⌦Extra.

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Mantener estable una relación mientras se es héroe no era una tarea sencilla, siempre habían momentos en los que tan sólo verse era un privilegio, más cuando vivían alejados uno del otro, llegó un momento en el que la excéntrica pareja decidió que...

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Mantener estable una relación mientras se es héroe no era una tarea sencilla, siempre habían momentos en los que tan sólo verse era un privilegio, más cuando vivían alejados uno del otro, llegó un momento en el que la excéntrica pareja decidió que lo mejor sería vivir juntos, no era una mala idea en realidad, convivir los ayudaría a fortalecer su relación...

Mantener estable una relación mientras se es héroe no era una tarea sencilla, siempre habían momentos en los que tan sólo verse era un privilegio, más cuando vivían alejados uno del otro, llegó un momento en el que la excéntrica pareja decidió que...

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El primer día, Bakugou le había ayudado a Uraraka a empacar sus cosas, todo marchó bien hasta que llegó el momento en el que la castaña debía meter en su jaula a su gato. Claro, el rubio no iba permitir que esa alimaña rastrera viva en su casa, pero su dueña no estaba dispuesto a abandonarlo, si el gato no se mudaba, ella tampoco, Bakugou no pudo evitar ceder ante ese chantaje tan malévolo.

Al llegar al hogar de su novio, ella se sintió muy feliz, ya que la idea de vivir juntos era real, de verdad estaba pasando, nunca imaginó que a él le importase realmente la distancia.

Luego de unos cuántos minutos, pudieron bajar todas las cajas en la sala, en realidad no eran muchas cosas, sólo lo escencial y un poco más. Cuando Uraraka liberó a su gato, éste se lanzó de inmediado a clavar sus uñas en el sofá, estirándose. ¿Adivinen a quién no le gustó para nada ver eso?

Sólo quedaba una cosa por hacer, ordenar sus vestimentas en el armario de su... ¿Habitación? En ese momento recordó que en ningún momento habían hablado respecto a dónde dormiría ella exactamente, le preguntó al rubio y éste la guió hasta el lugar indicado.

—Pero.— Exclamó ella.

—¿Qué?— Volteó a verla.

Pero... ¡Pero esa es la habitación de él! Habían acordado vivir juntos, pero dormir en la misma habitación era llegar lejos, muy lejos, ¡Demasiado lejos! Habían muchos "pero" en la cabeza de Ochako.

—Na...nada, olvídalo, ¿Dónde pongo ésto?— Se tranquilizó y sonrió, debía actuar como una adulta madura y civilizada, no podía dar vuelta atrás, no es como si estuviese viviendo con un psicópata que quiere matar a todo aquel que lo haga enfadar, no, claro que no...

nada, olvídalo, ¿Dónde pongo ésto?— Se tranquilizó y sonrió, debía actuar como una adulta madura y civilizada, no podía dar vuelta atrás, no es como si estuviese viviendo con un psicópata que quiere matar a todo aquel que lo haga enfadar, no, clar...

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Mientras guardaba sus conjuntos de ropa en el gran armario de la habitación, revisó -como la curiosa que es- cada cajón y puerta que encontró, en eso, hubo algo que de verdad le llamó la atención.

No, no era ropa interior.

Era un traje de héroe, estaba oculto en el interior de los cajones más altos que sin la ayuda de su kosei no hubiese podido alcanzar, y no, tampoco era el traje actual del rubio, más bien, era el traje que solía usar en la época de la U.A.

¡Santo Cielo! ¿Cómo es posible que lo haya guardado? Peor aún, ¿Cómo es que luce tan "bien" luego de haber sido reparado quien sabe cuántas veces? Sintió envidia por un momento, a ella le hubiese gustado conservar aunque sea de recuerdo su primer traje, de no ser porque quedó destrozado casi por completo en una ocasión...

Vigiló por la puerta, Bakugo estaba ocupado tratando de ahuyentar al gato, lo que le daría tiempo de hacer lo que su mente le insistía que haga, quizás esté mal, pero no podía perder ésta oportunidad. Agarró el traje e hizo flotar los protectores junto a ella, encerrándose en el baño.

Al rato salió, el traje no le quedaba tan pequeño como esperaba, se sintió extraña, le dio risa verse vestida de esa manera en el espejo completo del armario, en ese momento recordó algo. Su primer traje y el de Bakugo habían sido hechos por el mismo diseñador, eso tenía que ser obra del destino.

Uraraka escuchó pasos venir hacia la habitación, apuntó hacia la puerta con una mano y en el momento en el que Bakugou entró, ella exclamó en lo alto;

—¡Shine!— No lo iba negar, en sus adentros se estaba riendo bastante; más aún por la cómica expresión que el rubio acababa de hacer al ver como ella lo imitaba.

—¿Me estás jodiendo? ¡Quítate eso!— Fue hasta ella intentando agarrarla, pero Uraraka fue más inteligente y comenzó a flotar esquivando los intentos de ser capturada.

—¿Porqué? ¿Acaso no me veo bien?— Fingió un tono de voz triste mientras flotaba en posición fetal, Bakugou la agarró de un pie y la estiró hasta su posición. —¡Ah!

—Te ves jodidamente bien, ese es el problema.— Elevó su mano hasta la cabeza de ella y le desordenó el cabello, avergozándola; ya que no sabía exactamente como interpretar ese comentario. —Ahora ve a sacar a ese puto gato de la cocina antes de que lo meta al horno.— Tras decir eso, se marchó, cerrando la puerta de un portazo.

—Ah....— Ochako colocó sus manos en ambas mejillas rojas y se quedó pensativa un buen rato, ese sujeto lograba confundirla con tan poco; que llegaba a molestarla.

Al escuchar maullidos y explosiones, reaccionó agitando su cabeza de izquierda  a derecha, era momento de bajar de su luna fantasiosa e ir a ayudar a su pobre mascota.

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El héroe N°3. ⌦ᴋᴀᴄᴄʜᴀᴋᴏDove le storie prendono vita. Scoprilo ora