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En la mañana siguiente, Gulf estaba en modo apagado en la misma posición en la que estuvo viendo la peli pero cabizbajo. Mew se despierta en el suelo por una alarma. Maldice en bajo para levantarse del suelo tomando su teléfono de la gaveta a su lado. La alarma era él mismo cantando a todo pulmón: «¡HOY SE HACEN PLANES MALVADOS, HOY SE DOMINA EL MUNDO Y MI CAMA!»

Él apaga la alarma con disgusto. Mira el pequeño espejo frente a él una vez. Luego dos veces. A la tercera debe mirar con completo espanto.

Su bello rostro estaba dibujado con marcador negro. Tenía un bigote francés dibujado con unas cejas malvadas arriba de sus actuales cejas. Por si fuera peor en su cachete izquierdo decía:

'LO 🖤"

y en su derecho decía:

"SR. M"

—¡TE VOY A MATARRRR!

El señor M enloqueció con furia. Al voltear a su izquierda se quedó perplejo con cómo su robot estaba sentado en sus rodillas sosteniendo un pañuelo húmedo. El humanoide extendió la mano en noción lenta para limpiarle el rostro a su señor con una leve sonrisa de labios.

El señor se le quedo mirando con los labios entreabiertos. Su corazón se le había salido casi del pecho por el repentino susto debía admitir. Pero algo más hacía latir su corazón. La razón era muy complicada.

—Ya está.

Gulf aleja sus manos con sutileza. Aunque secretamente el señor M deseó más de esa cercanía. El sentir de su aliento chocando con un rostro artificial que no emitía respiración era simplemente extraño pero algo entretenido. Los humanoides no respiraban sino que los pequeños abanicos en sus "fosas nasales" emitían una pequeña brisa cálida que ni se podía sentir mucho.

  Van a la cocina, el señor M se sienta en la mesa. Su robot saca el frasco de pastillas de la nevera para tomar una pastilla y decirle a su señor felizmente:

—Diga "Ah".

Gulf se ve muy tierno imitando el "Ah" por lo que el señor M se le queda mirando serio. No es una buena reacción pues Gulf se lo toma como que debe dejar de sonreír. Así que el humanoide mira hacia abajo.

—Aaah...

El señor M abre la boca en grande. Gulf se anima para poner la pastilla sobre su lengua más ofrecerle un vaso de agua.

—Gracias, Gu.

Gulf asiente.

Entonces una robot sin piel humana sino puro mecanismo dorado sale de una habitación con su pelo de metal en cascada sobre su espalda.

—¡Chicos!— Ella llama. A pesar de no tener piel humana tiene un buen cuerpo con muy buenas curvas.

—¡Mamá!

Gulf llama para abrazarla con risitas. La mujer le devuelve el abrazo con chillidos tiernos. El señor M desvía la mirada con una sonrisa sarcástica. Gulf sabía claramente esa no era su madre ya que los humanoides no tienen una pero por cariño la llamó así. A ella no le importó. Sin que Gulf lo supiese, ella era parte del plan para "seducir" a que Gulf se quedase en esta casa con su "Gran Señor".

Pues el señor M no era solo un hombre ambicioso sino que le gustaba armar rompecabezas en su cabeza. Para su plan de venganza él seducía a todos los androides que compraba diciéndoles que vivirían los tres como una familia sin problemas a ser juzgados o heridos. Todos caían por ello. Pero al fin y al cabo si ellos no lo llevaban al éxito... El señor M cruelmente los debilitaba para lanzarlos al Basurero Humanoide. Allí sufrían todos los humanoides. Era un hueco lleno de humanoides. Todos terminan apagándose por siempre pero algunos sólo gritan a por ayuda.

Gulf no sabía nada de eso sobre el señor M. Por eso Gulf lo amaba tanto.

Mientras Gulf cocinaba, la mujer robot posó al lado del señor M para susurrarle al oído:

—¿Cómo ha sido el chico?

—... Ha ido bien pero no hemos llegado a nada.

—Tranquilo, señor M. Sabes que todo eso toma tiempo.

El sr. M mira sobre su hombro a Gulf quién está cocinando con mucha concentración. Entonces voltea para ver a la mujer robot.

—Ya vamos para un año, si esto sigue así en los dos últimos meses que restan... Lo voy a tirar.

La mujer robot asintió con tristeza. Ella se encariñó con Gulf. Y el sr. M también lo había hecho pero no quería admitirlo.

Mi Pequeño Robot| MewGulf Where stories live. Discover now