19: ➼𝘮𝘰𝘮'𝘴 𝘥𝘪𝘯𝘯𝘦𝘳 🥣 ꙰

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La tarde era tranquila, el anaranjado cielo se estaba sumiendo en un bello crepúsculo luego de un pacífico día, aunque el calor solía agobiar al rubio, el verano era probablemente una de sus estaciones más odiadas, no obstante no se quejaba, no era una persona pesimista, por donde lo miraras encontrarías bondad, pues Choi Beomgyu era eso, alegría y buenas vibras, se encontraba recostado en su cama mientras miraba divertidos doramas en netflix, a la vez que chateaba con sus amigos a través de la computadora y editaba fotografías que su madre le había tomado, luego de varios minutos recibió un llamado a su celular.

-¿Hola?-

-Te secuestraré si no me acompañas a la fiesta..- Dijo del otro lado con finjida voz siniestra su mejor amigo.

-Dejate de tonterías, Taehyun- Contestó el rubio con tono serio, había reprimido bastante bien una risa.

-Oh vamos no seas amargado, salgamos- Volvió a repetir con tono de súplica el contrario.

-No lo haré, estoy ocupado y más que cansado, además tienes decenas de amigos, pídele a uno de ellos-

-No es lo mismo..tsk~, marica-

-Claro que sí, y adivina qué, eres el mejor amigo de este marica, lo cual a tí te hace más marica aún-

-No entiendo por que, dices muchas estupideces en tan solo segundos-

-Pero aún así me quieres-

-Claro, si así lo quieres ver- Dijo bajando cada vez más el tono de su voz.

-Cállate, me adoras- Una voz de fondo avisó al rubio que debía bajar al primer piso de su hogar -Debo ir a cenar, espero que puedas encontrar con quien ir, tonto-

-De acuerdo, nos vemos en el instituto, marica- Finalmente cortó, haciendo énfasis en lo último dicho, logrando que el rubio suelte una risilla.

Al bajar las escaleras se topó con la pequeña sorpresa de que ese día su madre estaba cocinando, dado que usualmente la que se encargaba de la limpieza se ocupaba de el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena, las comidas en general.
El más bajo abrazó a su madre por atrás.

-¿Qué preparas, Mamá?-

-Intento hacer Gogi Gui, lo leí en internet- Dijo la mujer mientras revolvía con una cuchara de madera la exquisita mezcla.

-Se ve delicioso-

-¿Verdad que si?- Dijo su madre con orgullo en su voz.

El rubio aprovechó la situación, queriendo meter un dedo en la mezcla para poder probar un poco de esta, en un vano intento ya que su madre le dió un pequeño golpe al dorso de su mano.

-No te abuses, tonto, está caliente-

-Auch..¿En cuánto estará lista?- Dijo mientras sobaba su mano con la palma de la otra.

-Estará lista en unos quince minutos-

-De acuerdo...espera, ¿Por qué me llamaste entonces?-

-Oh, cierto, para que puedas hacer con tranquilidad la mesa- Ante este comentario el rubio abrió exageradamente los labios, fingiendo una indignación en demasía.

-Vil serpiente, fue un engaño- Dijo sarcásticamente mientras se cruzaba de brazos.

-Podrás tener damas de limpieza, pequeño, pero tú, tienes responsabilidades- La mujer le apuntó con la cuchara de madera -Así que por eso mismo les dí tres días libres-

El rubio estaba algo confundido, aunque no contradijo la humilde decisión de su madre, era una gran mujer.

-Como tú digas, Majestad- Dijo finalmente para dirigirse hacia las estanterías donde yacían unos bellos y bien decorados platos de porcelana, junto a los redondos vasos de reluciente vidrio, y cubiertos, que por dentro contenían los nombres de los integrantes de su familia, que a decir verdad, al fin y al cabo solo se basaba en su madre y en él..
Luego de colocar un mantel de color anaranjado pastel, poco a poco fue acomodando los utencillos encima de la gran mesa de madera de roble refinado; Beomgyu era una persona detallista, meticulosa, rozando la obsesión, aquella mesa podría tranquilamente pasar por una cena presidencial si no fuera por la gran falta de personas en el domicilio.
No tenía por qué quejarse, a decir verdad nunca se sentía solo, tenía amigos que lo adoraban y el a ellos, su madre lo quería con todo su corazón, apesar de que su padre la había abandonado a causa de su embarazo, ella siempre mantuvo la vista al frente, el rubio estaba al tanto de esto gracias a su ya difunta tía, Clarisse, aunque nunca le contaría a su madre sobre su algo doloroso descubrimiento.
La bella castaña había fallecido en uno de sus tantos viajes, las cataratas del Niagara parecían un bello destino para viajar, aunque no estaba en sus planes caer por la borda al querer tomar una fotografía, el día de su entierro, el cuerpo de un pequeño Beomgyu de tan solo 12 años dolía, y su alma yacía en un estado de shock, su querida tía era una segunda madre, como un ángel caído del cielo, que simplemente era demasiado bueno para la realidad en la que habitaba, simplemente esperaba que su espíritu bondadoso y libre la guiara a la gloria..

-¿Cariño?-

Sus pensamientos fueron interrumpidos por aquella alta pelinegra con una gran olla desprendiendo un delicioso y apetitoso aroma que el rubio ansiaba por degustar.

-Ya terminé- Dijo con una amplia sonrisa mientras su madre plantaba un ruidoso beso en su mejilla.

-¿Qué haría sin tí, mi niñito especial- Añadió mientras pellizcaba fuertemente una de sus mejillas, haciendo que el rubio forme una mueca de dolor, acto seguido tomó asiento junto a su madre en el moderno comedor.

-Está delicioso, mamá- Balbuceó el rubio con la boca luego de probar el primer bocado, aunque para nada se esperó un segundo pequeño golpe por parte de su madre en su mano, que instantáneamente le hizo tragar su comida.-¡Auch! ¿Eres muy violenta lo sabías?-

-Pequeño grosero, no hables con la boca llena- Ambos rieron un poco a pesar de lo ridículo de la situación -Me recuerdas a cuando eras un pequeño bebé, tenías dos años, solía hacerte puré de manzana y te hechabas el plato completamente encima, debía bañarte por tercera vez en el día, puesto que anteriormente estabas jugando en el jardín como un can, o por que te habías hecho popó- La pelinegra rió mientras el rubio la mirada asqueado.

-Mamá eres desagradable, ¡estoy comiendo!-

-Como si tú fueras una púlcra e higiénica bola de algodón, Beomgyu..Por cierto ¿Qué te parecieron las fotografías?-

Beomgyu decidió no hablar más del tema, puesto que si no lo dejaba allí, probablemente terminaría con náuseas, y para nada quería aquello.

-Maravillosas, mamá, me encantaron- Dijo Beomgyu con nada más que orgullo en sus ojos.

Su madre era un famosa fotógrafa, muchas veces familias ricas la contrataban a cambio de grandes cantidades de dinero para plasmar en bellas y artísticas imágenes una boda, una fiesta de gran importancia, una fiesta de cumpleaños, etcétera. Aunque, a ella lo que más le gustaba era captar la belleza única, el interior de alguien que realmente lo merecía, en este caso lo era su hijo, ella veía belleza y bondad en él, y aquello quería inmortalizarlo a través de imágenes, y eso era lo que a Beomgyu le encantaba de su madre, su manera de ver el mundo era simple y única, nunca encontraba las palabras indicadas para definir a su madre cuando le preguntaban acerca de ella, simplemente acotaba que su sencillez y carisma la caracterizaban, cualquiera que se relacionara con ella, caería rendido ante su belleza y personalidad, sin mencionar su incomparable talento de captar el alma de una persona a través de un lente de alta definición..
Sin embargo, el no creía que en algún punto de su vida, ella, que era una de las causas de su felicidad, sería la que lograría que su vida de un giro de ciento ochenta grados...

-Terminé mamá, dejaré el plato en la vajilla- El rubio sonrió y besó la negra cabellera de su progenitora.

-De acuerdo, Cariño..- La pelinegra tenía en sus ojos algo que el rubio no supo descifrar, como si quisiera decir algo -Hijo..-

-Dime-

-Te amo, con todas mis fuerzas, te amo- Dijo, mientras acariciaba su antebrazo con sus delgadas y pálidas manos.

-Yo te amo a tí, mamá-

Añadió finalmente para perderse en el interior de la cocina.

୧ *·˚ ʲᵘˢᵗ ᵃⁿᵒᵗʰᵉʳ ˡⁱᶠᵉ┆↰ 𝘠𝘦𝘰𝘯𝘎𝘺𝘶Where stories live. Discover now