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  Después de "ese momento íntimo", el sr. M se encerró en su cuarto para dibujar diseños de robots modelos en digital. Una vez terminado, los enviaba por anónimo al correo electrónico de su hermana mayor. Ella obviamente no conocía que era él. Ella lo conocía como Moon: un chico que le da ideas para que ella pueda hacer robots ya que realmente ella no servía para el trabajo.

Todo esto era plan del sr. M pues al final él siempre guardaba sus dibujos para un día llevar a la prensa que ella se copiaba de él.

Terminó de enviar el correo para sonreír malicioso.

Gulf fue a un club de humanoides por un mensaje que recibió en su cerebro. Era anónimo pero le invitaba a pasar por el club.

Gulf fue hacia una mesa ocupada por un chico de cabello en púas gigantes de muy mal tinte con ropas negras desgastadas. Se veía tan sospechoso que Gulf se le presentó.

—Soy Gulf. ¿Eres Bird?

—¡Oh! Sí. Llegaste.

El chico sacude manos con él con una sonrisa algo transtornada. El chico era extranjero con ojos azules.

—No creo que nos hayamos conocido.

—Vine a advertirte. Del sr. M.

—¿Lo conoces?

—Si no cumples su estúpida venganza, te botará.

—¿Disculpa?

—Así me hizo a mí,— El metálico dejo de sonreír. —así nos hizo a la mayoría de los que estamos aquí.

Ahora un gran grupo de humanoides dejaron de bailar para enfocar sus diferentes colores de ojo sobre Gulf.

—Oye, ¿A qué...?

Gulf comienza pero un gigantón por atrás le arranca el brazo robótico seguida de cubrirle la boca para acallar los gritos. Gulf brota sangre negra.

—Seguro que no vendrá a salvarte pero mandarle un mensaje al sr. M. Dile que Buster está aquí.

Gulf le sigue mirando mal mientras que chorros de sangre negra caen al suelo.

—Si no viene por ti, te contaré la historia ente...

—¡BUSTER!

El sr. M grita al entrar. Todos los androides que rodean a Gulf miran en su dirección. El metálico llamado Buster se levanta de la silla con risas.

—¡Esto es increíble! ¡El sr. M sí le importó uno de sus humanoides!

Buster aplaude para mirar a Gulf.

—¿Cuál fue tu truco? ¿Tu cuerpo?

Gulf gruñe en la mano de aquel humanoide parecido a un troll. El sr. M llegó hasta Buster.

—Déjalo ir.— El sr. M muestra su bate.

—Uff. Vino armado.— Buster silba. El grupo de humanoides ríe.

—¿Cómo saliste de aquel lugar, Buster?

—Ah. ¿No mencionas el nombre porque quieres proteger a tu lindo prostituto de allá?

—Cómo. Saliste.

—¿Qué tal si coges a tu humanoide aquí ahora mismo y entonces te cuento?

El sr. M le da en el rostro con el bate. El chico se da la media vuelta por el impulso del golpe. La mitad de su rostro se ha caído. Ahora el metal detrás de esa piel artificial está expuesta y su ojo brilla en azúl.

—¡AGARRENLO!

Buster grita. Un humanoide lo toma por los brazos desde atrás pero el sr. M ya sostenía el bate con ambas manos contra su espalda, sólo tuvo que alzarlo con rapidez para que el bate le diera en el rostro al que lo sostenía por detrás.

Entonces trato de luchar con los demás pero lograron ponerlo de rodillas y poner sus manos contra su espalda.

—¿Cómo saliste de allí, Buster?

—Todos nos ayudamos para salir de allí. Y, oye, ¿no le has contado a tu lindo juguete?

—Tiene nombre...

¡Vaya! En los viejos tiempos me hubiera gustado que me defendieras así. ¡Impresionante!

—Pero siendo honestos,— Busters se pone de cuclillas frente a Mew. —si te falla... ¿Lo vas a tirar también, no?

Mew miró a Buster fijamente. Se tardó unos largos segundos por lo que Buster agrando su sonrisa el doble.

No.

Mew respondió. Buster deja de sonreír.

—Porque él es perfecto y tiene es más humano que tu y yo.

Mew promete.

Gulf muerde la mano del robot gigante para tomar devuelta su brazo y amenazar el cuello del robot gigante con el metal filoso al final del brazo de Gulf.

Él miró a Buster.

—No quiero matar a los de mi especie. Ni a humanos. Pero si debo hacerlo por mi señor, no dudaré.— Gulf mira a su señor por un breve segundo con toda la determinación del mundo. —Ni un sólo segundo en hacerlo.

El sr. M se le queda mirando para sonreír un poco. Realmente orgulloso de su humanoide.

Unos tacones resuenan cuanto más se acercan al sr. M.

—Dejenlos ir. Ellos son mis objetivos.

Los tacones se detienen al lado del sr. M quién levanta la vista de los tacones y sólo murmura: —Mierda...

Era su hermana mayor y si los ha venido a "rescatar" se sabe que no es con buenas intenciones...

Mi Pequeño Robot| MewGulf Where stories live. Discover now