Séptima puerta

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-Arriba, ya es hora...- dio unas palmaditas en mi mejilla.
-¿Qué hacen aquí?- pregunté cubriendo a Jade con las sábanas.
-Ya es tarde, hermanito, debemos irnos.- dijo Zacky.
-¿Qué hora es?- preguntó Jade sentándose en la cama.
-Casi medio día. Deben levantarse ya.- respondió Jimmy.
-Sí, pero Jade no se va a levantar de la cama hasta que ustedes se salgan.- dije frotando mis ojos.
-Agh, de acuerdo...- ambos salieron dejándonos solos.

Me puse mi camiseta negra de Guns N' Roses color negra sin mangas, junto con unos pantalones de mezclilla. Me afeité, me acomodé el cabello y quedé listo. Aún no estaba seguro si era buena idea llevar a Jade. Joder, tal vez no debí de haber aceptado.

-Lista, fui rápida, ¿no crees?- dijo saliendo del baño con unos jeans color gris, una sudadera blanca y unos tenis del mismo color.
-Sí, linda.- sonreí.

Después de desayunar algo, tomamos la carretera decididos a encontrar el lugar.

-¿Por qué debemos ir en tu auto si podemos volar?- preguntó Zacky.
-Porque no quiero que se pongan de nenas lloronas como anoche.- dije divertido sin apartar mi mirada de enfrente.
-¿Creen que será fácil entrar?- preguntó Jade mientras miraba con atención el mapa.
-Para nosotros sí, pero para ustedes aún no lo sabemos, Jade.- respondió Jimmy.
-Lo más probable es que sea propiedad privada.- añadí. -Repíteme a dónde vamos, Jimmy.- lo miré por el espejo retrovisor.
-A la carretera Trout Run.- respondió.
-Estamos cerca.- dijo Jade.
-Estupendo, porque no tarda en oscurecer. Si tan sólo no se hubieran quedado dormidos.- rodé los ojos.
-Zacky, los humanos necesitamos dormir para no estar jodidos al día siguiente. No te quejes.- dijo Jade en tono de mamá autoritaria.
-Gracias, cariño.- puse mi mano sobre su pierna.
-Es aquí.- Jade señaló con su dedo índice el inicio de una carretera.

Estacioné cerca, pero procurando no dejar el auto completamente visible ante cualquiera. Me colgué mi mochila en la espalda y tomé de la mano a Jade.

-Se supone que es por aquí...- dijo Zacky caminando al frente.
-¿Qué preparaste en esa mochila?- preguntó Jade.
-Agua, aspirinas, mi magnum revolver, agua bendita, linternas. Todo lo que podamos necesitar, preciosa.- respondí.
-¿Para qué linternas? Aún hay mucha luz.- dijo mirando al cielo.
-Sí, pero cuando crucemos la primera puerta el sol desaparecerá y no veremos nada. Así que las necesitamos.- expliqué. Jade sostuvo mi mano con fuerza, dejándome saber que estaba muerta del miedo. Caminamos algunos metros hasta que nos topamos con lo que parecía ser una común, enorme y oxidada reja, rodeada de vegetación en medio del bosque.
-¿Es aquí?- pregunté.
-Veré...- Jimmy se acercó a la reja, levantó la mano derecha haciendo que de ella saliera un resplandor de luz. Luz por la que se podía ver a través de aquella reja el mismo bosque, sólo que totalmente oscuro y siniestro.
-Sip, es aquí...- aseguró y sin más; dio un salto, cruzando la reja.
-No se separen...- dijo Zacky para después hacer lo mismo.
-Preciosa, no tienes que hacer esto.- dije mirándola totalmente nerviosa.
-No, no, no te dejaré solo. Así que vamos...- comenzó a trepar por la reja. Miré a mi alrededor al escuchar pasos. No lo pensé más y comencé a subir detrás de ella, antes de que el dueño de la propiedad nos viera.

Jade:

Matt tenía razón, al estar justo al otro lado; todo se oscureció, era una oscuridad tan profunda que no podía ver absolutamente nada. Jimmy agitó sus alas haciendo que emergiera una luz de estas. Suspiré un poco aliviada y terminé de bajar. Matt sacó de su mochila un par de linternas y me dio una, enseguida la encendí, me sostuve de la mano de Matt y seguimos caminando. El silencio era realmente espectral. No podía escuchar nada más que nuestros pasos.
-¿Y crees que esa bestia vaya a querer... cooperar, cariño?- pregunté tratando de pensar en otra cosa que no fuera recordar aquella noche en el cementerio justo antes de dar a luz a Gretel.
-Ella no hablará, sino el cuerno.- respondió.
-¿El cuerno?- fruncí el entrecejo.
-Sí, el quinto cuerno justo en el centro. Él es el que nos dirá qué hacer.- explicó.
-¿Cómo harás que nos diga lo que necesitamos?- pregunté.
-No tengo idea, linda.- su respuesta me hizo empezar a temblar más.
-¿La bestia no nos hará nada?- tenía tantas dudas.
-No, ella está sumergida en un profundo sueño hasta que sea despertada el día del juicio.- dijo Jimmy.
-Sí, si es que aún existe...- añadió Zacky.
-¿Dudan que esté viva?- pregunté.
-Sí, hace años nuestro padre se enfadó al enterarse de que Lu intentó apoderarse del mundo sin su consentimiento. Así que le hizo algo a Escarlata, no estamos seguros de qué. Sólo dejó a Leviatán y a Amon, por supuesto.- explicó Jimmy. Me recorrió un terrible escalofrío por la espalda al escuchar ese último nombre.
-Chicos, aquí está la segunda puerta...- susurró Zacky.
-Aquí las cosas ya se pondrán fuertes. Lo mejor será que no llamemos tanto la atención.- la luz que emergía de ellos se desvaneció. Dejando sólo la luz de nuestra linternas. Matt empujó la reja, que era exactamente igual a la primera, sólo que no contaba con ningún candado.
-Si escuchas algo a tu alrededor no intentes buscarlo con la mirada. Sólo sigue caminando, ¿entendiste, linda?- puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
-Sí...- tragué saliva.
-No te sueltes de mí.- concluyó y entramos. Al pasar esa puerta, sí que pude escuchar algo. A veces pasos, a veces a alguien trepando por las ramas de los árboles, a veces murmullos, o simplemente mi acelerada respiración.

Íbamos en la quinta puerta y a mí ya no se me había podido hacer más eterno ese maldito bosque. Al entrar a la sexta, pude ver con claridad a nuestro alrededor pares y pares de brillantes ojos rojos, mirándonos como si fuéramos la cena. Cuando estuve a punto de gritar, Matt me pegó a su cuerpo y cubrió mis labios con su mano.
-No pueden hacernos nada, saben que Jimmy y Zacky están con nosotros.  Respira y no hagas ruido...- dijo en voz baja. Asentí con la cabeza y seguí caminando. En más de una ocasión sentía como una especie de ave enorme pasaba por encima de mi cabeza. Estaba tan aterrada que yo misma cubrí mis labios para evitar emitir sonido alguno. Matt alumbraba con su linterna hacia ciertos rincones, haciendo que aquellas criaturas salieran despavoridas hacia la oscuridad. Ni siquiera había logrado verlas, gracias a Dios, pero sus alaridos de dolor al no soportar la luz me hacían temblar más y más. Al parecer se murmuraban cosas entre ellos en otro idioma que no podía comprender. Por fin llegamos a la séptima puerta, la cual aún desde afuera ya despedía un intenso olor a azufre que me revolvió el estómago.

-Joder, no recordaba que Cerbero estaba aquí...- dijo Zacky con una risita nerviosa.
-¿Quién?- pregunté.
-Sabía que iba a necesitarla...- dijo Matt sacando de su mochila una flauta. -Linda, necesito que toques esto.- me dio el instrumento.
-¿Qué?- pregunté confundida.
-Tuviste clases de flauta en la escuela. Haz algo por mí y toca algo bello, ¿quieres?- sacó su arma y un poco de agua bendita.
-Matt, estoy oxidada, además se supone que no deberíamos de hacer ruido.- miré la flauta con detenimiento.
-Ven aquí...- me hizo agazaparme justo enfrente de la puerta y señaló con su dedo índice hacia adentro. -¿Ves a esa cosa?- entrecerré los ojos y al otro lado pude ver como a la derecha de una puerta en llamas reposaba un enorme perro negro de tres cabezas. Solté un grito ahogado. -Shhh... en cuanto entremos ahí ese bastardo nos va a arrancar la cabeza, así que necesitamos música para asegurarnos de que siga dormido. ¿Puedes hacerlo, preciosa?- preguntó. Con la quijada desencajada y con las piernas temblando asentí con la cabeza.
-Bien, vamos...- me ayudó a levantarme del suelo.
-¿Lista?- preguntó Zacky.
Asentí con la cabeza, sabiendo que en definitiva no estaba lista, pero no tenía opción. Jimmy empujó la última reja, haciendo que esta rechinara. La enorme criatura gruñó entre sueños, provocando que yo me apresurara. Coloqué mis dedos en los huecos de la flauta y comencé a tocar la primera melodía que se me vino a la cabeza. Jimmy y Zacky fueron los primeros en entrar, para posteriormente Matt y yo. Era imposible no hacer ruido con ese suelo repleto de huesos y cráneos que tronaban al pisarlos. Pero afortunadamente la melodía estaba siendo de ayuda suficiente. Con horror vi como esa bestia tenía una serpiente como cola, que al igual que él; dormía profundamente.

-Está cerrada, coño...- dijo Jimmy en voz baja, forzando la puerta.
-Es que Cerbero tiene la llave en el cuello.- añadió Zacky.
-¿¡Qué!?- pregunté en voz alta.
-No dejes de tocar...- dijo Matt entre dientes. Hice caso al instante y seguí tocando.
-Yo lo haré...- dijo Matt con valor. Inmediatamente negué con la cabeza.
-Si no dejas de tocar, estaré bien, linda.- dijo para después caminar hacia el enorme perro.

I Fell In Love With The Devil (Armagedon)Where stories live. Discover now