୧ *·˚ ʲᵘˢᵗ ᵃⁿᵒᵗʰᵉʳ ˡⁱᶠᵉ┆↰ 𝘠𝘦𝘰𝘯𝘎𝘺𝘶

1:✎ᝰ┆𝘴𝘶𝘮𝘮𝘦𝘳 𝘥𝘢𝘺𝘴 ˗ˏ 🍧 ˎ˗‍‍‍‍

Pasos se dibujaron en la arena blanquecina en pleno mediodía, la playa con agua cristalina y dulce, debía llenarse de turistas con ánsias de conocer la hermosa playa, aunque el hecho de viajar era llamativo, a Yeonjun para nada le agradaba el hecho de estar entre sudorosas multitudes, grandes cantidades de parejas con niños reboltosos correteando y salpicando arena mojada hacia todas las direcciones habidas y por haber, sumado a que la gente en el agua le provocaba mucho pánico, o simplemente no le gustaba que otras personas llegaran a ensuciar la serenidad del lugar, por lo que aquél muchacho de ya 21 años, le pidió a su padre que fueran de viaje a su propiedad privada en las playas caribeñas que él tanto adoraba, y como siempre, sus caprichos no eran ignorados, por lo que a las horas, él junto a su padre, y el mayordomo que, para ellos, formaba parte de la familia, estaban en un avión rumbo a El Caribe, se quedarían allí durante todo el verano; Claro que extrañaría a su madre, y claro que extrañaría Corea, pero que clase de persona con un CI promedio no iría a unas vacaciones a una de las playas más bellas del mundo y en una propiedad privada, obviamente teniendo las posibilidades de darse este lujo, pensaba Yeonjun mientras sus pies se hundían en la suave arena.
Luego de desempacar todo en su cuerto, el sonido del rompimiento de las olas inundó los pensamientos del joven, al mirar por el gran ventanal, su vista había quedado fascinada al ver aquél gran espectáculo, sus ojos no podían creer las hermosas vistas que tenía hacia la playa, no pudo contenerse mucho mas tiempo, y a paso apresurado fue hacia el cajón donde guardaba su traje de buceo, luego de ponerse el traje, que se ajustaba firmemente a cada centímetro de su lechosa piel, fue en busca de su equipo de buceo, para luego bajar rápidamente las escaleras y dirigirse hacia la playa. La arena escurría entre sus dedos, causándole leves cosquillas, las olas del lugar habían cesado, el mar estaba tranquilo, el sol estaba en su punto justo, y Yeonjun solo podía pensar en nadar nuevamente con los animales exóticos, como su padre había hecho con él cuando era niño, de allí había sacado su pasión por el océano y todo lo que en este habitaba. Al zambullirse en el agua la tranquilidad invadía todos y cada uno de sus sentidos, sus castaños y largos cabellos que le llegaban hasta un poco más arriba de los hombros flotaban en el agua, causándole un agradable cosquilleo en la nuca. Cada pedazo de él agradecía estar allí. Su padre era dueño de una de las compañías aereas más grandes de Corea, dándose la posibilidad de extenderse por casi todo el mundo, y la posibilidad de malcriar a su unico hijo de casi todas las formas posibles, a este nunca le había faltado nada, tenía una gran vida llena de lujos, lo que a pesar de ello, no lo habia convertido en un marginado social, era bastante abierto a las personas, lograba hacerse amigo de cualquiera que se le cruzara con su contagiosa sonrisa y graciosa personalidad, debía admitir que era tal vez un poco clasista, pero no era del todo su culpa, su padre siempre le había enseñado a seleccionar bien sus amistades, por que de no ser así, podrían aprovecharse de él y de su dinero, lo cual hizo que yeonjun se volviera una persona desconfiada, pero no desagradable, al menos así quería verlo él.
Su madre era una exitosa abogada, que, a diferencia de su padre, no era una mujer clasista, estaba involucrada en varias obras de caridad, donaba dinero a aquellas personas que estaban en situación de calle, a los niños sin padres, a los geriátricos, y a los que obviamente más lo necesitaran, por eso el admiraba tanto a su madre, que a pesar de poder tenerlo todo, no era codiciosa, tenía un amplio y puro corazón...

Yeonjun al cabo de dos horas, salió del agua para ir hacia su habitación a cambiar su atuendo a uno casual, obviamente no perdería la oportunidad de ir a visitar la ciudad.
Se puso unos jeans cortos, una camisa blanca con palmeras y unas cómodas sandalias crocs.
Se recogió el cabello en una pequeña coleta alta, agarró su teléfono, sus auriculares, y empezó a caminar sin un rumbo aparente. La ciudad no parecía ser muy grande, las calles eran estrechas y largas, entre los locales que había visto, había una gran parroquia, una pequeña cafetería, una barbería y una feria, donde al parecer vendían comidas de distintos sitios.
Las casas en aquél lugar le atraían al castaño, eran altas y tenían colores llamativos, la avenida principal estaba muy poblada, a Yeonjun le daba una horrible sensación de asfixia cuando se encontraba entre multitudes, por lo que optó por ir por una pequeña pero linda senda peatonal, habían pequeños grupos de gente, la mayoría eran adolescentes extranjeros que estaban de viaje con sus adinerados amigos, al mismo tiempo en esta senda había una pareja de ancianos sentados en una banca alimentando blancas palomas, mientras que el hombre sacaba las pequeñas migajas de una baguette, la mujer se la tiraba a las aves, lo que lo enterneció al instante, él nunca había estado con alguien, es decir, sí, había estado con varias personas, pero nunca al punto de presentárle esta a sus padres ni viceversa, pero el siempre habia buscado enamorarse de la persona indicada, que lo quisiera mucho y viceversa, que no lo quisiera por su dinero, por su estatus social o alguna de esas cosas...En fin, siguió caminando por aquella, por lo que parecía, infinita senda, y no encontraba nada llamativo, solo locales de ropa de segunda mano, pequeños restaurantes con algunas personas dentro, etc. Con desgano sacó sus auriculares de su bolsillo y se los insertó en ambos oídos, puso el reproductor aleatorio, y empezó a reproducir música electrónica, para luego seguir con su canción favorita "Fligthless Bird, American Mouth". Sus ojos deambulaban por quien sabe donde, cuando al doblar en una esquina, se chocó con alguien, logrando que ambos cayeran al suelo.

-Auch- Exclamó Yeonjun frotándose la frente con la palma de su mano, cuando al mirar al frente se encontró con un pequeño joven, de rizos rubios y dorados, tenía varias hojas de papel esparcidas por el suelo. Yeonjun se paró y le extendió la mano -Lo siento, estaba distraído ¿Te encuentras bien?- Dijo este esperando una respuesta que no fuera un insulto o un puñetazo.
Aunque cuando el contrario levantó la cabeza le miró con ojos curiosos, y al instante tomó su mano.

-Claro- Dijo este con una fina y dulce voz que enterneció al más alto -no lo sientas, venía mirando unos papel..- Dirigió su vista lentamente hacia el suelo, observando las hojas esparcidas a su alrededor -Oh, maldita sea- Se agachó y empezó a recoger los papeles. Yeonjun sintió algo de pena y empezó a ayudarle. -Que grosero soy, ¿Tú como te encuentras?- Dijo este limpiando el polvo de un papel.

-Estoy bien, no te preocupes- Respondió Yeonjun con algo de indiferencia en su tono, haciendo que el contrario asienta, raramente aún en sus auriculares podía escucharse su canción favorita, y sin darse cuenta, comenzó a cantar el estribillo de esta.

-¿American Mouth?- Preguntó el contrario.

-Así es, ¿la conoces?-

-De no ser así, no habría preguntado- Dijo irónico, dejando que Yeonjun se diera cuenta de la tontería que acababa de preguntar.

-¿Verdad que sí?- Dijo hechándose una risilla.

Ya casi no quedaban papeles en el suelo, Yeonjun intentó levantar la última hoja, aunque al hacerlo, su mano se tocó con la del rubio, logrando que ambos se miraran fijamente por una milésima de segundo, causando un leve sonrojo a ambos.

-Gracias...em-

-Yeonjun, ¿de nada...?-

-Beomgyu- Dijo este extendiendo su mano, siendo estrechada al instante por el contrario.

-Un gusto en conocerte, Beomgyu- Siguió el castaño con una pequeña sonrisa asomandose en sus labios.

-Igualmente, Yeonjun- Dijo con una sonrisa que dejaba a la vista sus perlados dientes -Espero nos volvamos a cruzar-

-Lo mismo digo..- Dijo por ultimo, sintiendo como el más bajo soltaba su mano y se iba con la mirada hacia el frente.

La desilución de pensar que probablemente jamás volvería a verlo le provocaba un pequeño dolor en el estómago, aunque poco debía importarle, era un lugar pequeño, se cruzarían de vuelta...¿verdad?