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Bailaron de lado a lado. El señor sostenía la espalda de su humanoide con una mano mientras que con la otra sostenía la mano de su humanoide. Casi se caen dos veces ya que Gulf no sabía bailar para nada del mundo. Eso hizo que todo fuera el doble de divertido.

Los chicos también arrastraron a los músicos a bailar con ellos. Gulf le dio la vuelta al dueño del kiosko para aplaudirle al final con mucho entusiasmo.

El sr. M bailaba abrazado a ambos empleados quiénes no dejaban de reír por la carita feliz de Mew quién apoyaba su cabeza en medio de ambos.

—¡Son gemelos!— El sr. M ríe. —¡Debía bailar con ambos!

El dueño del kiosko ríe mientras que Gulf se quedó sin entender la razón de por qué el sr. M bailaba con los dos empleados a la vez.

Al salir de allí, caminaban por la carretera con la vista del amanecer.

—¿Te divertiste?— El sr. M pregunta con una sonrisa de oreja a oreja sin soltar su mano.

—Sí, señor. Es una pena que no hayamos visitado la Torre Eiffel...

—Entonces, usemos tu velocidad.

El sr. M toma ambas de sus manos. Gulf ladea la cabeza con confusión.

—Sr. M, usted me había dicho que podría ser peligroso usarla en una carretera humana.

—Y muy bien que lo recuerdes pero,— El sr. M suelta sus manos para aplaudir levemente ahora inclinándose para acortar el espacio entre sus rostros, formalmente ocultando sus manos contra su espalda. —sería una pena que no hayamos visitado la Torre Eiffel. ¿No?

Gulf sonríe, bajándose un poco para gritarle a su señor: «¡A mi espalda!».

El sr. M trepa su espalda de forma entusiasmada rodeando su cuello con sus brazos. Gulf usa su súper velocidad por toda la carretera viéndose como un rayo veloz azúl que incluso hace una rajada en la carretera (no muy grave). El sr. M mira detrás de él para ojear la rajada.

—Oops.— Él dice, volteando hacia el frente.

Gulf sube toda la Torre Eiffel hasta que al fin están en ella en el último piso de arriba. El sr. M está tan mareado que ríe con desbalanceo.

Su cuerpo se tambalea por lo que se mueve hacia la baranda casi cayéndose de esta de no ser porque Gulf lo agarra del cuello de la camisa, retrocediendolo por completo de una caída muy fea pero el sr. M sigue sujetado de la baranda con ambas manos. Su cabello se mueve con la fuerte brisa.

—Lo lamento, señor. No pensé que le diera mareo.

—No te preocupes, Gu. Muchas gracias por salvarme.

Él se da la vuelta para entonces mirar todo con asombro.

—Es hermoso aquí. ¿No lo crees, Gu?

—Lo es, señor.

El sr. M voltea para ver cómo Gulf está observando con adoración el amanecer. La brisa sopla sus cabellos. Gulf se posiciona al lado de su señor.

—Sr. M, no ha dormido nada--

Justo cuando Gulf estaba diciendo eso, Wendy aparece en las escaleras vestida con un completo bodysuit en plateado con unas botas de ancho y plano tacón.

Gulf siente su presencia por lo que se da la vuelta

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Gulf siente su presencia por lo que se da la vuelta. El sr. M también lo hace para respingar.

—¡Wendy! ¡Pero qué sucia! ¿Cuánto te costo y dónde lo conseguiste?

El sr. M pregunta, realmente curioso.

Ella corre en dirección hacia Gulf. Gulf empuja a un lado a su señor para protegerlo. Wendy lanza una patada hacia el pecho pero su patada es bloqueada ya que Gulf se protege así mismo cruzando sus brazos frente a su pecho.

Los ojos de Wendy se iluminan en un azul humanoide mientras le da una sonrisa gatuna a Gulf.

Ella se arquea hacia atrás para apoyar sus manos en el suelo y así alzar la pierna con la que pateó a Gulf, en el aire junto a su otra pierna ahora sosteniendo todo su peso en sus manos para dejar sus piernas caer y ella levantarse.

—¿Cómo es esto posible? ¿Te hiciste humanoide maldita psicótica?

El sr. M pregunta con mucha irritación.

Hermanito,— Wendy finge una voz de niña inocente mientras que arranca una varilla de una de las paredes. —¿No te acuerdas de lo bien unidos que éramos cuando pequeños?

—Sí. Me agradabas mucho cuando eras la ratita en cama del hospital. Tenías pulmonía. Me gustaba ir a leerte cuentos, a alimentarte con yogurt.  Yo era tu pequeño hermanito y tu mi hermana mayor.

Al sr. M se le cristalizan los ojos.

—¡Tú eras lo más preciado en mi vida seguido por mamá!

El sr. M le grita. Su cuello denota las venas por la rabia que tiene ahora mismo. Sólo quiere llorar ante los recuerdos que le vienen a la mente de los últimos momentos en los que eran unidos.

—Tu querida hermana murió en el hospital.— La chica dice.

—¿Qué?— El sr. M se queda más que confundido. Entonces... ¿Contra quién estuvo peleando todos estos años? Y, ¿Había vivido una mentira?

*N/A: ¡La explicación en el siguiente cap! 💖✨

Mi Pequeño Robot| MewGulf Where stories live. Discover now