpie mis manos y al abrir la puerta me topé con un señor, gorra roja, playera blanca, pantalón desgastado y con una caja de herramientas eran parte de él.

-¿Juliana?- pregunto mientras leía una pequeña nota en su mano

-si- dije tranquilamente -soy yo-

-me mando la señorita Valentina- al decir eso todo tomo sentido, abrí un poco más la puerta para que él pudiera pasar -me comento algo de una puerta-

-la manija no sirve- comente, el no espero a que dijera algo más, dejó su caja de herramientas en el suelo y comenzó a revisar la puerta, yo caminé hacia la sala y saqué la manija para entregársela

-si necesita algo, estaré en la cocina- el señor me miro con una sonrisa, caminé hacia aquella habitación, a ese punto ya no me faltaba mucho, termine de hacer la salsa y aproveché para servir un par de vasos con agua de limón, regrese hacia donde estaba el.

All Too Well (Juliantina)Where stories live. Discover now