11:.͙✼̥̊𝘤𝘩𝘰𝘤𝘰𝘭𝘢𝘵𝘦 𝘴𝘵𝘳𝘢𝘸𝘣𝘦𝘳𝘳𝘺✧🍥⁺。̊

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Habían pasado horas desde que habían empezado el karaoke, puesto que ambos habían estado cantando melancólicamente melodiosas armonías, ya eran casi las 7 de la tarde, el sol en unos minutos se escondería para dar paso a la blanca y reluciente luna, esto, mientras ambos reposaban sobre el gran sillón, comiendo frituras y bebiendo gaseosas, cada milímetreo de ellos cada vez más felices por la paz que emanaba aquel lugar, las esacandalosas risas que nacían de sus labios al ver la televisión era melodía para los oídos de ambos.

-¿Lo viste caer?- Dijo el peliazul entre risas observando al rubio que retenía las suyas con algo de beber.

-Fue el mejor- Respondió entre más risas.

Luego de algunos dolores de estómago debido a la falta de aire, se tranquilizaron, apagaron la televisión y juntaron los tazones con frituras.

-Entonces..¿Que hacemos ahora?- Añadió el peliazul al tener a Beomgyu frente a él.

-Tú dime-

-Oh, vamos, sé que quieres algo- Dijo mientras con una pequeña sonrisa observaba al rubio.

-Quisiera..¿Tomar aire?-

En ese momento Yeonjun recordó al pie de la letra la promesa que le había hecho al más bajo, helado, sabor fresa y chocolate, y la playa, claro que no lo dejaría con las manos vacías, pero prefirió no decírselo.

-Ven conmigo- Añadió para acto seguido, tomar su mano y dirigirlo hacia la su habitación. -Cúbrete los ojos- Ordenó mientras sostenía una benda negra entre sus manos.

-Creo que tienes un pequeño problema con mis ojos- Se quejó este.

-Cállate y tapa- Ató un resistente nudo detrás de los rubios cabellos de Beomgyu.

-Bien, ¿ahora qué?- Cuestionó con una línea en sus labios y brazos cruzados.

-Espérame aquí- Lo sentó sobre la cama y este se ocupó de no decir nada.

Dicho esto, en absoluto silencio se dirigió hacia la cocina, en el refrigerador había guardado helado de sabores que le gustaban a él y a su padre, abrió la fría puerta, y cruzó con varios sabores, rogando por que hubiera algo de fresa..vainilla, chocolate, limón, crema, tramontana..comenzaba a perder las esperanzas, pero al levantar un gran pote, dió con aquel sabor, puso estos en potes, que luego fueron a una bolsa, junto a dos cucharillas, hecho esto, se dirigió hacia la habitación donde un rubio le esperaba recostado en su cama, con los ojos bendados y balbuceando algunas palabras.

-¿De dónde saca tantas bendas?- Se cuestionaba en voz baja el rubio, se sobresaltó al escuchar un carraspeo por parte del peliazul.

-Levanta el trasero, Pequeño, nos vamos-

-¿A dónde?-

-Ya lo averiguarás-

Al terminar estas palabras, tomó la mano del rubio y con cuidado le ayudó a bajar las escaleras, llegaron a la sala de estar, o eso lograba percibir Beomgyu, que se sorprendió al notar el sonido de un par de llaves abriendo una puerta, por lógica no era la del frente ¿Dónde lo estaba llevando? Se cuestionaba internamente.
Yeonjun, que tenía los fríos potes entre sus manos, dejó estos sobre la arena, y se colocó detrás del rubio.

-Llegamos-

-¿A dónde?-

El peliazul desató la benda, dejando al rubio perplejo con la vista frente a él, el bello océano, con el gran sol ocultándose tras este, una pequeña brisa con aroma a playa inundó su ser, junto con una inexplicable sensación, tan bella y perfecta como una flor de jardín, como la caricia de uno de sus pétalos simplemente no tenía explicación.

-Me sorprendes cada vez más, Yeonjun-

-Lo sé-

Las manos del peliazul rodearon por detras al más bajo, aunque no creyó que el rubio se sintiera cómodo, estaba dispuesto a quitarlas de allí, aunque se sorprendió al sentir unas pequeñas manos sostener las suyas, para luego tímidamente, hacerlas rodear su cintura.

-Dudo que exista otra oportunidad en la que tenga el valor para hacer esto, Yeonjun-

El peliazul se posicionó delante de él, aunque sin quitar sus brazos de la delgada cintura de Beomgyu.

-¿Hacer qué?- Dijo incrédulo el peliazul.

Dicho esto, frente al bello atardecer, las olas rompiendo en un sordo sonido, el anaranjado y brillante sol irradiando sus últimas señales del día, Beomgyu rodeó el delgado cuello del contrario, se puso de puntillas y quedó a apenas unos cuantos milímetros del rostro de este.

-Besarte-

Finalmente inclinó su rostro, cortando todo el espacio que entre ellos existía, sus labios se unieron y sus almas jugaban entre ellas, las manos de Yeonjun de aferraron a la cintura de Beomgyu como si este dependiera de ello, dándole más cercanía hacia su cuerpo, al igual que el rubio al cuello de este, acariciando levemente sus azules cabellos, sus mejillas ardían cual fuego, tornadas de un color carmesí intenso.
Yeonjun fue el primero el separar un poco sus dos labios, dándole paso a la lengua contrario, este, estaba completamente en las estrellas, era como estar sentado en una nube, o como oler el aroma de una rosa, simplemente extraordinario e irremplazable, cada uno de sus sentidos estaban perdidos en lo más profundo de algún sitio, sus lenguas bailaban en una lenta y delicada danza, se entrelazaban y desentrelazaban, era tan simple y bello como algo erótico, simplemente algo como un sueño, el cual el destino se encargó de hacerlo realidad.
Beomgyu lentamente separó su rostro unos cuandos centímetros del de el contrario, sus respiraciones agitadas se mezclaban y un sonrojado Yeonjun se encontraba frente a él, con su frente posada sobre la de él, y sus narices rozandose tiernamente, Beomgyu definitivamente no podría sentirse más satisfecho y feliz, sus ojos irradiaban felicidad, al igual que los del contrario, era un bello destello que las pupilas de ambos irradiaban, era un vínculo, tan irrompible como el diamante, en ese momento tan transparente como el agua y simplemente, se sentía tan sempiterno, era el momento adecuado, en el lugar adecuado, en las circunstancias oportunas y con los sentimiendos indicados...

-No sabía que podrías llegar a ser tan directo, Pequeño-

-Es una de mis virtudes- Dijo, imitando la frase frecuentemente dicha por el hombre frente a él.

-Tú sabes que no puedo romper una promesa, ¿Verdad?-

-¿A qué te refieres?-

Se separó delicadamente de este, entrelazó sus dedos con los del contrario y lo guió hasta una manta sobre la arena.

-Esperame aquí- Dicho esto se retiró rapidamente, a lo que Beomgyu asintió.

El rubio se encontraba temporalmente en otra dimensión, se preguntaba si aquello era real, si el peliazul era real, si todo lo que había pasado junto a Yeonjun era real, ya que simplemente no podía creer que un alma tan pura podría fijarse en él..

-Dijiste fresa, ¿Verdad?- Dijo el peliazul detrás del rubio con una bolsa con potes de helado dentro de ella.

Allí fue cuando Beomgyu supo que su corazón no latía fuertemente por otra cosa que no fuera el chico frente a él, que su alma quería permanecer junto a la de este durante el tiempo que estos quisieran, que no importa donde fuera, ni en qué circunstancia se encontrara, su corazón se iría con el..

-No lo olvidaste..- Esbozó inconscientemente una pequeña sonrisa.

-Como lo olvidaría, tonto- Tomó asiento junto al rubio y comenzaron a comer pequeñas cucharadas de aquella sustancia.

-Está rico- Dijo mientras recostaba su cabeza encima del hombro del peliazul, ambos observaban las olas rompiendose y sentían la bella brisa veraniega sobre sus rostros.

-Beomgyu..-

-¿Hm?-

-Te quiero...-

୧ *·˚ ʲᵘˢᵗ ᵃⁿᵒᵗʰᵉʳ ˡⁱᶠᵉ┆↰ 𝘠𝘦𝘰𝘯𝘎𝘺𝘶Where stories live. Discover now