Capítulo 28: Abigail

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Cerré la puerta detrás de nosotros, Josh quitándose los zapatos a medida que yo caminaba a su lado. 


Lo miré fijamente por unos segundos, preguntándome en qué momento todo cambió como para que Joshua Lovelace estuviera quitándose la ropa en mi habitación en un día normal para mí. 


Si alguien me hubiese dicho hace un par de meses que Josh estaría aquí conmigo, preparándonos para ir a la cama... me hubiese reído como una foca adicta a las drogas, porque no había modo en que yo pudiera imaginar o creer que eso estaría sucediendo algún día. 


Había estado tan segura de mi vida junto a Derek que ni siquiera había pensado en la posibilidad de terminar esa relación y ese mismo día encontrar a quién sería el hombre que revolucionaría toda mi vida, mi corazón. 


Me había vuelto tan diferente gracias a él. Podía notarlo en pequeñas cosas, como el momento en que dejó de importarme lo que los demás pensaban de mí, que podía ser feliz sin tener que rogar por un amor no correspondido, él me había enseñado que la vida estaba para disfrutarla, para disfrutar de los pequeños momentos que la vida te regalaba y que debías aprovecharlos antes de que fuera demasiado tarde. 


Me encantaba pasar tiempo con Josh, me encantaba verlo y escuchar su voz ronca hablar de mil cosas que yo ni siquiera comprendía. Amaba escucharlo hablar de cuando se paraba frente al juez y le daba sus mil razones de por qué él y su cliente debían ganar. Amaba escucharlo hablar de la familia que él había elegido, los Ainsworth. 


No solo eso. Estaba irrevocablemente enamorada de él. 


Josh había logrado ganar mi corazón a través de risas y momentos felices, a través de salidas divertidas y discusiones bobas. Él había comenzado como un simple polvo en la parte trasera del bar y se había convertido en el hombre que quería tener a mi lado. 


— ¿Qué estás haciendo allí de pie mirándome como una acosadora? – Mis pensamientos se evaporaron en menos de un segundo y una sonrisa cálida apareció en mis labios. 


—No estaba mirándote, el mundo no gira alrededor de ti, bobo. – Josh bufó y sus manos se dirigieron a los botones de su camisa azul marino. 


—Claro que sí, Abby. Solo que aún no te has dado cuenta de ello. 


—Lo que sea. – Lo miré unos instantes antes de darme cuenta que quizás él quería refrescarse o algo luego de un largo día de trabajo y luego el partido. – ¿Te quieres dar una ducha o algo? 


Eso pareció llamar su atención, porque me miró con las cejas alzadas. Probablemente imaginando que yo estaría uniéndome a él. 


— ¿Una ducha contigo? – Sip, podía leer sus pensamientos. 


— ¿Quieres ducharte conmigo? – Le sonreí como lo haría un lobo, perversión apareciendo en mi rostro. 


Josh dio un paso adelante y envolvió mi cuerpo entre sus brazos, dándome un beso de lleno en los labios. Mierda, me encantaba besarlo. Amaba sentir el roce de sus labios contra los míos, su lengua contra la mía en una lucha sin fin. 


—Por supuesto que quiero, cariño.


Lo besé una vez más antes de alejarme y tomar su mano para dirigirnos al baño en mi habitación. Saqué un par de toallas mientras Josh comenzaba a juntar agua en la bañera. 


—Pensé que era una ducha, no un baño. – Él se volteó apenas para mirarme, una sonrisa maliciosa en sus labios. 


— ¿Qué te hace pensar que no aprovecharé esta oportunidad al máximo, Abby? Por supuesto que si veo una bañera de este tamaño optaré por un baño a cambio de la ducha. 

Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)Where stories live. Discover now