Capítulo 40: Abigail

888 117 66
                                    

Pasar las festividades de Navidad totalmente sola no era algo que hubiese esperado ni le recomendaba a nadie. Era triste pasar una festividad que estaba destinada a pasar en familia y con tus seres queridos totalmente sola. 


Ivy había ido con sus padres y, aunque Grace me había llamado para preguntar si me uniría a ellos junto a Josh, yo había mentido y había dicho que estaría fuera de la ciudad. Había llorado como la boba que era luego de haber cortado aquella llamada y ni siquiera me molesté en cenar aquella noche. 


Mi padre se había quedado atascado en el aeropuerto de Nueva York debido a los fuertes nevazones, así que no había habido modo que él llegara para la cena. De hecho, ni siquiera había sido capaz de llegar ese día y había prometido llevarme el desayuno al día siguiente.


Me levanté temprano ese día y ni siquiera sabía para qué. No había nada que yo pudiera hacer realmente. En casa ni siquiera habíamos armado y decorado un árbol de Navidad, solo había puesto un nacimiento junto a la chimenea con un par de adornos y eso había sido todo. No me había molestado en hacer nada más, de todos modos.


Extrañaba a Josh como se extraña un día soleado en pleno invierno. Lo echaba tanto de menos que era físicamente doloroso y ni siquiera podía compararlo con algún tipo de dolor, porque era horrible. 


Extrañaba hablar con él, abrazarlo y besarlo, extrañaba absolutamente todo de él y ni siquiera sabía cómo había sobrevivido estas últimas semanas sin él.


Mi teléfono comenzó a sonar con un número desconocido y, tras encogerme de hombros, contesté al segundo tono.


— ¿Hola? 


— ¿Abby? – La voz masculina y ronca del otro lado me desconcertó por unos segundos, impidiéndome reconocerla inmediatamente. – Soy Matt. 


— ¿Matt? ¿Sucedió algo? 


—Sí. – Se me revolvió el estómago y lo primero que vino a mi mente fue Josh. Mierda, iba a vomitar si él no seguía hablando. – Pero nada de lo que tú puedas imaginar. ¿Estás en casa? 


—Sí. – Suspiré. Mi mentira de ayer cayendo al vacío. 


— ¿Te parecería muy raro si me paso por tu casa en cinco minutos? 


—No, en absoluto. 


Él hizo un ruido y me agradeció antes de colgar. 


Mierda. Mierda. ¿Qué estaba pasando como para que Matthew quisiera pasar por mi casa para que pudiéramos hablar? No había ninguna razón para hacerlo, salvo que algo estuviese yendo horriblemente mal.


El timbre de la casa sonó antes que pasaran los cinco minutos y, fue en ese momento, en que pregunté cómo demonios Matthew Ainsworth sabía dónde vivía. Supuse que él lo sabía por mi padre, pero no había pensado en eso antes cuando acepté. 


—Pasa. – Dije cuando abrí la puerta. Él venía solo y vestido totalmente de negro. 


—Feliz Navidad, Abby. – Él me dio un suave abrazo cuando yo le devolví el gesto. 


—Feliz Navidad. – Me dejó ir y yo podía sentir cómo temblaban mis manos por el miedo y la ansiedad. – ¿Qué te trae por aquí? 


—Bueno, la verdad es algo que me tenía preocupado desde hace días y que no había tenido sentido para mí hasta hace un par de minutos atrás. 

Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)Where stories live. Discover now