Capitulo XIII - Tiempos de Paz

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Durante las primeras tormentas de invierno, Nerissa dio a luz a mi primer bebé, una hermosa niña de piel clara y cabello negro como el mío, Nisha y cuando creí que mi felicidad no podía ser más plena, el galeno nos dio la noticia de que eran dos, nació entonces mi hijo Arun, ambos sanos y hermosos, mientras yo cuidaba de mi esposa y mis hijos, Rasso había manejado Sunval y Sunbay en mi ausencia con bastante buena mano.

Cuando ya el invierno entraba con fuerza llevando grandes aluviones y tormentas sobre las tierras, los largos canales y pozos construidos junto a las cisternas canalizaban el agua y la almacenaban, el fuerte de las colinas ya iba por su etapa media de construcción y los edificios de los que había pedido fuesen construidos para el uso público, como la escuela y la biblioteca, incluso el invernadero estaban listos, solo faltaba terminar de arreglar el interior. Ahora mi prioridad era comenzar a establecer las casas nobles que regirían en Sunval y en mis regiones.

Estaba sentado leyendo algunos edictos, negando y aprobando, mientras que venía uno de mis sirvientes a avisarme que el escudo estaba listo, me levanté y fui con él hasta la sala de audiencias, las tejedoras extendieron el gran estandarte sobre el suelo, un sol de bronce que nace del océano en fondo negro bordado de color arena, sonreí y di la orden de que fuese desplegado en lo alto de la muralla y los demás igual, la bandera de la casa Balhall se alzó en las torres y bastiones de todo el marquesado.

Ahora que se había detenido la guerra, por fin pude recibir a los señores que vinieron al castillo, se hizo un festín tan opulento que los platos se sirvieron rebosantes de fruta y dulces, carnes de toda clase y guisos por igual, allí conocí a quienes eran los productores de casi toda la cosecha de Sunval, lord Adler Goldvine y su esposa Tyena de las islas de Nasur.

- Gracias por invitarnos alteza – lord Goldvine, cuyo escudo eran dos racimos dorados de uvas en fondo vino tinto, su aldea era la "tierra verde" y en vista de que las islas del sur de la bahía estaban deshabitadas, le concedí la más cercana a su tierra.

En otros tiempos, cuando Drackem era el mayor imperio de Delmeron, gobernaron sobre todo lo que era el oriente del continente y gran parte del norte, incluso sus límites cruzaban hasta el sur llegando a las islas de Gallasand, pero al caer el emperador gran parte de los reinos se independizaron y las fuerzas mermaron, dejando puestos de avanzada como las islas del Mar del Ocaso abandonadas.

Tal era el caso que las islas permanecieron como pequeñas aldeas agrícolas y pescadoras que no rendían pleitesía a nadie hasta que en la reconquista de Sunval, Kosei las había purgado de piratas y esclavistas, ahora casi todas menos una serian su propiedad directa.

- Insisto lord Goldvine, para mí es un placer tenerlos acá - al observar a la joven pareja, eran bastante llamativos, el vientre levemente abultado de la chica indicaba que iba a nacer un nuevo retoñito para la casa que iba en ascenso como la vid.

En el banquete ellos figuraban como los invitados principales, pues de no ser por Adler, muchos de los sembradíos se hubiesen perdido, Sunval ahora tenía un gran surtido de alimentos de cada tierra y un suministro de agua para cualquier época de sequía por más de un año, lord Moncur no había perdido tiempo y para reafirmar su poder en la capital se había desposado con una joven hija de un mercader bastante adinerado.

Los Reid recuperaron a su hermano luego de que uno por uno me juraron su lealtad y yo les di mi apoyo siempre que lo necesitaran, Damek, mi joven cuñado en persona había venido a verme y jurar lealtad, no solo por ayudarlo a salir de la "bastardía", sino por haber confiado siempre en su padre, en forma de regalo yo le había dado no solo eso, sino también la dote que había otorgado su padre cuando me casé con Nerissa, además de prometerle con conseguirle una joven noble como esposa.

Todos presentes y alegres de que la paz estuviese de vuelta en esa parte del reino, incluso los Edgerton habían firmado una paz amena conmigo, lo mismo que lord Oswyn Byrech, el primogénito del difunto lord Byrech, encantado de dirigir el señorío familiar de Rio Byr bajo mis órdenes, los Whitberd también eran mi familia política ahora, así que lord Haldragam "el oso blanco" también se había juramentado ante mí.

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