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—Pero te dije que estoy bien, podía traer mis cosas yo misma

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—Pero te dije que estoy bien, podía traer mis cosas yo misma.— Reprochó ella, odiaba darle molestias a los demás.

—¿Ah sí? ¿De verdad estás bien, Uraraka?— Preguntó él, escéptico, mientras cargaba una mochila y bolso con las cosas que usó Uraraka en sus días de internación.

—¡Te dije que sí!— En ese momento, ella entró a su apartamento, Bakugou la siguió.

—Oh, entonces no te molestará si hago esto.— Tras decir eso, le dio un piquete al brazo herido de Ochako, haciendo que ésta se exalte saltando hacia atrás en una dramática y quizás exagerada reacción.

—¡Au, au, au, au! ¡Duele! ¡No hagas eso!— Dijo ella, con los ojos cristalinos y su boca encorvada hacia abajo, una tierna mueca triste que ablandaría hasta a un hostil como Katsuki.

—Sólo fue un toque.— Se excusó él e intentó ingresar a la sala, pero Uraraka le impidió el paso.

—¿A dónde crees que vas?

—Estás loca si piensas que te dejsré sola con un brazo inútil.— Respondió el rubio.

—Bueno, yo... yo no estoy sola para tu información!— Dijo ella, mirando de izquierda a derecha. De repente un gato se acercó a la castaña, resfregando su peludo y despeinado cuerpo regordete contra ella.

—Dudo que un saco de pulgas pueda ayudar a una inválida.— Comentó sarcástico el sujeto explosivo.

—¡Misifus no tiene pulgas! Es muy aseado y limpio, ¿Verdad, Misifus?— Habló ella agachándose hasta la altura del minino, quien respondió con un "meow."

—De seguro ha de ser más limpio y aseado que su dueña.— Dijo Katsuki, quien había entrado a la sala en el momento en el que Uraraka bajó la guardia. La castaña abrió los ojos al recordar el desastre que dejó la última vez, se golpeó la frente con la palma de la mano.

—¡Hey! Te dije que no...— Al verlo, sonrió nerviosamente, pues Katsuki había recogido tres bolsas de patatas fritas del suelo mientras frunsía el seño.— entraras...

—¿En serio, Uraraka?— Preguntó Bakugou, rodando los ojos, a lo que la castaña respondió con un "Ups." —En tu vida vuelves a comer estas porquerías.

—Yo comeré lo que yo quiera.— Alegó Ochako y se sentó en el sofá, echando un suspiro de cansancio. —No eres mi mad... ¿A dónde vas, Bakugo?

—A la cocina, preparé algo.— Gritó él desde otra habitación.

—¿Tan siquiera sabes hervir agua?— Uraraka no pudo evitar reír, se había imaginado al rubio con un delantal rosa, guantes de cocina y una sartén en su mano, al parecer ella había olvidado por completo las habilidades culinarias de su acompañante.

—¡Cállate, ya verás!—  Enfurecido, Katsuki trató de buscar los utencilios de cocina.

—¡Cállate, ya verás!—  Enfurecido, Katsuki trató de buscar los utencilios de cocina

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El héroe N°3. ⌦ᴋᴀᴄᴄʜᴀᴋᴏWhere stories live. Discover now