Capitulo II - El Bosque y el Poblado

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- Listo con eso bastará – Sacia había terminado de vendarme la herida, era un corte largo y algo profundo pero por suerte no había llegado a ser letal, me ardía como si tuviera un carbón al rojo dentro de la piel pero era soportable si no me movía bruscamente.

Habíamos logrado escapar por suerte casi ilesos, Uma tenía las piernas raspadas y algunos moretones, además de un tobillo lastimado pero al verla supe que no era tan grave, un golpe que con algo de cuidado y tratamiento se iría sanando, Jorem el mayor de los dos jóvenes hermanos tenía algunos golpes y moretones por el cuerpo y su hermano Kael estaba solamente conmocionado.

Poco después de escapar, nos sacamos los collares y el resto de Hombres y mujeres había seguido su propio camino luego de intentar debatir si se quedaban o se iban solo un par de jovencitos más se quedó junto a una mujer ligeramente más joven que Sacia; El muchacho se llamaba Jabari, la otra chica Alika y la mujer Nayah, era la que nos ayudaba a entendernos entre lenguas, pues era la que más sabía, además de la lengua común.

- Supongo que acamparemos acá, me gusta... - Uma estaba sentada sobre una pila de trapos, mientras Jorem y Kael me ayudaban a terminar de poner las mantas sobre un par de ramas para que hicieran de carpa, yo encendía la fogata y Sacia limpiaba en un cuenco las vendas ensangrentadas.

- Así es... descansaremos esta noche acá, debemos estar lo suficientemente lejos de esos bastardos como para perderlos un par de noches, mañana partiremos al amanecer y continuaremos viajando hasta encontrar algún lugar civilizado donde podamos refugiarnos. –

Me recliné sobre una piedra cubierta por la manta que me había traído y observé el fuego consumir la madera lentamente, había pasado al menos semana y media desde que habíamos huido de ese horrible campamento y más de una vez tuve que matar a algún guardia rezagado junto a Jorem y los otros chicos. Nayah tenía el color de piel morena oscura como Alika, lo unico que las diferenciaba era que esta ultima tenía una larga melena rizada color azabache y la mujer llevaba orgullosamente rapada la cabeza.

- ¿Cómo sabremos qué dirección tomar? – Uma estaba mirándome con sus ojos almendrados y su rostro melancólico.

- Al norte, iremos al reino más cercano... vi un mapa en la carpa de los esclavistas, estamos en la cola sur de Delmeron... el continente del occidente, como lo conoce mi gente... al parecer veníamos de Bahía del Sol... - Todos se agruparon junto a mí, Jorem con una mirada supo que tenía que buscar, el chico tardó poco en buscar el mapa y desplegarlo en el piso.

- Entonces... ¿estamos como por acá? – Uma señaló un punto medio más allá del bosque donde habían acampado los esclavistas.

- Así es, si seguimos por el oeste encontraremos el enorme río dragón, si seguimos rio arriba puede que nos topemos con algún poblado decente o un puesto de avanzada, por lo que tendremos que cuidarnos bien, el resto del camino son carreteras que cruzan los llanos del estrecho del sur por el este y llegan al imperio de Anthar... mucho más al norte está el Valle de sol, la ciudad regente de la Bahía, nuestra opción más viable es llegar al delta de Galint. –

- Entonces debemos seguir al oeste, por la costa lejos de cualquier señor de los sureños... mi hija y yo venimos de un lejano reino llamado Bermini, está al nor-oriente de este continente, la llaman la tierra de las rosas de nieve... hay hermosas rosas que nacen entre las ultimas nieves del invierno cuando la primavera llega, que anuncian con sus prístinos pétalos que la bonanza de la diosa Víunyse ha llegado – Sacia estaba casi como soñando al hablar de su tierra.

- Entonces las llevaré de vuelta a Bermini... Aunque tarde media década en hacerlo... - las miré y luego vi a los chicos que se habían quedado dormidos junto a la fogata.

- Es una noble hazaña Kosei, pero... ¿Cómo llegaremos a Bermini? – Uma miraba un poco al fuego y luego a mí, tal vez era el rojo del fuego o su sonrojo natural que le hacía ver las mejillas como manzanas tiernas coloreadas por el sol, era una chica muy hermosa, pero triste y melancólica.

Nayah simplemente estaba de guardia un poco lejos de nosotros con una lanza improvisada vigilando el perímetro, mientras los muchachos dormían, las dos pelirrojas seguían junto a la fogata a mi lado, parecía que se sentían en más confianza junto a mí que los demás.

La Princesa y El JenariWhere stories live. Discover now