Capítulo VIII - La batalla por Sunval

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Al amanecer del séptimo día los barcos ya habían zarpado rumbo a la bahía del sol, las tropas de tierra atacarían un costado de Sunval y las fuerzas navales atacarían la bahía, a insistencias de los emperadores, varios otros lords enviaron sus tropas para reforzar la estrategia, yo iba en mi nuevo barco "La Dama Jenari" al lado del timonel que dirigía la flota de Galura compuesta en su gran parte por barcos de Reid, Byrech y Gallois, las velas purpuras, blancas y doradas se hinchaban por el viento mientras que al final de la cordillera de montañas se empezaba a avistar la ciudad.

- Capitán, Barcos enemigos al frente – el vigía dio el anuncio y yo di la orden de que fueramos a máxima carga contra ellos, los tres dromones tenían un espolón oculto en la proa, por lo que los esclavistas se llevarían una sorpresa.

- ¡Velas recogidas! ¡Agárrense todos! ¡Saquen remos! – cuando di las ordenes todos hicieron eco de ellas, yo tomé la espada que me habían dado y la desenvainé. - ¡REMEN! –

El barco al tener las velas cerradas y la fuerza de los hombres tomó una gran velocidad, al ir a la carga contra uno de los barcos esclavistas que apenas estaba virando lo tomó de lleno en un costado, el choque casi hizo que mis hombres y yo saliéramos volando, pero quienes sí lo hicieron fueron los enemigos, el barco crujió y se abrió por la mitad mientras se hundía, algunos enemigos trataban de subir por la cubierta pero mis arqueros los fulminaban.

- ¡Atrás! ¡Preparen las balistas! – los remeros dieron el retroceso del barco y este comenzó a posicionarse para disparar a los barcos enemigos que venían hacia la flota de Galura. ¡Fuego! –

Con la orden las balistas lanzaron los enormes virotes encendidos en fuego, los otros dos dromones hicieron lo mismo, por lo que la lluvia de lanzas cayó sobre los esclavistas, cada una caía como un relámpago sobre el agua y otros sobre velas y cubiertas, empalando a quien encontraban a su paso, de los diez barcos esclavistas que había, dos se encendieron en llamas y otros tres quedaron con las velas destruidas.

- ¡Remen! – el barco se lanzó a la ofensiva seguido de sus tres iguales, mientras las galeras y fragatas de los otros abordaban a los barcos que huían por el sur.

La Dama Jenari, junto a Orgullo de Gallois y Rayo de plata embistieron a cada barco enemigo, varios de ellos tragados por las olas e incluso volcados, mientras que ya solo quedaban tres barcos enemigos que habían sido capturados. En la costa el asedio de la ciudad era comandado por lord Whitberd y su hijo, además de los refuerzos del imperio que habían llegado al lugar.

- ¡Balistas! ¡Escupefuegos! – a mi orden los escupefuegos lanzaron su mortífera carga sobre las plazas de esclavos que se encontraban cerca de los muelles, donde los que huían eran acribillados por lanzas y flechas, incluso los arqueros que trataron de defender la ciudad ardían en llamas sobre las almenas por el escupefuegos. - ¡desembarquen! Ustedes defiendan los barcos –

Las balsas bajaban a varios hombres los cuales dirigidos por mí en la vanguardia subimos por las escaleras del puerto hasta la ciudad, donde el fuego y la sangre corrían por cada callejón, tomamos a un grupo de soldados esclavistas mientras estos al verse acorralados retrocedían, nosotros avanzábamos con una formación de escudos y lanzas cerrando el callejón. Uno de ellos trató de jalarme la lanza y lo atravesé con ella en el estómago, a medida que otros rompían las lanzas nosotros les atacábamos con las espadas, de mis hombres si acaso diez habían caído cuando nosotros nos llevamos a cincuenta al menos en ese callejón.

En la plaza principal de la ciudad, lord Whitberd repartía reveses y estocadas como si nada, mientras que su hijo montaba a caballo peleando contra otros, les saludé y me lancé a la carga, el piso se inundaba de sangre, mientras que yo me enfrentaba con cada adversario que encontraba frente a mí, las falanges los encerraban en círculos y allí les dábamos muerte, ya la batalla estaba tan revuelta que tuvimos que arrinconarnos en un grupo de casas donde podíamos defender la posición, mientras que veíamos a los enemigos retirarse al otro lado.

La Princesa y El JenariWhere stories live. Discover now