"No te irás..."

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Jade:

-Oigan, esto tiene más cosas que mi casa.- dijo Nicholas sin dejar de investigar cada rincón del refugio.
-Sólo guarda silencio, no quiero que nos vaya a escuchar alguna de esas... cosas...- dije nerviosa sin dejar de abrazar a Gretel, quién bebía un zumo de naranja de cajita.
-¿Va a tardar mucho tiempo mi papi?- preguntó Gretel.
-No lo sé, cariño.-respondí. Nicholas me miró sonriente mientras sólo me dedicaba a tener a mi hija entre mis brazos, acariciando su cabello, tratando de calmar mis ansias. -¿Qué pasa?- pregunté levemente colorada al ver que su mirada no se quitaba de mí.
-No, no, nada. Se te ve muy bien esa ropa.- se encogió de hombros. Miré mi vestimenta razonando en que era lo más jodidamente sencillo que había encontrado. Sólo una blusa blanca de manga larga y botones con un discreto escote, unos pantalones de mezclilla a la cintura y unos tenis negros. Lo miré aún más confundida y noté que seguía mirando. Era momento de que lo enfrentara.
-Nicholas... ¿puedo hablar contigo un momento?- bajé a Gretel de mis piernas y la puse sobre el sofá.
-Sí, claro, linda.- respondió. Me levanté del sofá y caminé a la pequeña habitación que había con un par de literas. -¿Qué pasa?- preguntó entrando.
-Quería hablar contigo acerca de...- estaba bastante nerviosa. Sólo buscaba las palabras correctas y lo más con tacto posible para no lastimarlo. -Tengo que tocar el tema de lo que me dijiste el otro día.- Nicholas frunció el entrecejo y miró al techo.
-¿Qué te dije?- preguntó con una sonrisa.
-Lo que me dijiste cuando te quité la camiseta.- crucé los brazos en un intento por no verme tan pasiva.
-Ahh eso...- dijo después de varios segundos de pensar. -Sí que te incomodé eh...- rió.
-No es gracioso, Nicholas. Y sí me puse muy incómoda y Matt se dio cuenta.- rodé los ojos.
-Uyy qué miedo...- dijo en un tono burlón.
-Nicholas.- dije con desaprobación.
-Hermosa, sólo fue una broma, no tenías por qué haberte incomodado.- su tono fue un poco más serio. Como era la situación.
-No fue una broma, no mientas, sé lo que haces. No entiendo por qué no has podido superar lo que pasó.- él suspiró en cuanto terminé de hablar.
-Sí, está bien, tienes razón aún estoy enamorado de ti. Pero créeme que no tengo intenciones de meterme en tu relación.- entrecerré los ojos dejándole claro que no le creía. -Lo digo enserio. Matt es un buen tipo, a pesar de que a veces sólo quiera golpearme...- apreté mis labios para no soltar una carcajada. -Y sé que tú lo amas tanto como él te ama a ti. Sólo que como yo aún te amo; a veces... me es imposible no dejártelo claro. Es como si se desbordara de mi ser.- explicó.
-Nicholas, tienes que olvidarte de mí...- dije en voz baja, sintiendo muchísima pena por él.
-Yo lo sé. Me he obligado a aceptar que ya no tengo ninguna oportunidad contigo. Pero cada que veo o salgo con otra chica... sólo busco que se parezcan a ti.- miró al suelo.
-Lo siento mucho...- mis ojos se llenaron de lágrimas.
-No, yo lo siento...- me abrazó. -Te prometo que nada de eso volverá a pasar. No me gustaría que Matt malinterpretara las cosas, cuando tú no tienes nada qué ver.- dijo sin separarse de mí.
-Gracias por entenderlo...- me separé de él y le dediqué una sonrisa.
-No hay problema.- dio un toque en mi nariz con su dedo índice. Ambos reímos y salimos de la habitación.
-¡Mami, mami, mi papi ya volvió!- dijo Gretel emocionada.
-¿Qué?- pregunté confundida, ya que era demasiado pronto.
-Sí, está afuera...- añadió Hunter. Miré a Nicholas preocupada y él enseguida se acercó a las escaleras, subió y quedó cerca de la puerta. Hubo unos segundos de silencio, tratando de escuchar lo que los niños habían escuchado.
-Shhh...- Nicholas puso su dedo índice sobre sus labios al ver que mi boca estaba a punto de procesar palabra.
-Nicholas, abréme, soy yo.- escuché la voz de Matt desde afuera. Sabía que era su voz, pero también estaba segura de que no era él.
-Es mi papi...- Gretel intentó acercarse, pero yo coloqué mi brazo derecho delante de ella y la hice retroceder. -No, él no es tu papi..- susurré.
-¿Cuál es la contraseña, viejo?- preguntó Nicholas armándose de valor. Hubo silencio una vez más. Incluso estaba reprimiendo en esos momentos mi respiración. Nicholas tomó su rifle de asalto lentamente sin dejar de mirar la puerta y esperó respuesta. Lo siguiente fue un estruendo de un fuerte golpe en la puerta taladrando mis oídos. La puerta se desprendió y dejó a Nicholas noqueado en el piso. El golpe de aquella criatura había sido tan fuerte que incluso pedazos del suelo arriba de nosotros comenzaron a caer. Su aterradora y enorme cara se asomó por el hueco que había logrado hacer.
-¡Aaaahhhhh!- Gretel gritó aterrorizada. Tomé la escopeta que Matt me había dejado y comencé a disparar en contra de aquella criatura de piel color grisáceo pegada al hueso, de enorme boca y numerosos dientes, y unos pequeños ojos blanquecinos que al comenzar a ser herido; se transformaron en color Carmesí. Soltó un alarido de dolor y trepó por las paredes como si de una araña enorme se trarara. Luna comenzó a ladrar como loca, haciendo que me estresara más de lo que ya estaba.
-¡Aaaahhh ayuda!- gritó Hunter cuando esa alimaña lo tomó con una sola mano del cuerpo.
-¡Déjalo en paz!- grité y seguí disparando. Rápidamente se aproximó a la salida, pero Nicholas se levantó y disparó justo en su cabeza; un pedazo de sus sesos se estamparon en la pared. Se volvió hacia Nicholas con rabia y y con sus larguísimas uñas rasgó su pecho haciendo que cayera al suelo. -¡Hunter!- la criatura salió junto con el niño en la mano y se alejó rápidamente de ahí. -¡Nicholas!- solté mi escopeta y me arrodillé en el suelo. -Santo Dios, no, no, no, no...- dije preocupada al ver que había rasgado parte de su garganta. -Vas a estar bien, te voy a curar...- tomé mi chaqueta de mezclilla y comencé a tratar de limpiar su sangre con ella. -Hija, por favor, ve a buscar un botiquín de primeros auxilios, rápido.- ella hizo caso, a pesar de que lloraba del miedo por lo que acababa de suceder.
-Siento que me quema...- dijo con la voz cortada mientras la sangre brotaba y brotaba de su garganta.
-Es normal, sólo resiste, te voy a curar...- supliqué.
-No vas a poder curar esto... y lo sabes...- la chaqueta quedó empapada por su sangre. Dios, no, se estaba desangrado rapidísimo.
-Voy...- trataba de pensar en algo rápido. -Llamaré a Andrew, él me dirá qué hacer...- tomé mi celular.
-Tiene cosas más importantes qué hacer...- su sangre comenzó a llenar mis manos.
-Sólo dame un minuto lo llamaré...- insistí.
-Linda...- bajó mi mano lentamente junto con el teléfono. -Déjalo así...- negó con la cabeza.
-No, no voy a dejar que mueras...- sentí mis lágrimas al borde de ser derramadas.
-Tienes que ir tras ellos...- tomó aire. -Ese niño tiene la lanza, por eso se lo llevaron.- sólo negué con la cabeza. -Mi auto no está muy lejos de aquí... lo dejé en el jardín de la casa de al lado... cubierto entre los arbustos...- su voz cada vez se apagaba más y más. -Eres muy valiente... sé que lo encontrarás...- las lágrimas empezaron a empapar mis mejillas.
-No, no te mueras. Todo esto es culpa mía...- sollocé.
-Claro que no, nada de esto es tu culpa...- acarició mi mejilla. -Al menos podré irme sabiendo que estarás bien...- tosió y vi como su rostro se tornaba totalmente pálido.
-No, no, no, no te irás...- me incliné hacía el y coloqué ambas manos entre su rostro.
-De hecho... creo que morí en cuanto esa cosa me hirió... sólo que desperté al escuchar tu voz...- sonrió. -¿Puedes decirle a Matt que lo siento?... no quise ocasionar ningún... problema entre ustedes jamás...- tosió un par de veces más haciendo que su sangre saliera disparada como si de una fuente se tratara.
-Yo le digo, lo prometo...- susurré. Nicholas sonrió por última vez, hasta que sentí como su mano en mi mejilla se deslizaba hasta el suelo, su mirada se perdía y la luz escapaba totalmente de sus ojos color marrón. Mis temblorosas manos comenzaron a palpar desesperadamente su cuello en busca de puslo, pero sabía en el fondo que se había ido.

I Fell In Love With The Devil (Armagedon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora