Capítulo 25: Joshua

1.1K 135 42
                                    

Aquel día viernes volví a la oficina, sintiéndome despierto y renovado. Había estado casi una semana fuera de la oficina y realmente me había hecho muy bien, incluso si lo había pasado enfermo en casa. 


Abby había pasado cada día conmigo y seguía pensando que solo por un milagro ella no se había enfermado también.

 
Ella se había preocupado tanto por mí que no cabía más felicidad en mi interior. Sabía que le había pedido una oportunidad para intentarlo y ver cómo avanzaría esto, pero lo que habíamos estado compartiendo estos últimos días era más de lo que alguna vez pensé o había esperado. Y estaba encantado. 


Me encantaba pasar tiempo con ella, me encantaba tenerla en mi casa y mirarla, verla sonreír, escucharla hablar de cualquier cosa, incluso verla dormir era algo que encontraba sumamente íntimo y estaba totalmente bien con ello.


Miré a Matt frente a mí, quien seguía mostrando dígitos en la pantalla frente a todos en la reunión, hablando acerca de inversiones y negocios, pero no estaba prestándole atención, no estaba escuchando ni una palabra de lo que estaba diciendo y llevaba así desde que la reunión empezó hacía más de treinta minutos. 


Mi mente seguía en cómo Abby había tomado mi mano ayer por la noche antes de irse a su casa, en cómo había apretado mis dedos y me había mirado desde su altura, sus ojos azules habían brillado con algo que había reconocido, pero que nunca había sentido en toda mi vida. No dejé de pensarlo mientras ella se iba y me dejaba con esa sensación y sentimiento de entendimiento, de sentirme querido sin esperar nada a cambio. Joder, se sentía tan malditamente bien. 


Mi mejor amigo siguió hablando por un rato más y, cuando finalmente presté atención, ya era demasiado tarde, no sabía de qué diablos estaba hablando. 


—Lo tienes mal. – Matt dijo cuando salimos de la sala de reuniones y se acomodaba las mangas de su americana gris. 


— ¿De qué demonios hablas? Ya no estoy enfermo. – Matt resopló divertido y me dio esa mirada sabihonda que tanto odiaba. – ¿Qué? 


—No me refiero a tu resfriado, idiota. 


— ¿A qué te refieres entonces? – Entrecerré mis ojos, la sospecha acechándome como un virus. Mi mejor amigo simplemente alzó las cejas. 


—Tu chica imaginaria. 


—No es imaginaria. – Solté con un suspiro. – Que no la conozcas no significa que sea imaginaria. Maddie ha hablado con ella incluso. 


— ¿Maddie la conoce y tu mejor amigo no? ¿Estás bromeando? – Resoplé, dirigiéndome directamente al mesón donde estaban las secretarias esperándonos con pilas de documentos. No tan grandes como solían serlo habitualmente ya que era día viernes, pero igual eran bastantes. 


—Claro que no, ella simplemente llamó a Maddie para preguntarle qué podía hacer para bajar la fiebre. – Matt frunció el ceño y todo quedó pausado mientras éramos bombardeados con papeles. 


—Señor Lovelace, me alegro de volver a verlo. – Dijo Lucy con una sonrisa amable. Las palabras de Grace inundaron enseguida mi mente: la conozco de algún lugar


—Gracias, es bueno volver. Aunque hubiese preferido quedarme en casa con mi chica. – Matt resopló al escucharme y la sonrisa de Lucy tembló un poco. 


— ¡Qué bueno que tuviera a alguien para cuidarlo! – Pude sentir la nota falsa en su tono y me incomodó. 


—Sí, esta chica es maravillosa.

Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)Where stories live. Discover now