Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)

Capítulo 8: Abigail

Cerré la puerta tras ver el auto de Josh desaparecer al final de la calle y fui directo hacia donde aún se encontraba mi padre. 

Sentado en el taburete que Josh había dejado desocupado, mi padre me miró, esperando pacientemente a que le dijera todo lo que había sucedido desde que nos habíamos visto hace horas. 

—Me encontré con Josh en la fiesta que te dije. – Comencé a hablar en el momento exacto en que tomaba las dos tazas vacías de té y las llevaba al fregadero, no quería mirar a mi padre mientras le hablaba de Josh, no quería que ningún tipo de expresión pudiera delatar algo en mí. No quería que él sospechara de cualquier tipo de cosa. 

— ¿Y qué sucedió allí como para que Josh terminara aquí? No sabía que ustedes se hablaban o algo, realmente. 

—No lo hacemos. – Mentí. Comenzaba a sentirme realmente incómoda mintiéndole a mi padre de esa manera, pero temía que su relación con Josh se tornara en conflicto si supiera lo que había pasado entre Josh y yo. No, no había modo de que le dijera toda la verdad. – Estaba con Ivy, pero resulta que Josh es amigo del dueño de ese mismo lugar donde ella trabaja, así que nos encontramos y charlamos unos cinco minutos como máximo. Cuando decidí venirme a casa me encontré con Derek, él quiso besarme, yo no. Josh nos encontró y lo golpeó. – Omití toda la parte en que Josh me había seguido a casa y que todo eso había sucedido aquí, justo afuera de nuestra casa, pero al parecer papá no había escuchado nada en absoluto. Ni siquiera estaba sorprendida, papá dormía como un tronco, nada ni nadie lo podría despertar. Estaba más sorprendida de que él estuviese despierto a esta hora. 

—Lo golpeó y decidieron venir aquí. – Él dijo, no era una pregunta, pero asentí de todos modos a modo de confirmación. 

—Sí. Le expliqué un poco lo que pasó y le ofrecí poner hielo en su mano. Él no tuvo mucha opción de negarse conmigo, ya sabes cómo soy. 

—Lo sé. Espero que Josh no se meta en problemas por tu culpa, Abigail. 

—No lo hará, papá.

No quise pensar en otra cosa, de todos modos.

**

Me terminé de servir el agua en la taza para prepararme un té cuando me di cuenta que no estaba sola en aquella pequeña cocina para los empleados. Me giré un poco por sobre mi hombro para mirar y apreté la mandíbula cuando me encontré con Sabrina allí. 

Sabrina trabajaba en la misma editorial que yo, solo que ella era traductora. Ella había estudiado para ser traductora de español y portugués y ahora estaba en el mismo lugar que yo. Tristemente. 

Tomé mis cosas para irme de allí, pero ella se puso en la puerta para evitar que yo saliera. 

—Permiso. – Espeté sin importarme que alguien más me oyera afuera. 

—Abby, necesitamos hablar. Realmente me has bloqueado de todos los lugares como para poder comunicarme contigo, no he tenido el tiempo como para hablar contigo aquí y sé que si iba a tu casa no ibas a abrir la puerta. 

—Malditamente correcto. Por eso mismo esta conversación no estará sucediendo. Disculpa, si pudieras... 

—Abby, por favor. 

—No. Por favor nada. – Los ojos pardos de mi ex mejor amiga se llenaron de lágrimas y no tardó ningún segundo en ponerse a llorar allí mismo. Mi yo de hace un mes hubiese llorado con ella allí y la hubiese perdonado por cualquier estupidez que haya cometido, pero lo que había hecho se llamaba traición y eso era algo difícil de perdonar. – Te estuviste acostando con mi novio por quizás cuánto tiempo, Sabrina. Eso es algo que las amigas jamás harían. Ahí supe que tú no fuiste mi amiga y estuviste todo el tiempo en acostarte con mi jodido novio. Gracias, pero no quiero tener ningún tipo de conversación contigo.