All Too Well (Juliantina)

Un juego para mi

VALENTINA

Soy una persona que va sola por la vida, uno de mis pasatiempos es poder salir a caminar, en compañía de mis audífonos, sentir que por un momento me desconecto de todo, pero la realidad es que por el estilo de vida que tengo es más complicado de lo que suena, así que mi casa es mi refugio, estas paredes son las únicas han me han visto llorar con fragmentos de canciones, me han visto en pijama viendo películas de amor mientras como helado directamente del bote...

Durante años me sentía bien así, sin darle explicaciones a nadie, la idea de compartir mi espacio con una persona siempre me ha traído problemas y a todo eso añadirle el círculo social donde me muevo, cada que alguien llega a hablarme en lo único que puedo pensar es si lo está haciendo porque realmente le agrado o para saber que puede obtener de mí además de popularidad en redes sociales.

Un celular me saco de mis pensamientos, Juliana comenzó a moverse y con algo de torpeza contestó la llamada, no necesitaba poner mucha atención para darme cuenta de que la voz era de una mujer, ella se levantó de golpe y camino lo más retirado que pudo. La contemplaba detalladamente, era evidente que estaba nerviosa.

-¿todo bien?- pregunte mientras me incorporaba en sofá

-si, si- definitivamente algo no estaba bien -ya es hora de irme- se veía un poco desesperada

-perdón, olvide que trabajas- me froté un poco el rostro

-no, si- dijo de golpe, la mire con confusión y ella solo evitaba mi mirada -es solo que... quede...-

-no tienes que explicarme nada- dije rápidamente

-¿de verdad?- hizo una pausa -¿entonces por qué siento que tengo que hacerlo?- me sorprendió cómo iba cambiando su actitud

-no entiendo- mentí

-perdón Valentina pero esto no está funcionando- la mire detenidamente

-¿que te hizo llegar a esa conclusión?- intentaba mantener la calma y ella parecía que buscaba una respuesta -¿a caso la llamada que recibiste?-

-tal vez- dijo en voz baja

-¿estas saliendo con alguien?-

-es complicado- comento    

-solo es cuestión de que lo digas- volteo a verme sorprendía, me levante y lentamente me acerque a ella, podía sentir como temblaba ligeramente, acaricié ligeramente su rostro y algo en su mirada me hizo darme cuenta de que le dolía. De golpe me aleje de ella y frote nuevamente mi cara -lo siento- hable -no debí traerte aquí- voltee para mirarla y ella seguía en el mismo lugar -supongo que se te hace tarde- me volví a sentar y respire profundo

-¿es todo lo que dirás?-

-veo que tú tomaste una decisión-

-¡¿yo?!- grito por primera vez en la tarde -¡tú has tomado cada una de las decisiones de nosotras!- y ahí fue donde explotó -¡tú decidías cuando te veía y que tanto me permitías entrar a tu vida!- hizo una pausa -un día llegas y me regalas la mejor versión que tienes y al otro vas y te acuestas con alguien- comenzó a llorar -yo no se a que estés acostumbrada- se derrumbo en el sillón -pero yo no puedo, yo no quiero ser tu juguete, yo no estoy dispuesta a que desaparezcas a cada momento, odio ese misterio qué hay en tu entorno-

-te dije que todo eso terminaría molestándote-

-¡no es lo mismo!- volvió a gritar -¡no me molestaría verte a escondidas!- respiro en repetidas ocaciones para calmarse -me molesta ser tu segunda opción- dijo por lo bajo

-tienes razón- admití, respire profundo y por un momento cerré los ojos, odiaba la idea de sincerarme con alguien -se que siento algo por ti- comencé a hablar -cada que estoy a tu lado es como si todo fuera perfecto, puedo ser yo sin necesidad de sentir miedo de que saldrás corriendo y le venderás alguna exclusiva a alguien- ella se secaba sus lagrimas con la manga de su suéter -pero sigo en lo mismo- me miro sorprendida -tu mereces algo mejor y yo no te lo voy a poder dar-